La infanta deja temporalmente la Caixa con un permiso sin sueldo hasta julio

Infanta-Nóos
La infanta Cristina en el inicio del juicio por el caso Urdangarin. (Foto: AFP)

Temporalmente sin sueldo la infanta Cristina de Borbón y la Fundación Bancaria La Caixa han pactado de mutuo acuerdo un permiso sin sueldo para que pueda atender su comparecencia judicial, mientras dure el proceso, según la información a la que ha tenido acceso en exclusiva OKDIARIO.

La situación es muy delicada y los intereses de la entidad y de la propia infanta están enfrentados y “son conscientes de ello”. Su imputación y el juicio, ser fotografiada en el banquillo en cada una de las sesiones que se celebran durante todo este mes de febrero, y su muy próxima declaración resultan letales para una imagen que va unida profesionalmente a La Caixa, donde ocupa el cargo de directora internacional de la Obra Social.

«Fainé estaba muy enfadado y telefoneó a Cusí, el íntimo amigo del Rey, para que llamara a don Juan Carlos. No podía mantenerla en su puesto»

Ya cuando la imputó el juez Castro por primera vez en abril de 2013, la cúpula de La Caixa se planteó despedirla o dejar de contar con ella. Los gritos de Fainé se oyeron en la diagonal, según me informan: “Estaba sobrepasado y poco dispuesto a soportar la imputación de su directora del Área Internacional”.

La primera imputación

Isidro Fainé, presidente de la Caixa y hombre clave en la vida de la infanta Cristina -algunos lo señalan como un referente en la Zarzuela del Rey Juan Carlos- habría asegurado que el escándalo sólo afectaría al poco ejemplar Iñaki Urdangarin, su marido. Cuando supo que ella también caía fue un momento de shock. ¿Qué haría con los estatutos? ¿Acatarlos o rehacerlos? “Estaba muy enfadado y telefoneó a Cusí, el íntimo amigo del Rey, para que llamara a Don Juan Carlos. No podía mantenerla en su puesto. Era insostenible, muy perjudicial para la entidad. Estaban muy nerviosos. Cusí le contestó con un rotundo: llámalo tú”.

Quien me detalla esta conversación, que tuvo lugar poco después de que el juez Castro encontrara indicios para acusar a la hija del entonces Rey, Juan Carlos I, me explica que fue un consejero del banco quien consiguió calmar los ánimos y plantear que lo más acertado sería esperar a ver si prosperaba la acusación. Finalmente, la Audiencia de Palma desestimó el blanqueo de capitales que señaló Castro, pero instó al magistrado a que siguiera la pista del delito fiscal.

La infanta en el banquillo

Dos años después, Cristina de Borbón se sienta en el banquillo para ser juzgada como cooperadora necesaria de dos delitos fiscales de su marido. La acusación popular, ejercida por el sindicato Manos Limpias, le pide ocho años de cárcel.

Fue a su vuelta de Washington en 2012 cuando Cristina de Borbón se reincorporó como directora del Área Internacional de la división benefactora de la entidad y representa, o debiera representar, una serie de valores que la entidad pretende transmitir a la sociedad “a través de la actividad desarrollada en todos sus ámbitos de actuación, y de la conducta de sus empleados y miembros del órgano de administración”. Nada de esto parece encajar en el perfil que ahora dibuja la ex duquesa de Palma, procesada en un caso de corrupción: ni el compromiso social, ni ser referencia a escala internacional en la defensa de los derechos humanos, la paz, la justicia y la dignidad de las personas. ¿Qué directivo saldría indemne de semejante desgaste de imagen?

Siguiendo el ejemplo de Telefónica y Urdangarín

Telefónica invitó a su marido a dejar su puesto como responsable de la compañía en Latinoamérica en agosto de 2012, tras la bofetada de su imputación a finales del año anterior y de su desaparición fulminante de la Familia Real. Sin embargo, Ignacio Urdangarin -como siempre se refiere a él Samantha Romero, presidenta del tribunal que juzga el caso Nóos- envió desde Washington un comunicado a la agencia Efe en el que argumentaba que se trataba de una excedencia temporal, con suspensión de contrato, ante la posibilidad de que el procedimiento judicial abierto contra él “pudiera tener alguna incidencia negativa para el grupo”. Se trasladaría a Barcelona con su familia “con la intención de volver a desarrollar con la compañía nuevas actividades en el futuro”.

