Crisis del coronavirus

Illa ordenó reforzar la vigilancia del coronavirus unas horas antes de las marchas del 8-M

El Gobierno era consciente de los riesgos de propagación del coronavirus en España; pese a ello, alentó las marchas ideológicas por el Día de la Mujer

Coronavirus en España, noticias de última hora en directo: desescalada, estado de alarma y la nueva normalidad

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El ministro de Sanidad, Salvador Illa.
Luz Sela

El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ordenó reforzar el seguimiento y coordinación del coronavirus unas horas antes de que en toda España miles de personas saliesen a la calle por las manifestaciones ideológicas del Día de la Mujer. Un indicio de que el Gobierno era consciente entonces de los riesgos de la expansión del virus en nuestro país. Pese a ello, evitó desautorizar las marchas que, al contrario, fueron alentadas y jaleadas por varios miembros del Ejecutivo.

El informe elaborado por el Departamento de Seguridad Nacional ese mismo día, y registrado a las 3 de la tarde -apenas dos horas antes del inicio de la manifestación en Madrid- recogía ya expresamente que el ministro «tras la reunión de seguimiento diaria, ha indicado que se van a reforzar los mecanismos de seguimiento y coordinación». Ese día, según el mismo documento, se contabilizaban 589 casos notificados por coronavirus. De ellos, 202 en Madrid, donde se contaban ya 8 fallecidos. De hecho, el informe destacaba que el 60% de los casos estaban concentrados en tres Comunidades Autónomas, Madrid, País Vasco y La Rioja.

Prohibición de bodas en Italia

El informe de Seguridad Nacional, departamento que depende directamente de Presidencia del Gobierno, recogía también las medidas adoptadas en Italia, ya fuertemente impactada por la epidemia del coronavirus y por entonces con 233 fallecidos.

Precisamente aquel mismo día, en el país transalpino había entrado en vigor un decreto de medidas para contener la propagación del coronavirus en la región de Lombardía y otras 14 provincias, las más golpeadas.

Entre esas medidas, varias iban dirigidas a evitar las concentraciones de personas, como la prohibición de celebrar «eventos como bodas o funerales», se recogía en el documento. «También, en todo el territorio italiano, se ha establecido el cierre de centros de ocio como museos, teatros y salas de fiestas».

Es decir, Seguridad Nacional avisaba ya que Italia reaccionaba a la expansión de la epidemia con medidas serias para evitar las multitudes. En contraposición, el Gobierno español animaba a salir a la calle con motivo del Día de la Mujer.

«Riesgo muy alto»

Entonces, los organismos internacionales también lanzaban sus advertencias. Desde el Centro de Prevención y Control de Enfermedades Europeo, por ejemplo, se estimaba que el riesgo de aparición de grupos similares a Italia era «moderado a alto». El riesgo general para la población se mantenía en esos mismos parámetros. Además, se advertía del elevado impacto para los sistemas sanitarios, en coincidencia con la temporada de la gripe.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), recogía además el informe, «mantiene en muy alto el riesgo de propagación e impacto del Covid-19 a nivel mundial, ante el aumento continuo en el número de casos y el número de países afectados».

Pese a todo ello, el Gobierno siguió adelante. Apenas dos días después de las marchas ideológicas, el Ejecutivo sí estimó un cambio en la epidemia y pasó a un escenario de «contención reforzada». Durante toda esa semana, se vaciló en las medidas a aplicar, considerando primero las restricciones a los viajes o a eventos, hasta acabar finalmente decretando el estado de alarma y, con ello, el confinamiento total de la población.

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El ministro de Sanidad, Salvador Illa.

Otros avisos

Ni el Gobierno ni las delegaciones en las Comunidades Autónomas atendieron el 8 de marzo a las recomendaciones y avisos de los distintos organismos internacionales. La evolución de la epidemia, en cambio, era por aquel entonces ya clara en nuestro país, y así lo acabó reconociendo el propio Ejecutivo.

Por poner un ejemplo, como reveló OKDIARIO, la Unión Europea avisó ya el 10 de febrero de los riesgos de los eventos de masas para la propagación del virus.

El documento en cuestión llevaba por título ‘Pautas para el uso de medidas no farmacéuticas para retrasar y mitigar el impacto del Covid-19’ y fue uno de los primeros emitidos por la citada agencia europea, de la que, precisamente, Fernando Simón es asesor. Se trata también del organismo al que Sánchez alude frecuentemente, junto a la OMS, para justificar su gestión de la epidemia.

Ello, pese a que ignoró por completo sus recomendaciones. En concreto, la agencia dedicaba en dicho dossier un apartado a las ‘medidas relacionadas con las reuniones masivas’ y avisaba: «La cancelación de reuniones masivas en la UE puede justificarse en casos excepcionales, por ejemplo, grandes conferencias con un número significativo de participantes en un área altamente afectada». Un escenario que se correspondería con la Comunidad de Madrid el 8 de marzo.

La advertencia del organismo de la UE era clara: «Las reuniones masivas aumentan el número de contactos cercanos entre personas durante largos periodos. Por tanto, pueden conducir a la introducción del virus y a la propagación».

Cuatro días después de haber asistido a la manifestación en Madrid, las ministras de Igualdad y Política Territorial, Irene Montero y Carolina Darias, anunciaron que estaban infectadas por coronavirus. La mujer de Pedro Sánchez, Begoña Gómez, que también participó, lo comunicó dos días más tarde.

El centro insistía en que «las medidas para reducir el riesgo que representan las reuniones masivas incluyen medidas de distanciamiento interpersonal para evitar el hacinamiento y medidas organizativas, como su cancelación, aplazamiento o reorganización».

En su lugar, el Gobierno rechazó el riesgo de la manifestación del 8-M. Sólo un día antes, el propio Fernando Simón explicaba gráficamente: «Si mi hijo me pregunta si puede ir, le diré que haga lo que quiera».

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