Cifuentes se escuda ahora en las ‘cloacas’ cuando ella se benefició de una mafia policial que destruyó el atestado del robo

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Cristina Cifuentes, la ex presidenta de la Comunidad de Madrid que se vio obligada a dimitir tras el robo de dos botes de cremas en un hipermercado de Vallecas, responsabiliza de su caída política un año y medio después a una supuesta conspiración de las cloacas del Estado, al «fuego amigo del PP» y a un empresario al que, según ella, osó enfrentarse. Cifuentes se queja ahora de las cloacas del Estado cuando fue ella la beneficiada de una mafia policial que retiró de los archivos de la Comisaría de Vallecas el atestado policial del hurto de las cremas antiedad en el súper.

En el programa de Ana Rosa, en Telecinco, la ex dirigente madrileña aseguró haber sido chantajeada en su día con la difusión de las imágenes de la sustracción del producto cosmético. Según la ex presidenta madrileña, decidió enfrentarse a los extorsionadores lo que motivó su persecución y el final de su carrera política.

Para Cifuentes todos sus males –los casos máster y cremas- fueron propiciados por empresario que quería cobrar un dinero de la Comunidad de Madrid, a lo que ella se opuso. Cifuentes señaló como una parte de la conspiración a sus ex compañeros de partido que se vieron afectados judicialmente, según ella, cuando decidió «levantar las alfombras del Canal de Isabel II», dando origen a la operación Lezo.

Sin embargo, la ex presidenta ha tenido durante años la oportunidad de denunciar en los tribunales de justicia o en los medios de comunicación a esas «manos negras» y nunca lo hizo. Cifuentes sabía que el vídeo de las cremas pendía sobre su cabeza. Uno de sus ex colaboradores declaró a OKDIARIO: «Desde el momento en que fue chantajeada debería haberlo denunciado o dimitir de su cargo porque se convertía en un gestor público vulnerable».

El robo de las cremas

Como desveló OKDIARIO, la ex presidenta madrileña fue descubierta por los empleados de un híper de Vallecas, el 4 de mayo de 2011, cuando introducía a escondidas en su bolso dos botes de crema antiedad. Cifuentes se negó a pagar el producto –como quedaba patente en las imágenes divulgadas- por lo que fue avisada la policía, que se personó en las instalaciones del comercio. En aquellas fechas, la dirigente del PP ocupaba el cargo de vicepresidenta primera de la Asamblea de Madrid y se disponía a iniciar la campaña de las elecciones autonómicas de 2011.

Años después, siendo Cifuentes delegada del Gobierno en Madrid, desaparecieron las pruebas del atestado policial del hurto de los archivos de la Comisaría de Vallecas. La representante gubernamental también se esforzó en recuperar y destruir las imágenes captadas por una de las cámaras de seguridad del súper, pero no calculó que ya circulaban copias de la grabación. Una de ellas fue recuperada por OKDIARIO en abril de 2018.

Cifuentes se quejaba en el programa de televisión de que la cinta fue guardada durante años en un cajón hasta que alguien ordenó su difusión, pero en ningún momento reconoció sus movimientos para poner fuera de circulación la grabación. Ocho meses después del robo fue nombrada Delegada del Gobierno y, por tanto, máxima responsable de la Policía Nacional y la Guardia Civil de la región.

Siete años más de vida política

El hecho de que la cinta hubiera permanecido tanto tiempo perdida en un cajón y no hubiera visto la luz tras el robo sirvió para alargar su carrera política. Si las imágenes hubieran sido divulgadas en 2011, Cifuentes nunca habría llegado a ser delegada del Gobierno, presidenta del PP de Madrid, responsable del Comité Regional de Derechos y Garantías de su partido y, finalmente, presidenta de la Comunidad de Madrid.

Cifuentes también acusó al PP de haber participado en su linchamiento, lo que ella definió como «fuego amigo». Sin embargo, un ex colaborador de Cifuentes manifestó a OKDIARIO que ella siempre se significó por ser una experta en ese «tipo de juegos» contra compañeros de filas. La fuente facilitó a OKDIARIO un correo recibido en enero de 2013 por la entonces delegada del Gobierno en Madrid en su email personal.

El remitente era uno de sus policías de cámara, quien le adelantaba una información sobre su jefe Ignacio González, entonces presidente de Madrid, e Ignacio Cosidó, director de la Policía. Le decía lo siguiente: «La investigación del ático de Marbella sigue adelante. Estos informes de la UDEF que ahora conocemos nos dan la razón. ¿Fue la razón del cese del comisario general de Policía Judicial Rodríguez Ulla? Hay datos de la UDEF que dejan en evidencia a Cosidó y sus declaraciones en el Senado. Saludos».

Cifuentes insistió en denigrar a «los medios que se han servido de las cloacas del Estado, que se han servido del vídeo». Según sus declaraciones, desde el escándalo político ha sufrido «un linchamiento por tierra, mar y aire».

Y, una vez más, relató una versión tergiversada del robo: «Metí las cremas por equivocación. Pasé una vergüenza horrorosa. Las guardé sin querer». Y aportó una interpretación nueva: «Llevaba la cesta y las guardé en el bolso». Nada creíble porque cuando Cifuentes fue interceptada por los trabajadores del súper no portaba ninguna cesta con ningún otro producto. Sólo guardaba los dos frascos de crema en su bolso que estaba cerrado.

Cifuentes tampoco dijo la verdad cuando manifestó que su dimisión no se debió al escándalo de las cremas: «Tenía la decisión de irme antes. Lo iba a comunicar el 2 de mayo». Algo poco probable ya que la dirección de su partido estaba indignada porque se resistía a dimitir por el asunto del máster, mientras ella insistía en presentarse a la moción de censura promovida por la oposición.

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