Arrimadas: «Ahora podemos votar sin taparnos la nariz, eso es un avance”
Inés Arrimadas (Jerez de la Frontera, Cádiz, 1981) siente de primera mano las consecuencias de un gobierno paralizado desde hace nueve meses. Como líder de la oposición en Cataluña, reclama con urgencia la puesta en marcha de un Ejecutivo que atienda los problemas inmediatos del país, entre ellos, el desafío independentista. En esta entrevista, señala a los responsables: una ‘vieja política’ más interesada en abocar a España a unas terceras elecciones que en resolver los problemas de los ciudadanos.
P.– Elecciones en Galicia y País Vasco, dos territorios hostiles para Ciudadanos, ¿cuál es su pronóstico?
R.– Son territorios donde aún no tenemos representación en los parlamentos, es la primera vez que vamos a entrar y por tanto hay que trabajarlos un poco más. Los pronósticos indican que hay opciones reales de que Ciudadanos pueda tener una presencia y una voz libre limpia, dialogante y sin complejos tanto en el Parlamento vasco, que sería muy importante como punta de lanza del constitucionalismo regenerador, como en Galicia, donde podríamos incluso ser decisivos para declinar la balanza y, por tanto, es un reto importante que tenemos y estoy convencida de que vamos a entrar. En Cataluña, parecía imposible y, al final, somos 25 diputados y estamos liderando la oposición.
P.– ¿No entrar sería un fracaso?
R.– No entrar sería no entrar a la primera que lo intentamos. Es la primera vez que nos presentamos. Y seguiremos intentándolo. Pero desde luego, es que estoy convencida de que hay opciones reales de que podemos entrar. Lo dicen las encuestas y siempre pienso en Cataluña. En el año 2006, era imposible que Ciudadanos entrara… al final entramos con 3 diputados, y no salíamos en las encuestas… Lo que hay que abrir es una punta de lanza, y en Euskadi sería muy importante que Ciudadanos tuviera una voz limpia, sin complejos, regeneradora allí y en Galicia insisto, es que incluso con pocos escaños podemos ser decisivos y demostrar lo que hemos demostrado en otros territorios. Que podemos obligar desde la oposición a los viejos partidos a hacer cambios para que no todo siga igual, porque hay que aprovechar que ya no tienen mayorías absolutas.
P.– El PP está haciendo una campaña dura contra Ciudadanos en Galicia, apelando al ‘voto útil’ porque votarles a ustedes sería ‘tirar el voto’…
R.– El PP no ha entendido que los enemigos no somos nosotros, que lo que asusta a los votantes del PP es el paro, la corrupción, la pobreza, la falta de oportunidades, los problemas territoriales. Creo que el PP, como siempre, en vez de pensar en los españoles y en sus problemas, piensa en los votos y en los partidos y en sus rivales.
P.– ¿Pero pactarían con ellos en Galicia, por ejemplo, si les necesitan para la mayoría?
R.– Estamos dispuestos a dialogar, pero no a cambio de que todo siga igual, sino de reformas. Creo que Ciudadanos ha demostrado que es el único que sabe dialogar, que se sienta. El único que es capaz de llegar a acuerdos con izquierda y con derecha. Por supuesto que estamos dispuestos a dialogar para que Galicia tenga un gobierno constitucionalista pero a cambio de reformas, de regeneración, de políticas sociales, de acercar la Administración a la gente.
P.– Han pactado con PSOE y con PP. ¿De verdad no creen que esa indefinición les puede acabar pasando factura electoralmente?
R.– Estamos muy bien definidos. Somos un patio de centro y, cuando se reconstruye de nuevo en España una alternativa política de centro, es normal que desde el centro podamos dialogar tanto con la izquierda como con la derecha. Siempre, en ese espacio de respeto al orden constitucional. En España, llevamos 30 años haciendo política de bandos y creo que hacía falta una alternativa moderada, regeneradora y de centro que pudiera hablar con todos y exigir también a todos los cambios que está exigiendo la gente. Estamos muy bien definidos, pero alguno no se ha enterado todavía de que eso de los bandos se tiene que acabar.
P.– Si hay terceras elecciones porque ese diálogo no ha dado resultado en el caso de PP y PSOE, ¿de quien será la culpa?
