Diego Solier: «Alvise nos pidió usar dinero del partido para cosas que no eran normales»


El eurodiputado Diego Solier destapa las irregularidades económicas que marcaron su ruptura con el faker a sueldo Alvise Pérez, líder de Se acabó la fiesta. En una entrevista con OKDIARIO, Solier expone las presiones a las que fueron sometidos tanto él como Nora Junco para desviar fondos parlamentarios hacia fines oscuros que nunca llegaron a concretarse gracias a su resistencia.
«Nos pidió dinero de otras partidas para destinarlo a cosas que no eran normales ni sensatas», confiesa el eurodiputado valenciano desde su despacho en Bruselas. Diego Solier detalla cómo Alvise Pérez intentó sistemáticamente acceder a los presupuestos asignados para la actividad parlamentaria, fondos que están estrictamente fiscalizados por las instituciones europeas.
Según explica Solier, estos presupuestos «son para gastos referentes a tu actividad parlamentaria, no para gastarlo en hoteles, restaurantes y demás». Sin embargo, Alvise insistía en utilizarlos para otros fines: «Nosotros siempre intentábamos reconducir la situación de ‘mira, esto no es así o este presupuesto no es para esto, este presupuesto es para estas otras cosas’».
Lo más revelador es cómo Solier y Junco lograron evitar estas desviaciones: «Conseguimos de alguna forma no dedicar ese dinero a esos fines, porque no era lo correcto». Esta resistencia generó tensiones crecientes con Alvise, quien según describe Solier, «hoy dice una cosa y mañana ya se le ha olvidado y está con otra cosa».
«Se le olvida una cosa y se centra en otra hasta que, da igual, en dos semanas se vuelve a acordar de lo que te dijo hace tres semanas y vuelve otra vez a la carga». Hay que recordar las palabras del propio Alvise cuando prometía en campaña que no iba a cobrar «un euro de la política porque ni lo necesito ni lo quiero».
El partido de Pérez proponía «una reducción significativa del aparato estatal para buscar una administración menos burocrática y más eficiente con el fin de optimizar los recursos públicos». Los hechos han demostrado que todo era pura charlatanería.