Cuatrecasas

La firma que contrata a Soraya facilitó la negociación de Rajoy con Puigdemont y Urkullu

Soraya Sáenz de Santamaría
Soraya Sáenz de Santamaría. (Foto: Francisco Toledo)
Carlos Cuesta

La ex vicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría se incorpora al despacho de abogados Cuatrecasas como socia y miembro de su consejo de administración. Un despacho cuyo nombre está ligado a Emilio Cuatrecasas, una de las personas que facilitó las negociaciones entre Íñigo Urkullu y Carles Puigdemont para intentar frenar el impulso a la Declaración Unilateral de Independencia y evitar igualmente la correspondiente aplicación del 155 de la Constitución Española.

“Los abogados de vocación tenemos la fortuna de poder servir a la sociedad y al Estado de Derecho en diversos ámbitos. Estoy encantada de volver a ejercer la abogacía y de hacerlo junto al magnífico equipo de profesionales de Cuatrecasas, de cuya experiencia espero seguir aprendiendo los próximos años”, afirmaba Sáenz de Santamaría en su presentación.

Pero lo cierto es que la experiencia compartida con Emilio Cuatrecasas por la ex vicepresidenta del Gobierno va más allá de la meramente jurista. Y es que si Soraya era la persona encargada de la ‘operación diálogo’ con los separatistas catalanes, Emilio Cuatrecasas ayudaba a buscar una salida negociada con esos mismos políticos antes de la ruptura.

Desde el principio se habló -tal y como publicó OKDIARIO- de la mediación vasca. Fue el lehendakari Iñigo Urkullu quién llevó a cabo personalmente algunas de las reuniones con directivos y hombres relevantes catalanes, para intentar mediar en la escalada separatista de la Generalitat. Y, entre esos hombres, estuvo Emilio Cuatrecasas.

El temor de todos los implicados en esos encuentros era el mismo: que si la escalada golpista se descontrolada, el Gobierno de Rajoy no tendría más remedio que aplicar el 155, como ocurrió. Y eso suponía un peligro para la empresa catalana -donde tiene un papel predominante el histórico despacho Cuatrecasas- y para todo el conjunto de la economía española de la que viven las empresas de esta región.

El PNV no era ajeno a esta preocupación. Porque, a fin de cuentas, toda escalada hacia la ruptura en Cataluña se traslada al País Vasco. Y, hoy por hoy, es posible que ya beba más de esta locura EH Bildu o Podemos que el propio PNV -hay que tener en cuenta que los nacionalistas vascos cuentan con el apoyo de la burguesía y el ejemplo catalán ha hecho correr el miedo a una fuerte pérdida de facturación y negocio-.

Urkullu intentó en esos encuentros lanzar un acuerdo in extremis que convenciera a Puigdemont del desastre de la DUI. Los mensajes llegaron al hoy prófugo golpista. Se le explicó que Cataluña se sumiría en un caos y que el Gobierno de Rajoy nunca podría permitir la ruptura. Se le aclaró que no habría ningún Estado que reconociera a su ansiada Cataluña independiente. Y los mensajes le llegaron también avalados por Cuatrecasas. Pero Puigdemont no escuchó y dio luz verde a la DUI.

Fueron, aquellos encuentros, de hecho, el último intento de la ‘Operación Diálogo’. Hoy el último paso ha sido el fichaje por la firma de Emilio Cuatrecasas de la persona que negocio con los partidos separatistas y que igualmente entabló contacto con el PNV.

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