Grabación exclusiva de okupas en Barcelona marcando pisos para comprobar si están vacíos

El pasado día 2 de mayo, pasadas las 7 de la mañana, la cámara de seguridad de un bloque de viviendas se puso a grabar el aparentemente extraño comportamiento de una persona que subía piso a piso por las escaleras repasando todas y cada una de las puertas de cada planta. Los Mossos analizan ya el primer vídeo que se conoce de cómo un presunto ojeador de pisos usa señales para averiguar si se trata de casas vacías o habitadas, lo que marca la diferencia para entrar a robar o habitarla como okupas.

Fuentes conocedoras de la grabación aseguran a este diario que se trata de un edificio de viviendas en un céntrico barrio barcelonés que este diario se ha comprometido a no revelar por el temor de los denunciantes.

Este barrio se ha convertido en una auténtica pesadilla para sus vecinos. Poco a poco la zona se ha visto colapsada por la delincuencia y las mafias de okupas que, poco a poco, van sumando pisos usurpados sin que los vecinos puedan hacer nada para evitarlo. Por primera vez un vídeo muestra cómo revisan las casas marcadas antes de entrar a ocupar o robar.

El vídeo al que ha tenido acceso OKDIARIO fue grabado pasado el 2 de mayo, domingo, sobre las 7 de la mañana. En él puede apreciarse a un hombre ataviado con una chaqueta con capucha y mascarilla por debajo de la nariz. Ajeno a que una cámara lo está grabando, el tipo revisa las puertas del rellano, una a una, primero sin más, luego al detalle, con el uso de una linterna. ¿Qué es lo que busca?

Al día siguiente de la grabación de este vídeo un cartel apareció en la entrada del edificio. Uno de los vecinos había encontrado una pequeña pieza de plástico sobre su felpudo. Se había caído al abrir la puerta. Alguien la había depositado en el cierre de su puerta.

Con estos datos los vecinos pusieron en conocimiento de los Mossos tanto el hallazgo del trozo de plástico como la grabación que revela este periódico. La conclusión es que se trata de un merodeador, de un marcador de pisos que coloca señales para luego revisar su estado y así ocuparlos y robar en ellos sin obstáculos.

Si la marca colocada con días de antelación permanece significa que nadie ha abierto esa puerta y es muy probable que se encuentren ante una vivienda vacía.

Guerra de mafias okupas

La zona de la grabación, ubicada cerca de Montjuic y el Raval, está sufriendo un éxodo de vecinos habituales que han visto su día a día totalmente alterado por el incremento de la delincuencia en la zona. Un par de hitos resume muy a las claras la situación de este barrio barcelonés. Los Mossos desalojaron hace unos meses todo un bloque de pisos okupado por un grupo de delincuentes que lo usaron para almacenar objetos robados y realquilar algunas de las viviendas okupadas a cambio de 1.500 euros.

En otra ocasión los okupas entraron en la casa de una vecina de toda la vida mientras su familia la estaba enterrando en su funeral. Y así llevan en el barrio desde 2017, momento en el que muchos vecinos quieren que se recuerde que las primeras ocupaciones fueron apoyadas por activistas cercanos a Barcelona en Común, el partido político de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.

Pero si alguna vez hubo algo de necesidad o romanticismo en aquellas okupaciones de eso no hay ni rastro y ahora mismo este distrito barcelonés se ha convertido en uno de los puntos más peligrosos de la Ciudad Condal por la guerra que existe entre dos clanes: dominicanos y pakistaníes. Ambos grupos se disputan el control de una zona en la que los pisos patera, los narcopisos y las viviendas para almacenar objetos robados le ganan terreno al resto de propiedades cada día que pasa.

Las bandas que se dividen las calles del barrio operan de manera muy diferente, pero el choque de sus intereses ya ha provocado auténticas guerras por el control de la okupación.

Las bandas dominicanas controlan el mundo del tráfico de drogas y todo lo que hay a su alrededor. Las ocupaciones protagonizadas por este grupo de delincuentes van dirigidas sobre todo a favorecer el consumo de drogas en narcopisos y luego utilizar los negocios de la zona que ellos mismos compran o fundan para blanquear ganancias ilícitas.

En el caso de sus rivales, las bandas pakistaníes, las okupaciones van dirigidas a conseguir una flota de pisos patera en los que aloja a decenas de compatriotas que son explotados laboralmente.

La motivación del delito es lo de menos. Al final, los vecinos son los que se marchan por la degeneración de su barrio, sobre todo cuando ven, como en el vídeo que revelamos en OKDIARIO, que el okupa está al otro lado de su puerta.