R.– Creo que todos tenemos que hacer una reflexión, pero evidentemente los viejos partidos que no han querido ponerse de acuerdo serán los grandes responsables. De nuestros acuerdos de investidura con PP y PSOE, el 70% es exactamente lo mismo, porque son medias buenas para los ciudadanos. Si hay terceras elecciones, habrá que pedir responsabilidad a los que reiteradamente han votado que ‘no’ y por bloquear España. Somos el partido del desbloqueo, del ‘sí’ y del diálogo en este país.
P.– Desde el 27 de octubre de 2015, fecha de la primera disolución de las Cortes, no tenemos Gobierno. Pero tampoco consta que haya oposición. ¿Qué le parece peor para un país? ¿No tener un gobierno o no tener oposición que fiscalice lo que hace un gobierno aunque sea en funciones?
R.– Una cosa va ligada a la otra. Lo decimos, muchas veces, tanto al PSOE y Podemos, que están tan obsesionados con quedarse en la oposición que no permiten que haya Gobierno al cual hacer oposición. Tiene que haber un Gobierno, ahora mismo en minoría, que pueda ser controlado desde la oposición en el Congreso. Y por eso estamos apostando. Estamos muy hartos de los juegos, las peleas, de los vetos cruzados. Aquí tiene que haber Gobierno y tiene que haberlo para que también haya una oposición libre, limpia y constructiva que pueda dar estabilidad y también exigir. Yo empiezo a pensar que los viejos partidos lo que quieren es que haya otras elecciones, que la gente se canse de ir a votar, se canse de nuevas opciones y que lo que quieran sea volver al bipartidismo. Eso sería absolutamente dañino para España e irresponsable. Quien piense así no merece ser presidente de este país.
P.– Pedro Sánchez todavía no les ha llamado…
R.– Es que creo que Pedro Sánchez lo primero que tiene que hacer es llamar a los suyos, hacer una ronda de contactos con los propios del PSOE y aclararse internamente. Escucho a líderes de peso del partido diciendo que la solución es irse a la oposición a recuperarse, hacer un planteamiento, ser firmes y dejar gobernar. No hay mayorías alternativas. Lo que tienen que hacer Sánchez y Rajoy es olvidarse de sus egos personales, de sus vetos cruzados, de sus partidos y pensar en el interés de los españoles. Para solucionar lo que pasa en Cataluña necesitamos hacer mucha política allí, construir una alternativa, pero necesitamos un nuevo Gobierno de España. Si no, la situación y el reto que tenemos en Cataluña se va a quedar enquistado.
P.– ¿Cómo está afectando esa parálisis de Gobierno a Cataluña? ¿Qué movimientos ha hecho desde entonces el independentismo aprovechando ese vacío?
R.– Que no haya Gobierno, que los viejos partidos no se pongan de acuerdo es un escenario positivo para los que quieren que España vaya fatal para justificar que hay que salir de España. Por tanto, vamos a pensar en los españoles, no en si podemos colocar a nuestros amiguitos, y vamos a gobernar España con un aire nuevo, con reformas, con muchísimas enmiendas a lo que se ha hecho en los últimos años pero con un rumbo fijo y pactado entre los que queremos que España vaya mejor. Evidentemente, al señor Puigdemont no le interesa que España vaya bien porque así ellos pueden decir ‘solos no estamos tan mal’. Por tanto, aquí hay una diferencia de planteamiento importante y ahí tenemos que estar todos los que queremos que este país vaya mejor.
P.– Ha sido usted muy criticada por reunirse el otro día con Puigdemont…
R.– Seguro que me he explicado fatal. Esa reunión se hizo en el marco de un contacto que él tuvo con todos los partidos políticos y, por tanto, yo por supuesto que voy. No me voy a negar nunca a reunirme con él, de momento. Lo que le llevé fue un documento de resumen de los acuerdos a los que habíamos conseguido llegar en el Congreso de los Diputados. Si Puigdemont abre una ronda de consultas con todas las fuerzas políticas, evidentemente como líderes de la oposición vamos a ir a explicarle nuestro posicionamiento y decirle que si lo que quiere es nuestro apoyo para una cuestión de confianza y declarar la independencia no lo va a conseguir, pero si quiere volver a la mesa de juego democrático y empezar a luchar por los catalanes podríamos llegar a acuerdos puntuales. Pero esa no es la situación actual.
P.– ¿Pero cree usted que las fuerzas constitucionalistas están haciendo lo suficiente, no cree necesario mostrar una mayor unidad frente al desafío independentista?
