La Cámara de Cooperación Hispano China ofreció 4 vendedores de test avalados pero Sánchez eligió al timador
El Gobierno de Pedro Sánchez ha sido timado con una partida de test defectuosos contra el coronavirus. Un fraude que empresas privadas cazaron y esquivaron pero el Gobierno no supo eludir. Pero, además, el error fue obstinado: la Cámara para la Cooperación Hispano China ofreció cuatro vendedores registrados por el Gobierno chino y avalados por ese organismo que eran capaces de realizar envíos de tests a España. Pero Sánchez optó por el timo asegurando en público que estaban “homologados”.
La Camara de Cooperación Hispano China “se registró oficialmente en España en 2015. El propósito de la Cámara de Comercio es servir a los miembros, salvaguardar los derechos e intereses legítimos de sus miembros, esforzarse por desarrollar puentes y vínculos, y promover el desarrollo de la cooperación en educación, cultura, comercio, inversión etc. […]”, tal y como señala la carta de presentación de esta Cámara en su propia web.
Cuenta con sede en Madrid, y cuatro sucursales más en España. Y ofreció hasta cuatro vendedores al Gobierno español para poder realizar una compra segura de material sanitario: en este caso concreto, de test de detección del coronavirus.
El organismo ofreció hasta cuatro vías de compra seguras. Sin sorpresas.
De hecho, el timo al Gobierno de Sánchez reviste características llamativas. Porque la empresa privada solicitó toda la información de forma preventiva al mismo vendedor y, tras ver que no se trataba de una compra fiable, canceló la operación, encontró otro operador y ya dispone del pedido. Se trata de una historia increíble para cualquier gobierno serio, pero que ha sucedido y ha retrasado aún más la llegada de los necesarios y muy escasos test.
El ministro de Sanidad, Salvador Illa, reconoció ya este viernes la enorme metedura de pata y señaló que España va a devolver 640.000 test de diagnóstico rápido adquiridos a una empresa china sin licencia, precisamente, por no contar con los estándares de calidad y fiabilidad exigidos.
Es decir, que tras recibirse 58.000 de estos test de detección del coronavirus sin suficiente fiabilidad, el Ejecutivo ha optado por desprenderse de todos ellos. Con el retraso y pérdida de dinero consecuente. Así lo confirmó el titular de Sanidad en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, en la que explicó que España está realizando varias operaciones en China que están abiertas y que permitirán adquirir hasta cinco millones de test. Es de esperar que con más éxito que la de los defectuosos.
De la polémica operación, los primeros 8.000 test que llegaron a España no pasaron los filtros de calidad que tiene el Sistema Nacional de Salud, a pesar de que el producto tenía todas las garantías y el certificado necesario para operar en la UE, según la versión de Moncloa.
Pero lo cierto es que esas comprobaciones se hicieron más tarde de lo que las realizan los operadores privados acostumbrados a comprar productos sanitarios en el mercado chino.
Un operador privado contactado por OKDIARIO, que ha preferido mantener su anonimato, ha señalado, de hecho, que las compras en ese mercado es conveniente que se realicen «con conocimiento de cómo funciona». «Siempre piden el dinero por adelantado, en especial a los compradores públicos por lo tarde que pagan, y el Gobierno español no ha querido adelantar el dinero durante mucho tiempo. Por ese motivo, de hecho, se han perdido varias compras”, aclara.
El operador añade que ha habido prisas finales y, en esa situación, y sin conocimientos del terreno que se pisa «se ha caído en un fabricante que habíamos rechazado varios de nosotros, porque con un análisis preventivo, era bastante fácil ver que daba menos garantías que otros proveedores”. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sin embargo, había presumido el sábado pasado en una comparecencia en Moncloa de haber adquirido estos tests, que ya dio como «fiables y homologados», sin serlo.
La Embajada China en España informó este jueves de que la empresa vendedora carece de licencia. Moncloa quiso enmendar el fiasco afirmando que los test habían sido adquiridos por medio de un proveedor nacional, cuyo nombre se ha negado a revelar este viernes el ministro Illa. El titular de Sanidad se ha limitado a decir que es un proveedor «habitual» con el que trabaja el Gobierno y que tenía todas las garantías.
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