Los barones del PP en minoría incómodos con la estrategia de Casado porque complica su gobernabilidad
El durísimo discurso de Pablo Casado contra Santiago Abascal en la moción de censura ha provocado la preocupación de algunos barones autonómicos, que temen que Vox complique ahora la gobernabilidad en sus respectivas regiones.
Comunidades como Andalucía, Madrid o Murcia están gobernadas por el PP con el apoyo del partido de Abascal. Por ello, tal y como reconocen ya algunos diputados autonómicos ‘populares’, se teme la venganza de Vox en respuesta a la ruptura que Casado lanzó esta semana en el hemiciclo con un demoledor: «Hasta aquí hemos llegado».
Ese discurso, no obstante, no es más que el principio de una estrategia planificada al detalle desde este verano y cuyo artífice ha sido el ex presidente del Gobierno José María Aznar. La dirección del PP quiere extender ahora la táctica con mociones en los Parlamentos autonómicos que evidencien el distanciamiento con Abascal, lo que dibuja un panorama de máxima tensión. Vox, por su parte, ya ha avisado que no piensa quedarse con los brazos cruzados.
El partido de Abascal está dispuesto a hacer valer cada uno de sus votos. Y, así, elevará la presión en las negociaciones inminentes, como las de los Presupuestos, de extraordinaria importancia para aquellos gobiernos que ahora están en manos de PP y Ciudadanos, pero gracias a distintos acuerdos con Vox.
«Falta de confianza»
Aunque fuentes de la formación de Abascal confirmaron a OKDIARIO que «no se trata de poner en peligro los gobiernos locales o autonómicos», sí admiten que «si falta esa confianza» exigirán que las medidas pactadas en su día para apoyar los Ejecutivos autonómicos «se cumplan en tiempo y forma». «Y si hasta ahora nos podíamos fiar de que se cumplieran por una mera cuestión de confianza, esa confianza ahora se ha roto», retan.
En el Congreso, aún sorprendido por la reacción de Casado, Abascal criticó que el PP no hubiese agradecido el apoyo de su partido en los gobiernos de Madrid, Andalucía y Murcia, aunque aseguró que ese apoyo no está en cuestión. «Si yo fuera como usted ha dicho hoy aquí, dejarían de gobernar en Madrid, Andalucía y Murcia, pero los andaluces, madrileños y murcianos pueden estar tranquilos respecto de la responsabilidad histórica de Vox», afirmó.
Pese a ello, la desconfianza es mutua. Y así lo entienden en los gobiernos territoriales del PP. Son conscientes de que la situación ha cambiado y que la convivencia, que en otras ocasiones ya ha resultado complicada, será a partir de ahora un continuo ‘tira y afloja’. Y ello, con el trasfondo de una situación de extraordinaria complejidad en lo económico y social derivada de la pandemia.
Aunque en el PP se reclamaba marcar perfil propio con respecto a Vox, los términos abruptos del discurso de Pablo Casado suponen ahora un reto de cara a recomponer, de alguna manera, las relaciones, con vistas a esa gobernabilidad autonómica.
En Andalucía, por ejemplo, la primera reacción de Vox ya ha sido tensar la negociación para la aprobación de los Presupuestos de la Junta que preside el ‘popular’ Juanma Moreno.
El partido de Abascal no romperá las conversaciones, pero sí, según anunció, se sentará reclamando «garantías añadidas» por considerar que se ha «quebrado la relación de confianza y cordialidad».
La demoledora intervención de Casado ha inaugurado, confirmó el portavoz de este partido en el Parlamento andaluz, Alejandro Hernández, un nuevo tiempo en esas relaciones. «Las negociaciones tienen que ser replanteadas», avisó. El discurso descolocó también al socio de los ‘populares’ en Andalucía, Ciudadanos. Juan Marín, vicepresidente andaluz, admitió que él y Moreno se sintieron «un poco contrariados» por la intervención en la que Casado justificó su rechazo a la moción de censura.
En la Comunidad de Madrid, su presidenta, Isabel Díaz Ayuso, aseguraba durante el debate de la moción de censura, y todavía sin revelarse el voto del PP, que «la división del centroderecha es una catástrofe para España».
La región deberá elaborar también sus cuentas públicas, para cuya aprobación se precisa de los 12 diputados autonómicos de Abascal. Será previsiblemente una negociación tensa. La reacción de Vox en la región, tras el discurso, marca el camino: «No muerdan la mano al grupo que les ha permitido estar ahí», avisó el diputado autonómico de ese partido Íñigo Henríquez de Luna, antes en el PP. Vox recuerda que son socios de investidura, pero no de Gobierno, con lo que su apoyo no se presupone asegurado.
En la región de Murcia, López Miras fue investido con el respaldo del partido de Abascal, pero la formación vive una crisis interna que complica la posible venganza. El partido expulsó este verano a tres de sus cuatro diputados, pero estos permanecen aún en el grupo parlamentario.
El presidente de Vox en la región, José Ángel Antelo, se reconoció no obstante «perplejo» por «la actitud de Casado votando lo mismo que los filoetarras y Podemos», y el panorama es de incertidumbre.