R.– Debemos encontrar consensos parlamentarios amplísimos, porque existen. Es verdad que ahora mismo el único consenso que hay es el de Junts el Sí y la CUP en el tema de la independencia y en saltarse las leyes. Pero creo que deberíamos dejar de lado nuestras diferencias para pedir que se vuelva a la mesa de juego democrático y no tener complejos, que son los que tradicionalmente ha tenido PSOE, PP, ICV, para decir que compartimos una idea y no tenemos ningún problema en poder decirlo. El día que se hable de otro tema que no sea la independencia y pueda compartir algo con el señor Puigdemont no tengo ningún problema en decirlo. Si el president de la Generalitat volviese a la senda democrática, podríamos tener muchos consensos, pero como está obsesionado en declarar la independencia, algo que ni él mismo se cree, estamos perdiendo un tiempo precioso. Los partidos constitucionalistas deberíamos perder el complejo a reconocer que podemos estar de acuerdo. Que podemos defender modelos de España distintos, pero no queremos que el president se salte las leyes.
P.– Usted, que es constitucionalista, vive en amor con un independentista. ¿Qué ha fallado políticamente para que en Cataluña los independentistas no amen, sino que odien a los españolistas y al revés?
R.– No creo que estemos tan separados ideológicamente. Mi pareja no comparte lo que está proponiendo el señor Puigdemont, pero más allá de mi caso personal, en Cataluña hay muchas familias, grupos de amigos, socios, y trabajadores de una empresa que piensan distinto. Los políticos y las instituciones son responsables cuando en lo que se centran es en temas que dividen y no que unen. La independencia entendida como saltarse las leyes genera división incluso entre gente que está a favor de esa independencia. Hay mucha gente que de corazón no se siente española, pero le aterroriza el planteamiento de Puigdemont de saltarse las leyes y los tribunales. No hablemos de bandos, porque hay muchos matices. Lo que está claro es que el señor Puigdemont no tiene el respaldo mayoritario de la sociedad catalana para hacer lo que dice que quiere hacer. Necesitamos reconstruir puentes internos en Cataluña y un nuevo Gobierno de España que entienda también lo que está pasando en Cataluña.
P.– Dice Urkullu que hoy es imposible que se constituya un Estado independiente en España. ¿Qué ha ocurrido para que un partido que siempre jugó con la tolerancia ante los asesinatos de ETA para construir la independencia abomine ahora no sólo de la violencia sino del fin último, de la independencia? ¿Qué ha ocurrido para que se haya disparado el proceso inverso en Cataluña y abandere posiciones que ha abandonado el PNV?
R.– Creo que muchos de estos partidos lo que juegan es al despiste. No creo que ninguna aventura rupturista que saque a Cataluña o a Euskadi de España y de la UE sea la solución a nada. El ‘España nos roba, nos maltrata’… es una excusa para determinados gobiernos autonómicos, ante los recortes, la corrupción, la mala gestión, los enchufes… para justificar todas las barbaridades que se han hecho. Un gobierno autonómico tiene la obligación de reivindicar los mejor para su tierra, negociar con el Gobierno de España, pero nunca obviando que ellos también se han podido equivocar y que el resto de españoles no nos roba, que nos roban los corruptos, y que en muchas ocasionase los hemos tenido muy cerca, dirigiendo Cataluña durante muchos años. El PP y el PSOE han mirado para otro lado, y han entregado determinadas comunidades a los nacionalistas a cambio de apoyos en el Congreso, de una manera irresponsable y partidista. Por eso es necesario hacer un aprendizaje colectivo, y eso es lo que está intentando Ciudadanos.
P.– ¿Cómo valora entonces que el PP pueda buscar el apoyo de los cinco diputados del PNV? ¿Estaría su partido dispuesto a apoyarlo?
