Mañueco está a 2 escaños de la mayoría absoluta y gobernará cómodamente con la abstención de Vox

Mañueco
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

Alfonso Fernández Mañueco afronta el adelanto electoral en Castilla y León con unas inmejorables expectativas situándose al borde de la mayoría absoluta. Según la encuesta de Data10 para OKDIARIO -la primera tras la convocatoria de elecciones-, el Partido Popular lograría el 40,7% de los votos, lo que se traduce en 39 diputados (la mayoría está en 41). Los populares, que ahora cuentan con 29 asientos en las Cortes, ven confirmado en las urnas el aval a su gestión. Mañueco sólo precisaría así de la abstención de Vox, partido que registra un espectacular crecimiento, pasando de un diputado a 10 (12,4% de votos).

La encuesta constata el descalabro absoluto de Ciudadanos, que apenas lograría un escaño frente a los 13 que consiguió en 2019. El PSOE también se ve muy penalizado en las urnas. Pierde la condición de primera fuerza y baja de 35 diputados a 27 (28,7%). Podemos no logra remontar y se mantiene con sólo dos (5,9%). Unión del Pueblo Leonés y Por Ávila conservarían un asiento cada uno.

Los resultados afianzan así la decisión de Fernández Mañueco, anunciada este lunes, de adelantar los comicios al próximo 13 de febrero ante las maniobras de PSOE y Ciudadanos para desestabilizar el Gobierno regional. En una declaración muy crítica, el presidente autonómico justificó que adelanta año y medio las elecciones por dos razones: por un lado, la «traición» de sus socios de Ciudadanos al pactar a sus espaldas con el PSOE y Por Ávila los Presupuestos de 2022. Por otro, como ya había avanzado este periódico, la operación de los socialistas para presentar una nueva moción de censura. Mañueco confirmó en su comparecencia que había un «riesgo cierto inminente» de que así fuera.

Aunque su deseo era agotar la legislatura, el presidente fiaba también la extensión de su mandato a la «estabilidad» en el Gobierno y las Cortes. La desconfianza hacia el partido naranja siempre ha sobrevolado en las relaciones con los populares, aunque arreció en los últimos días por los contactos durante la negociación presupuestaria. «El chantaje de apoyos por privilegios puede funcionar con Sánchez, pero no conmigo», advirtió Mañueco. El presidente de la Junta de Castilla y León ha destituido a los cuatro consejeros de Ciudadanos, entre ellos, el vicepresidente y portavoz, Francisco Igea, y ha acometido una remodelación del Gobierno hasta los comicios.

Además, el PP tenía fijada en el calendario la fecha del 10 de marzo, cuando el PSOE podría presentar una nueva moción de censura. La preocupación porque esta vez sí prosperase -la anterior fracasó al recabar únicamente el apoyo de los dos diputados de Podemos- era un hecho en el entorno del presidente. Mañueco ha justificado que un «Gobierno Frankenstein» sostenido con tránsfugas sería «nefasto» para Castilla y León. En consecuencia, «las opciones eran moción de censura o elecciones», por lo que ha confiado finalmente en que «el futuro de la comunidad se decida en las urnas» y no «en los despachos».

Hundimiento de Cs

En Ciudadanos, la noticia del adelanto ha provocado un auténtico terremoto. El hasta ahora vicepresidente Igea ha acusado a Mañueco de no ser «un hombre de bien». El dirigente naranja se enteró del anticipo durante una entrevista radiofónica y no ocultó su malestar. No en vano, el partido de Inés Arrimadas fiaba parte de su supervivencia nacional al poder institucional con que cuenta aún en algunas comunidades autónomas. Las perspectivas son nefastas: la formación -muy dañada en toda España por la maniobra iniciada en Murcia para descabalgar los gobiernos del PP- pierde en Castilla y León la confianza de 132.496 votantes.

Los populares se benefician de este descalabro absorbiendo buena parte de su voto, lo que les permite crecer en el arco parlamentario (ganan 95.735 votantes). Una tendencia que se reproduce a nivel nacional y que confirma al partido de Pablo Casado como «casa común» del centroderecha.

El otro gran beneficiado es Vox, que en dos años consigue sumar hasta 85.646 votantes más. Los de Abascal se convierten así en una formación clave para asegurar la gobernabilidad, como ocurrirá en otras regiones, y ven constatada su tendencia de crecimiento en todo el país.

Tras Ciudadanos, el otro gran perdedor es el PSOE. El partido de Pedro Sánchez se deja en Castilla y León hasta 105.341 votos con respecto a 2019. Un claro síntoma del desapego del electorado hacia los socialistas.

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