El juez Soriano ve «una malvada voluntad» de Ana Julia de cometer el crimen

Ana Julia Quezada
Ana Julia Quezada en una imagen antes de ser detenida.
Joan Guirado

El magistrado que lleva el caso de la muerte del pequeño Gabriel Cruz, Rafael Soriano, está considerado un hombre duro, que no escatima tiempo ni recursos en sus investigaciones ni interrogatorios y al que le gusta llegar hasta al final de las cosas. Así lo definen compañeros suyos en los juzgados de Almería y así se desprende del auto de prisión que ha redactado este jueves y al que ha tenido acceso OKDIARIO. Soriano asegura en su escrito que Ana Julia tenía “una malvada voluntad” de cometer y “asegurar” el crimen del pequeño.

Para el juez, la forma en la que actuó la asesina confesa del niño no deja duda alguna de que lo tenía todo organizado. Antes de “engañar o prometer” al niño cualquier cosa para que éste se subiera al coche y le pudiera llevar hasta la finca de Rodalquilar, Ana Julia ya se había desplazado hasta el terreno familiar para cavar la fosa donde lo enterró, como les explicó este martes OKDIARIO.

Según el juez, Las Hortichuelas era el lugar idóneo para Ana Julia para cometer el crimen, porque sabía que allí estarían solos y que nadie les molestaría. Aislados de todos y en total indefensión del pequeño, Ana Julia le asfixió con sus manos hasta causarle la muerte. Una visión, la del juez, que contrasta con la de la acusada que decía actuar en defensa propia. Una vez muerto el niño, la mujer que ya ha ingresado en prisión provisional en El Acebuche (Almería), le desnudó parcialmente y le enterró en el hoyo que había cavado anteriormente y que tapó con piedras decorativas. Luego se puso a pintar, para conseguir una coartada que no le ha servido de nada.

Y es que Soriano no se cree tampoco que el pequeño le insultara ni le amenazara. Su carácter, dice, no lo hace sospechoso de ello.

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