El ex ministro de Sanidad lo confirma en su libro

Illa pidió consejo a Pablo Iglesias sobre confinar Madrid a la fuerza: «Sin ninguna duda, adelante»

Salvador Illa pidió consejo a Pablo Iglesias sobre confinar Madrid a la fuerza
Salvador Illa pidió consejo a Pablo Iglesias sobre confinar Madrid a la fuerza
Pelayo Barro

El próximo 9 de octubre se cumplirán dos años de una de las decisiones políticas más controvertidas que ha tomado el Gobierno de Pedro Sánchez en el marco de la pandemia de coronavirus. Ese día, por decretazo del Consejo de Ministros, Madrid quedó confinada durante seis meses por el estado de alarma. El segundo, que al igual que el primero luego sería considerado ilegítimo por parte del Tribunal Constitucional. En El año de la pandemia, las memorias de Salvador Illa, el ex ministro de Sanidad desvela algo desconocido hasta ahora: fue el entonces vicepresidente Pablo Iglesias quien le dio a Illa el último impulso antes de tomar la decisión. «Sin ninguna duda, adelante», le dijo Iglesias.

El relato de parte que realiza Illa sobre el decretazo para cerrar Madrid revela que el ex ministro llamó a Iglesias por orden expresa de Pedro Sánchez. Fue el jueves 8 de octubre, el día en que Moncloa tomó la decisión de cerrar Madrid de forma unilateral desmontando todas las estrategias sanitarias que la Comunidad llevaba aplicando semanas. Con éxito, como demostrarían los datos de la OMS posteriormente.

El destino de Madrid quedó sellado en una reunión en el despacho de Sánchez aquel 8 de octubre. El presidente había citado a Illa, a su jefe de Gabinete, Iván Redondo, a la vicepresidenta Carmen Calvo y al
secretario general de la Presidencia del Gobierno, Félix Bolaños. Un día antes, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) había tumbado la instrucción de Illa con la que ordenaba cerrar Madrid: una simple orden ministerial carecía de encaje legal para restringir derechos fundamentales. Tampoco la tendría el estado de alarma, pero eso se sabría muchos meses después.

‘Asesor’ Iglesias

En aquella reunión en el despacho oval de Sánchez, Illa relata que «decidimos que el presidente haría una llamada a la presidenta Díaz Ayuso con el fin de abordar las alternativas legales para mantener las medidas previstas en la orden que acababa de revocar el TSJ de Madrid por razones no de fondo, sino de mera formulación jurídica para adoptarlas». La última frase, que Illa desarrolla anteriormente, acusa a Ayuso de que el fallo del TSJM viene dado por cómo redactó la orden «la Comunidad de Madrid», cuando en realidad salió directamente de Sanidad.

«Antes de llamar a Díaz Ayuso, el presidente me pidió que llamara al vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, para recabar su opinión». En esa conversación telefónica, que se produjo antes incluso de hablar con la presidenta madrileña para negociar una salida, Iglesias, que unos meses después se enfrentaría a Díaz Ayuso en las urnas madrileñas como candidato de Podemos, no mostró reparo alguno en confinar la Comunidad.

«Adelante»

«Le expliqué a Pablo la situación y las opciones y no me dejó acabar la frase: «No tengo ninguna duda de que hay que aplicar el estado de alarma, ministro. Adelante, por supuesto, no podemos echarnos atrás y todo el apoyo, no planteamos ninguna objeción», relata Illa. No era la primera vez que le consultaba ante decisiones puramente sanitarias.

Aquella bendición del jefe de filas de su socio Podemos fue la puntilla para Madrid. Nada más colgar con Iglesias, Sánchez tomó la iniciativa. En presencia de los cargos arriba citados, llamó a Isabel Díaz Ayuso y le planteó tres escenarios: que Ayuso elaborase motu proprio una nueva orden, firmada de su puño y letra, que cerrase Madrid; que pidiera expresamente a Sánchez la declaración del estado de alarma; y tercero, que el Gobierno declarase unilateralmente el estado de alarma. Por parte de Ayuso, cuenta Illa, «no hubo respuesta». Las tres opciones planteadas tenían el mismo resultado: el cierre de Madrid. La llamada terminó ahí.

Al día siguiente se produciría una de las escenas más delirantes de la gestión gubernamental de la pandemia, cuando un Illa malhumorado comparecía en rueda de prensa para anunciar el estado de alarma. «La paciencia tiene un límite. No hay más ciego que el que no quiere ver», advirtió.

Candidato

En su relato no recoge, en ningún momento, los argumentos que plantearon los expertos sanitarios de Madrid para defender su modelo de confinamientos perimetrales por áreas básicas de salud. Una respuesta quirúrgica a los brotes de la pandemia que más tarde alabarían otros países y ciudades y aplicarían con éxito. En cambio, como demostraría un estudio de la Universidad de Oxford, el cierre masivo de ciudades y grandes zonas, como el que aplicó el Gobierno de Sánchez, provocó un aumento exponencial de contagios.

En Madrid, aquel 8 de octubre, la tendencia de positivos, hospitalizaciones y ucis estaba en una línea claramente descendente. La OMS, como desveló entonces OKDIARIO, reconocía a Madrid un retroceso del 29% en los contagios. Eso intentaron transmitir los epidemiólogos de la Dirección General de Salud Pública al Ministerio y al CCAES de Fernando Simón, pero nadie les escuchó. La decisión estaba tomada.

El Gobierno de Díaz Ayuso siempre defendió que aquel cierre fue un intento por borrar el éxito de la implantación de ese modelo regional, diametralmente opuesto a la receta que proponía entonces Moncloa, es decir, Salvador Illa y su comité de expertos. La misma que había recomendado no levantar a Madrid el confinamiento tras la primera ola, y que meses después se demostraría inexistente, como reconoció el ministro antes de partir a Cataluña como candidato del PSC. El mismo camino que tomaría semanas más tarde Iglesias, su interlocutor en aquella llamada, rumbo a estrellarse en las urnas del 4M contra Díaz Ayuso.

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