El ciudadano Juan Marín, entre el ‘sorpasso’ y la mochila de haber apoyado a Susana
El espíritu de la campanada de Arrimadas en Cataluña impregna su caravana
Fundó 'Ciudadanos Independientes de Sanlúcar' en 2006 tras una sonada huelga de basuras
Juan Marín Lozano (Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, 1962) ya no es el ‘ciudadano’ desconocido que compitió en 2015 a la Presidencia de la Junta de Andalucía. Aunque tampoco ha derrochado carisma, el hombre del partido de Albert Rivera en esta comunidad ha ido acaparando mayor protagonismo en la escena política andaluza. Lo ha hecho sobre todo como fiscalizador de la gestión de Susana Díaz desde una oposición constructiva, en tanto Ciudadanos fue quien invistió a la dirigente socialista y le permitió sacar adelante tres presupuestos autonómicos.
El pasado septiembre, cuando ya se daba por hecho un anticipo electoral en Andalucía para adelantarse a la sentencia del caso de los ERE, Martín puso como condición a Díaz la eliminación de los aforamientos políticos para negociar las cuentas de 2019. Un fuego de artificio que terminó con la ruptura del pacto de investidura y lanzó la precampaña hacia las urnas.
Deshacerse de esta mochila de aliado de los socialistas hasta hace sólo dos meses es el principal reto de Marín, por mucho que los centristas se marquen como objetivo de dar el sorpasso al PP y ser segunda fuerza el próximo 2 de diciembre. El primer desafío es más difícil que el segundo, con un PP que todavía arrastra la conmoción del desalojo de La Moncloa por Pedro Sánchez de la mano de los nacionalistas, los separatistas y los proetarras.
Deshacerse de la mochila de aliado de los socialistas hasta hace sólo dos meses es el principal reto de Juan Marín
Como entrenador de voleibol, una de sus pasiones (fue presidente de la federación gaditana), Marín tendrá que usar estos días sus mejores dotes de psicólogo deportivo para convencer a los andaluces de que su apuesta de cambio tras 40 años de socialismo y su negativa a volver a pactar con Díaz son creíbles y garantía de éxito.
A nivel interno, tuvo que superar el ruido de cierto sector crítico con el clan de La Manzanilla, como se conoce al grupo formado por Marín y otros dirigentes de C’s como Matías Alonso (Línea de la Concepción, 1952), diputado en el Parlamento catalán y miembro de la Ejecutiva estatal. Ese ala díscola apostó por Luis Salvador, pero éste ni siquiera compitió a las primarias. Marín contará para la empresa del 2-D con el tirón del propio Rivera y sobre todo de su amiga y andaluza de nacimiento Inés Arrimadas.
La jerezana y su equipo fueron capaces de dar la campanada en las últimas elecciones celebradas, las de Cataluña de hace un año, donde Ciudadanos se impuso al separatismo y ganó por primera vez unos comicios regionales. Este espíritu de hacer todo lo posible para emular la machada, al menos en doblegar al PP, es el que impregna la caravana naranja de Marín.
El comercial ‘independiente’
El candidato centrista inició estudios de Relaciones Laborales pero el fallecimiento de su padre le obligó a dedicarse al negocio familiar, especializado en joyería y relojería. Su vida profesional giró desde entonces en torno al ámbito comercial, asociativo y empresarial. Directivo en la Asociación de Empresarios de Sanlúcar y presidente de la Asociación de Comerciantes, en las municipales de 1983 llegó a ocupar un puesto en la lista de Alianza Popular y en el 2000 trabajó durante un año en el gabinete de comunicación del Partido Andalucía en esta localidad.
Fundó en 2006 la formación ‘Ciudadanos Independientes de Sanlúcar’ tras una sonada huelga de basuras. Y los comicios de 2007, con 45 años, se convirtió en primer teniente de alcalde, ayudando por primera vez al PSOE a gobernar. Pasó a ocupar diversos cargos y responsabilidades en el Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda.
En 2011 fue emplazado por Ciutadans, que todavía no había dado el salto al ruedo nacional, a firmar un acuerdo de colaboración. Con Marín, el partido de Rivera puso su primera pica en Andalucía. La fusión de las siglas llegaría en 2014. Luego vendría su implicación en el Movimiento Ciudadano y su tarea de extender el ideario naranja por toda la comunidad. En 2015 fue instado por la dirección de Rivera a presentarse a las primarias para ser aspirante a la Junta. Tampoco tuvo rival. Y pese a no tener una estructura consolidada en la región, su candidatura terminó obteniendo 9 diputados y jugando un papel clave en la gobernabilidad de Andalucía. «Eran otras elecciones o dar el gobierno a Podemos», defendió entonces Ciudadanos para justificar su apoyo a la baronesa. Para Marín, al que el CIS otorga el doble de intención de voto, aquello es agua pasada.