Parlamento Europeo

Los eurodiputados del ‘faker’ Alvise rompen con él y denuncian «coacciones y chantajes»

Solier y Junco han abandonado definitivamente al líder de SALF a través de un comunicado público

Alvise Pérez, Parlamento Europeo
El eurodiputado, Alvise Pérez. (EP)

El proyecto político del faker a sueldo Alvise Pérez se desmorona por momentos. Diego Solier y Nora Junco, los dos eurodiputados que entraron al Parlamento Europeo bajo la marca Se Acabó La Fiesta (SALF), han escenificado este martes su ruptura definitiva con el controvertido agitador digital después de haber sufrido acoso y amenazas continuadas a través de redes sociales.

En un comunicado público, Solier y Junco han denunciado ser víctimas de «difamación, coacción y chantaje» por parte del líder de SALF. «Sus ataques personales, las amenazas públicas y privadas y las campañas de desinformación contra nosotros no sólo carecen de verdad, sino que revelan un estilo profundamente antidemocrático», señalan en un comunicado que ha sacudido la política española en Bruselas. Una noticia que estalla justo cuando el Tribunal Supremo acaba de abrir una nueva causa penal, la tercera, contra Alvise por sus ataques contra la fiscal de delitos de odio de Valencia, Susana Gisbert.

La ruptura, sin embargo, venía gestándose desde hace meses. En diciembre, ambos eurodiputados ya habían dado un primer paso al integrarse en el grupo de Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), la formación que lidera la primera ministra italiana Giorgia Meloni, que dejó fuera del pacto a Alvise hasta que resolviera sus problemas con la justicia española.

Lo más significativo es que Solier y Junco ya ni siquiera figuran como representantes de SALF, sino como «independientes» dentro de ECR, apostando por lo que definen como «una alternativa conservadora, moderna, proeuropea y alejada del populismo tóxico y el espectáculo».

Este terremoto político deja a Alvise Pérez completamente solo en Europa, mientras sus antiguos compañeros de viaje le acusan de comportamientos «incompatibles con una labor institucional seria» y marcan distancias con «prácticas ajenas a la legalidad y al juego limpio democrático».

El caso demuestra, una vez más, que la política no perdona a quienes cruzan ciertas líneas rojas. El futuro de SALF como proyecto político queda ahora en entredicho, mientras su fundador deberá enfrentarse no solo a la justicia, sino también al abandono de quienes hasta hace poco compartían sus siglas.

Lo último en España

Últimas noticias