Nada más lejos de la realidad. Nunca más ha trabajado para Telefónica ni para ninguna otra empresa. La dificultad para la infanta, que en la tarde del lunes ha llegado de nuevo a Palma para asistir al juicio que se reanuda este martes, crece cada día. Su marido se enfrenta a 19 años de cárcel y su trabajo en La Caixa está en el punto de mira.

Ahora, ha negociado un permiso temporal no remunerado pero lo cierto es que la imagen de la entidad sufre en mayúsculas los titulares que aúnan la corrupción a la sociedad que constituyó junto a su marido (Aizoon S.L.) a la que éste desvió más de 2 millones de euros de fondos públicos. La Fiscalía Anticorrupción, que no ha presentado acusación, sí la señala como responsable a título lucrativo.

La Caixa no confirma cuál será el siguiente paso tras este primer distanciamiento, pero la decisión final dependerá del proceso judicial y la sentencia. “La infanta está muy preocupada por su futuro y el de sus hijos. Sabe que Iñaki irá a la cárcel y ella será, más que nunca, cabeza de familia y con graves problemas económicos. Les piden una barbaridad de millones de responsabilidad civil y no los tiene”, me asegura una fuente bien informada.

Es más que probable que su marido tenga que entrar en prisión, una vez juzgado, y deberá cumplir condena en España lo que plantea un nuevo problema: la decisión de dejar su residencia actual en Ginebra e instalarse con sus hijos cerca del padre. No parece muy lógico que se quede allí sin él. Si finalmente se decide podría peligrar su trabajo para la fundación Aga Khan, entidad con la que colabora desde que se trasladó a Suiza en verano de 2013, o no.

El Palacete de Pedralbes

Esto realmente no se puede asegurar y quizá pueda conservarlo porque hasta ahora ha tenido la fortuna de residir donde el corazón la ha llevado y con trabajo asegurado. La Caixa ha sido su casa desde que comenzara su labor en 1992 pero también fue fundamental para su casa, la casa de su perdición, la de Elisenda Pinós en el elitista barrio barcelonés de Pedralbes, el famoso palacete.

El 15 de octubre de 2004, un año después de que comenzara la aventura de Nóos con Diego Torres, La Caixa concedió un crédito a los Urdangarin Borbón de 5 millones de euros. Él declaraba entonces unos ingresos de 36.000 euros anuales, salario escaso para abordar un crédito tan alto, pero el detalle es que ella trabajaba para la entidad. La infanta y su marido consiguieron una cuenta de crédito con garantía hipotecaria por los 5 millones de euros ya mencionados, con interés de Euroibor más 0,5% a 30 años, sin comisiones y lo mejor de todo: contaban con 4 largos años de periodo de carencia. 48 cómodos meses en lo que sólo tendrían que abonar los intereses, ni un euro más. Después, a partir del quinto año debían desembolsar 100.000 euros anuales de hipoteca hasta el 2018, y 200.000 euros anuales entre 2018 y 2028: después, 300.000 euros hasta la fecha de vencimiento, 2033.

No se cumplió ninguna de estas condiciones, entre otros motivos, porque no ha dado tiempo. Compraron la magnífica vivienda por 5,8 millones de euros, los primeros cuatro años pagaron cero de principal y abordaron una reforma que les supuso unos 2 millones de euros más. Atrapados por el caso Nóos, tuvieron que venderá. El año pasado, el juez Castro les autorizó la operación con la premisa innegociable de que parte del dinero se ingresara en la cuenta del juzgado para cubrir parcialmente la responsabilidad civil.

La infanta Cristina aseguró, durante su declaración ante el juez Castro, que el 1.200.000 euros que dieron como entrada para adquirir el deseado inmueble fue un préstamo del Rey, su padre. El magistrado le insistió si no se trataba en realidad de una donación y le recordó que sólo había devuelto 150.000 euros. Ella, visiblemente afectada, le contestó: “Es mi padre, Señoría. Me lo ha prestado y se lo devolveré”. Difícilmente podrá cumplir esa afirmación.

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