R.– Nosotros sólo vamos a aceptar un acuerdo que se base en las medidas que hemos pactado con el PP y PSOE. Quien quiera aceptar ese marco, y quiera abstenerse por responsabilidad, perfecto, pero quien quiera pedir a cambio cosas que están en contra con lo que hemos pactado, con nosotros que no cuente. Nuestro marco no es el de cuántos sillones damos, nuestro marco es el marco técnico en el que hemos negociado, el marco social, de impuestos, de la administración duplicada que cuesta tanto dinero, de ayudar a familias que no llegan a final de mes, a autónomos a que puedan pagar cuotas…
P.– Entonces, lo apoyarán si renuncian al derecho a decidir…
R.– Todo lo que sea incompatible con lo pactado con PP y PSOE, evidentemente, no lo podemos aceptar. Trocear la soberanía nacional y empezar a hacer referendos de independencia en todos los rincones de España es incompatible con lo que hemos acordado, que es garantizar los principios básicos de toda democracia que son la igualdad, la solidaridad entre todos los ciudadanos.
P.– Cuando afloran 3.000 millones de euros de catalanes en paraísos fiscales, cientos o miles de millones de fortuna de los Pujol ocultos por todo el mundo, ¿dónde queda el lema España nos roba? ¿Cabe decir que Cataluña roba a España, o que algunos patriotas catalanes roban a Cataluña?
R.– Hay muchos catalanes que han robado a los catalanes y catalanes que han robado a los catalanes en nombre de Cataluña. El caso de Pujol es paradigmático. No es una persona cualquiera, es el ideológico de muchas cuestiones que están pasando ahora. Sí que es verdad que durante años renegó de la independencia, pero es un señor que en nombre de Cataluña, y supuestamente de forma muy patriótica, se estaba llevando el dinero de los catalanes a paraísos fiscales sin declarar. Y muchos de sus hijos están en casos de corrupción lamentables. Aquí se ha utilizado la bandera para tapar las vergüenzas, y los sentimientos identitarios para hacer un patrimonio personal. El señor Pujol ha gobernado 23 años, era una referencia para muchísima gente… y saberlo es bueno para saber que no se nos puede llenar la boca de defender Cataluña cuando hacemos estas cosas.
P.– Todos los partidos menos su formación ya tienen manchas en la pintura de su financiación. ¿No debería barrer Ciudadanos en las urnas o prima lo de ‘son unos ladrones’, pero son mis ladrones?
R.– Creo que lo que hay que ser es implacable cuando hay un caso de esas características. Hay que aumentar los controles del dinero de los partidos políticos. Si uno gestiona bien no se necesita tanto dinero, si uno es cauto, tiene sedes normales, en las campañas se gasta lo que se puede, no se necesitan tantos y tantos millones. Creo que hay que blindar los controles de la financiación de los partidos y éstos tienen que reaccionar cuando tienen un caso de corrupción. No hay recetas mágicas, hay que prevenir tomando controles internos y haciendo cambios legales, y actuar cuando se produce. Si hiciéramos eso, la gente podría recuperar la confianza en la política. Creo que se está mejorando. No es que nosotros seamos los salvadores de la patria, pero sí hemos contribuido a eso.
P.– ¿Pero no es escaso el castigo electoral?
P.– Sí, ciertamente. Pero hasta ahora había que elegir entre lo malo y lo peor. Entre los que te roban y piensan como tú, y los que te roban y no piensan como tú. Ahora podemos elegir entre los que no te roban y piensan como tú, e incluso entre los que no te roban, piensan como tú, y si sale cualquier caso inmoral actúan inmediatamente.
Me parece un cambio importante, sobre todo que por fin podamos votar sin tapamos la nariz, sin descontar que esa gente nos ha robado. Me parece que es un escenario político distinto que tenemos que aprovechar y no podemos hacer que por cansancio perdamos.
P.– Dice Homs que vive un juicio político. ¿Es político juzgar al lugarteniente de Mas por convocar una consulta sabiendo que era ilegal?
R.– Que en el siglo XXI haya políticos que crean que pueden elegir cuáles son sus tribunales o las leyes que tienen que cumplir es retroceder siglos. Ese discurso no me gusta. Pero si el PP cree que sólo por la aplicación de la ley y las resoluciones se va a acabar lo que tenemos en Cataluña se equivoca. Aparte de eso, hay que hacer política, ir a Cataluña, rebatir argumentos, reconocer que hay cosas que se han hecho mal, abrir debates incómodos, como la financiación de las comunidades autónomas… Si renunciamos a la Justicia y las leyes para sólo aplicar la política, estamos haciendo demagogia y privilegiados a determinados políticos; y si, como propone el PP, esperamos a que pase y sólo aplicamos la ley y la Justicia, vamos a perder mucho tiempo y a hacer que se infle más el problema que tenemos en Cataluña.