Maroto, la candidata que triplicó el tamaño de una navaja «fascista» para intentar frenar a Ayuso

Maroto navaja
Maroto navaja
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

La ministra de Industria y Turismo, Reyes Maroto, ha sido la elegida por Pedro Sánchez como candidata del PSOE a la alcaldía de Madrid. Maroto, con un perfil bajo en el Ejecutivo y una gestión cuestionable, fue protagonista de la polémica campaña de Moncloa para inventarse una «alerta antifascista» e intentar frenar a Isabel Díaz Ayuso en las elecciones del 4-M, con supuestas amenazas de muerte a varios ministros.

Maroto, que se había volcado con el entonces candidato socialista a la Comunidad de Madrid, Ángel Gabilondo -aspirando incluso a ser vicepresidenta económica en caso de que ganase las elecciones- aseguró haber recibido un sobre en la sede central de su departamento con una navaja aparentemente ensangrentada en su interior. La ministra posó incluso ante los medios exhibiendo una fotografía del arma, de tamaño folio, que ampliaba notablemente sus dimensiones. En realidad, la navaja era mucho más pequeña, como evidenció otra imagen de la investigación, en la que se veía que la hoja apenas ocupaba tres dedos de una mano. El arma, según la versión que ofreció el Ministerio de Industria, llegó además en un sobre que incluía dos CD para evitar que fuese vista en el escáner de seguridad, lo que da cuenta también de su reducido tamaño.

«Hoy todos los demócratas estamos amenazados de muerte si no paramos a Vox en las urnas», no dudó en afirmar la ministra en una comparecencia ante los medios. La entonces número dos del PSOE, Adriana Lastra, enfatizó: «A todo delito de odio le precede un discurso del odio», al tiempo que lanzaba un mensaje guerracivilista «al fascismo»: «¡No vais a pasar!».

La carta, se supo poco después, había sido enviada por un hombre con problemas mentales -diagnosticado de esquizofrenia- cuyo nombre real aparecía incluso identificado en el remite del sobre, así como su dirección. Se trataba de un vecino de El Escorial (Madrid), de quien el diario Público aseguró que estaba emparentado con el dirigente de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, algo que fue desmentido. Según la investigación, el hombre había enviado también otra misiva a la Embajada de Turquía en Madrid a la atención del presidente de ese país, Recep Tayyip Erdogan, y llevaba tiempo remitiendo cartas de este tipo a distintas personalidades y organismos, incluyendo en ellas papeles, recortes, dibujos realizados por él mismo o escritos indescifrables. Y lo que era más destacable, siempre con su nombre como remitente, de ahí que en ningún caso se trataba de una «amenaza» puesto que él mismo se identifica en las cartas. En su declaración ante la Policía, el hombre aseguró incluso sentirse un «agente secreto», «un miembro de los servicios de información». La Policía lo consideró «inofensivo».

Además de Maroto, otros tres miembros del Gobierno recibieron por aquellos días supuestas amenazas de muerte, de distinta procedencia, en forma de cartas con balas: el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska; el por aquel entonces secretario general de Podemos y candidato a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, Pablo Iglesias; y la directora de la Guardia Civil, María Gámez.

Esta estrategia de Moncloa para movilizar al electorado fracasó en las urnas. Isabel Díaz Ayuso, como es sabido, arrasó con 65 escaños, a cuatro de la mayoría absoluta, mientras el PSOE se derrumbaba con los peores resultados de su historia en la región. Pablo Iglesias, por su parte, sólo logró sumar tres escaños para Podemos. El líder podemita anunció la misma noche electoral que dejaba todos sus cargos y la política.

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