Tensiones en el Gobierno

En Moncloa se acaba la paciencia con Pablo Iglesias: «Degrada la Vicepresidencia»

La actitud y deslealtades del vicepresidente Pablo Iglesias ha provocado el hartazgo del gabinete de Sánchez y el Partido Socialista

Aviso de Sánchez a Iglesias por sus deslealtades: «Tras los Presupuestos van a cambiar cosas»

Pablo Iglesias
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en el Congreso de los Diputados.
Joan Guirado

La coalición PSOE-Podemos vive sus días más tensos y decisivos. El desenlace de los Presupuestos, los ultimátums y las deslealtades marcarán el devenir del Ejecutivo de cara a los próximos meses. Los morados «han tensado la cuerda al máximo» y eso, afirman en Ferraz, «ha agotado la paciencia» de un partido con mucha experiencia de gestión y sentido de Estado. En Moncloa no se muerden la lengua al hablar de Pablo Iglesias, el número tres del Gobierno: «Degrada la Vicepresidencia».

La gota que colmó el vaso, hace unos días, fue la enmienda a los Presupuestos para evitar los desahucios y el posterior anuncio de Iglesias, en comisión parlamentaria, sobre los plazos de la aprobación de la prórroga que sorprendió a los socialistas presentes en el Congreso. Dijo que se haría «en dos semanas», algo que rápidamente desmentían sus socios. «No es algo que se pueda hacer de un día para a otro, tiene su complejidad y necesita sus tiempos» añaden desde el Ministerio de Transportes, Agenda Urbana y Movilidad. Y es que aunque Pablo Iglesias quiera apropiarse de la medida, lo cierto es que esta depende de Vivienda, en manos de José Luis Ábalos.

Si bien la relación entre ambos empezó bien, con unos ministros de Podemos más bien obedientes, el paso de los meses y las encuestas del CIS han obligado al líder morado a marcar cada vez más perfil propio para diferenciarse de sus socios y no sucumbir ante el PSOE. Todo cambió a partir de la aprobación del estado de alarma y se acentuó con la salida del país del Rey emérito Juan Carlos l. Esos dos episodios han marcado un antes y un después en la relación de dos partidos que están obligados a entenderse si quieren continuar en el poder.

De la obediencia inicial, Pablo Iglesias y la mayoría de los suyos, no así Yolanda Díaz, han pasado a la rebelión y a los pulsos constantes. Una actitud que desespera en el entorno de Sánchez. Los más allegados al presidente admiten que son «incapaces» de entender los movimientos del vicepresidente segundo, al que acusan de «estar obsesionado con vender sus logros». En el gabinete de Sánchez consideran que Iglesias y su formación actúan como «si se tratara de un partido externo al Gobierno que necesita visualizar a diario su influencia en la toma de decisiones», algo que consideran «un error político de bulto».

«Son unos vagos»

En el PSOE la desesperación con sus socios pasa por «su incapacidad de asumir que son un partido de Gobierno». En Ferraz opinan que «se pasan el día actuando, dentro del Ejecutivo y en el Congreso, como si todavía estuvieran en la oposición». Pese a que existen foros de coordinación entre partidos y grupos parlamentarios, para evitar deslealtades o sorpresas como las de los últimos días, los socialistas asumen que «continúan haciendo lo que quieren». Luego, lamentan, «cuando somos nosotros los que tomamos iniciativa propia con alguna cosa nos acusan de todo».

Uno de esos grupos de coordinación son los conocidos maitines que cada lunes reúnen, en La Moncloa, a Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y sus respectivos equipos. Fue en una de esas reuniones donde, los representantes de PSOE y Podemos, sellaron la paz y se prometieron una lealtad que poco ha durado. Desde hace semanas ese es el único foro donde coinciden presidente y vicepresidente para intentar limar las diferencias. En la agenda de ambos ya no figuran almuerzos face to face en los que, cuando aún tenían buena relación, solucionaban los incendios que habían provocado otros dirigentes socialistas o podemitas.

La última conversación que tuvieron Sánchez e Iglesias entre ellos fue tensa. Tal como reveló OKDIARIO, el encuentro se zanjó con una amenaza del jefe del Ejecutivo a su vicepresidente: «Tras los Presupuestos van a cambiar cosas». El PSOE no quiere enturbiar el debate de aprobación de las cuentas públicas, que consideran tan necesarias y se votarán a finales de mes, con discusiones de carácter interno. Por eso, añaden, será una vez tengan la tranquilidad de que la legislatura está encauzada cuando pondrán normas y límites a la relación entre los partidos de la coalición.

Poco se sabe de los planes de Sánchez, aunque por ahora, en su equipo, descartan la remodelación del Gobierno que había puesto sobre la mesa a principios de verano. Eso, añaden, «dificultaría destensar las cosas» con sus socios. Lo que sí puede haber, sin embargo, es una redistribución de funciones y competencias que restaría poder a los podemitas. Y es que en Moncloa otra de las críticas que vierten sobre sus aliados es que «son unos vagos». En el entorno del presidente lamentan que «no hacen prácticamente nada, únicamente salir en los medios y crear y alimentar polémicas artificiales en su beneficio propio que impiden al Gobierno seguir con su hoja de ruta».

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