La Generalitat no recurre la absolución del hijo del escultor Gerardo Rueda pese a haber pedido cárcel
Punto final al esperpéntico caso que pretendía demostrar la existencia de una presunta trama de corrupción ligada al mundo del Arte en Valencia
La Generalitat Valenciana usó recursos públicos para pedir 5 años de cárcel para el hijo del escultor y tras ser absuelto la sentencia es firme por falta de recurrentes
Juicio al hijo del escultor Gerardo Rueda: los expertos ridiculizan a la Generalitat Valenciana
Estas son las autorizaciones que Gerardo Rueda firmó para su hijo y que la Generalitat Valenciana ignora
No sólo la adquisición de obras del afamado escultor Gerardo Rueda no fue un acto de malversación de caudales públicos, tal y como defendían la Fiscalía, la Generalitat Valenciana y una acusación popular vinculada a los actuales directivos del Instituto de Arte Moderno de Valencia, sino que esa compra sirvió para revalorizar y enriquecer en lo artístico y en lo económico los fondos de obras de arte de la Comunidad Valenciana. Ese es uno de los argumentos por los que ha sido absuelto el hijo del afamado escultor Gerardo Rueda, José Luis Rueda, sentencia que desde ya es firme ante la sorprendente inacción del Gobierno encabezado por Ximo Puig.
Sorprendente porque en este caso se ha implicado la mismísima Agencia Antifraude de la Generalitat, obsesionada en perseguir una adquisición de obras de arte a su juicio fraudulenta y por la que en el juicio se llegaron a pedir condenas de cárcel para el hijo del escultor y la ex directora del IVAM, Consuelo Císcar. A la postre en lo que ha quedado este asunto es más en un burdo intento de ajuste de cuentas con la anterior administración de una de las más prestigiosas organizaciones de arte de Europa.
La acusación era gravísima: el hijo de Rueda habría vendido obra póstuma de su padre al IVAM haciendo creer a la institución que se trataba de obra realizada en vida y para ello habría contado con la complicidad de Consuelo Císcar. Esta acusación, además de ser una falsedad palmaria, se demostró a través de pruebas y testimonios en el juicio, denotaba una ignorancia y falta de preparación del procedimiento indigna de instituciones que han desperdiciado recursos públicos en perseguir una acusación sin fundamento. Tal vez ahí esté la explicación a que no haya habido recursos a la absolución de los acusados por no poder refutar ni una coma de una sentencia demoledora para las acusaciones.
Una obra que vale 8 millones
Como los acusadores poco menos que apuntaban al hijo de Rueda como una especia de espoliador de dinero público, vayamos a lo que la sentencia dice sobre el valor de la obra del escultor Gerardo Rueda en poder del IVAM. Entre 2004 y 2006 el IVAM pagó 2,9 millones de euros por ocho obras de Gerardo Rueda. Esa compra tuvo un plus: la donación de 90 obras más por parte del hijo de Rueda. Actualmente esa compra de casi tres millones de euros está valorada por expertos independientes en más de 8 millones de euros. Uno de esos expertos demostró cómo una pieza de Rueda adquirida por 500.000 euros había subastada sólo meses después por casi el doble de ese valor.
Si José Luis Rueda quiso engañar a la Generalitat Valenciana tal y como aseguraban las acusaciones el negocio le salió fatal ya que de haber conservado la obra habría triplicado su valor en cuestión de pocos años.
Lo que no tuvieron en cuenta las acusaciones fue algo que el hijo de Rueda tenía por escrito: el deseo del artista por ver su obra algún día entre las paredes del IVAM, una institución artística por la que el escultor madrileño sentía un gran afecto. Hablamos de un artista que ha expuesto sus obras en los principales museos y capitales del mundo, desde los jardines del Louvre hasta las exposiciones que pueden contemplarse al aire libre en el Paseo de la Castellana.
La otra gran vergüenza de estas acusaciones fue acusar al hijo de Rueda de “vender copias” en lugar de originales. Según las acusaciones las obras vendidas al IVAM fueron realizadas tras la muerte del artista. Los expertos que declararon en el juicio dieron un baño de realidad y conocimiento a las acusaciones: la obra de un artista puede reproducirse hasta 12 veces tras su fallecimiento y será considerada original si se realizan las reproducciones bajo las precisas instrucciones de este. Rueda no sólo tenía esas instrucciones sino hasta dos cartas firmadas por su padre que le autorizaban a reproducir su obra. Hijos de otros artistas han hecho exactamente lo mismo que Rueda y sin contar con el deseo expreso de su padre, pero de eso las acusaciones no tenían ni idea.
Desde hace unas horas la absolución del hijo de Rueda es firme y puede seguir con su vida. Esos sí, el daño provocado por los años de injurias a las que ha estado sometido este hombre a costa de las arcas públicas ya nadie podrá repararlo.