Análisis económico

UE: ¡Zombificación económica!

Ómicron
Unión Europea (UE) (Foto: Getty)

“Los mercados alcistas nacen del pesimismo, crecen en el escepticismo, maduran en el optimismo y mueren en la euforia”. John Templeton

La semana pasada, en Blackbird nos adentramos en el análisis del conjunto financiero de este 2019 sobre los principales mercados de capitales. Nada nuevo, pero habitualmente nos gusta evaluar la predisposición de las compañías a cotizar y cómo no, sacar conclusiones de ello. No es de extrañar que la cifra de salidas a Bolsa en Europa sea una de las más bajas de la historia, con un nivel de decadencia similar al de 2013.

Las bajas valoraciones de nuestros mercados de activos y la volatilidad, frenan a muchas compañías que podrían buscar su financiación en los mercados de capitales. No deja de ser curioso como dato, puesto que si analizamos la predisposición de los inversores a la hora de sacar rendimiento de sus ahorros, la liquidez es el activo de moda.

Por otro lado, el empeño de familias y empresas en reducir la deuda y adaptar su nivel de vida a la sostenibilidad, es un eje común denominador en Europa. De alguna manera, nuestra sociedad ha aprendido a hacer caso omiso a gobiernos y Bancos centrales, y centrarse en mirar por su propio bolsillo. Que el Estado esté sumido en una gran depresión, como consecuencia del exagerado nivel de deuda, se debe principalmente al desendeudamiento gradual de las familias y empresas. ¡Lo que es una excelente noticia, por cierto!

Sin embargo, ya saben que me gusta sacarle punta al lápiz, y lo curioso de la semana pasada, fue el planteamiento por parte de la ‘Start Up’ Glovo, de ir a por una nueva ronda de financiación. Tras cumplir con éxito la anterior, valorando la compañía en 650 MM€, sus directivos ni cortos ni perezosos deciden proponer una valoración de 1.000 MM€, algo realmente excepcional si tenemos en consideración que Glovo factura 75 MM€ y pierde 90 MM€…Lógico, pensarán ustedes si al ciclo vital de la compañía nos referimos, ¡cierto!, pero paradójico en cuanto a la inevitable comparación que me veo obligada a realizar.

¿Acaso no guarda relación que las rondas de financiación estén devorando las salidas a Bolsa? Me resulta notable que dichas salidas a Bolsa, vestidas de gran publicidad, suelan buscar el dinero mal informado de los ahorradores inexpertos; sin embargo, las rondas de financiación van destinadas al inversor institucional y por supuesto, estas valoraciones aberrantes que estamos presenciando en los inversores institucionales, me hacen pensar que la burbuja de nuestra época, está precisamente fuera de los mercados, al menos, la mayor de ellas señores/as.

Es lógico pensar que si estamos ante la mayor burbuja financiera de toda la historia, estemos viviendo la mayor burbuja especulativa también. No en vano, cualquier mercado es susceptible de enloquecer, ¿no creen? El mercado de fichajes del futbol, el mercado de derechos de televisión, el de financiación de ‘Startups’, el mercado de deuda, el mercado de compañías tecnológicas en Wall Street… Considero que paradójicamente, salvo casos concretos, los mercados de Renta Variable son los menos inflados.

Tal vez la rémora pasada y el sufrimiento del ‘crash’ de 2019, han demonizado a mis queridas Bolsas como algo más cercano a un casino, que a un mercado de financiación. Por ello, hoy está muy de moda invertir en ‘crowdfundings’ o ‘Startups’, puesto que las modas son tendencias y es difícil apartarse de ellas. Como decía Sir Templeton, los mercados alcistas nacen del pesimismo, crecen en el escepticismo, maduran en el optimismo y mueren en la euforia, y dicha euforia como bien sabemos, se alimenta de las dichosas modas.

Por supuesto que la decisión del BCE de declarar la guerra a la inflación está llena de errores. Los tipos negativos permiten rentabilidad financiera a los proyectos de inversión inviables. Apalancar un plan de negocio con una rentabilidad del 2%, es ya una alternativa financieramente viable ¿qué les parece? Eso significa de facto que el crédito se destina a proyectos de inversión inviables, lo cual fomenta la deflación y el crecimiento nulo.

Por supuesto, sin olvidarnos que contribuye a una base de empleo poco sólida y de mala calidad. La destrucción de valor a largo plazo será muy sonada, créanme. La veremos allá donde vayamos, y ello tendrá un ruidoso impacto sobre la economía real, una economía sujeta a la ‘zombificación’ de nuestros Bancos centrales, que junto a una burbuja financiera alimentada por la inconsciente inoperancia de aquellos que “lideran” las decisiones del mundo, no nos augura nada bueno.

Gisela Turazzini

CEO, Blackbird Broker

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