¡Es el mercado, amigo!

El populismo del Gobierno con los mayores y los bancos, y el silencio de Podemos con Sareb y las sicav

Pedro Sánchez y Ione Belarra.
Pedro Sánchez y Ione Belarra.
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

Este nuestro Gobierno está convencido de que sacudirle a la banca da votos entre sus filas y han decidido retomar esa vieja costumbre para tratar de frenar la actual hemorragia electoral. Lo ha hecho Nadia Calviño con la excusa de que no atienden bien a las personas mayores y a las zonas rurales. No se puede ser más populista, cuando el Ejecutivo ha aplaudido todas las fusiones que sabía que iban a provocar esta situación. Por cierto, resulta inquietante el silencio de Podemos cuando acaba de conseguir dos victorias en el sector: el fin de las sicav y la nacionalización de la Sareb.

Empezando por Calviño, hay que recordar que la vicepresidenta ya utilizó esta estrategia el año pasado cuando la lió con los sueldos de los banqueros. Por cierto, esta semana Yolanda Díaz (la otra vicepresidenta y rival de Calviño) ha insistido en lo mismo ampliándolo a todo el Ibex, si bien con bastante menos repercusión que la primera vez.

PSOE y Podemos Reforma laboral
Nadia Calviño y Yolanda Díaz.

Y es que Díaz se ve perdida, apuñalada por Pedro Sánchez, que la dejó venirse arriba con la reforma laboral para acabar estampándose al no poder derogar la del PP y al tener que sacar su ‘contrarreformita’ sin sus socios independentistas y con la «derecha»de Ciudadanos y el PdeCat; y encima, con el bochornoso estrambote de Casero y Batet. En su desesperación, Díaz ha recurrido al viejo argumento. Pero ya está demasiado gastado.

La banca no puede soplar y sorber a la vez…

Volviendo al asunto de los mayores, la causa de este problema -que es innegable, no nos engañemos- es bien conocida: después de años de tipos de interés negativos que han dejado la rentabilidad de la banca tiritando, al sector no le quedaba más remedio que reducir costes a lo bestia -y aumentar las comisiones, que esa es otra causa de la pésima imagen del sector-. Y aunque no quisiera, el BCE le ha obligado a ello, cosa que Calviño sabe perfectamente.

Esta presión para recortar los gastos, es decir, para cerrar oficinas y despedir empleados (algo que ha acelerado la digitalización masiva de los clientes), es lo que está detrás de las fusiones de CaixaBank y Bankia, de Unicaja y Liberbank, y de la que posiblemente tendrá que protagonizar Ibercaja tras no lograr salir a Bolsa, como adelantó en exclusiva OKDIARIO el viernes. Y también lo que está detrás de los ERE masivos de Santander, BBVA y Sabadell en 2021.

BCE
Sede del BCE

Como no se puede soplar y sorber a la vez, si estás cerrando oficinas y echando gente, no puedes mantener el servicio que tenías antes. La banca no puede mantener sucursales que no son rentables en pequeñas poblaciones ni tampoco puede dedicar empleados exclusivamente a atender a los tres ancianos que acuden al día a actualizar su cartilla y a sacar dinero. Y eso el Gobierno lo sabe perfectamente, pero no puso ninguna pega a estas fusiones sabiendo lo que venía después; es más, las aplaudió públicamente.

… pero sí pueden hacer mucho más

Así que protestar ahora por esas consecuencias es totalmente populista e hipócrita. Y encima exigirles que tomen medidas en un plazo determinado es de aurora boreal. Pero a los bancos ni agua, que son el demonio. De hecho, no piensan utilizarles ni para repartir los fondos europeos, como también ha adelantado este periódico. No obstante, en el sector creen que acabarán cediendo porque no hay ninguna alternativa con su capilaridad y su eficacia.

Lo cual no quita para que los bancos también tengan lo suyo. En las presentaciones de resultados anuales, los presidentes han demostrado que tienen muy poca idea de lo que pasa en sus oficinas: básicamente, todos han dicho que ya tratan a esta población estupendamente, pero bueno, que harán más cosas todavía. Y esas cosas son utilizar agentes y gestores personales que atiendan a los mayores por vía digital (meec, error) o por teléfono (mejor, pero insuficiente, salvo que les expliquen paso a paso cómo utilizar la app o el cajero).

La presidenta del Banco Santander, Ana Botín.
La presidenta del Banco Santander, Ana Botín.

Señores y señoras presidentes de banco: olvídense del Gobierno y piensen en sus clientes. Los abuelos no quieren que les expliquen la app o el cajero, lo que no quieren es utilizar la app ni el cajero. Quieren ir a la ventanilla de las oficinas que quedan abiertas, que les pongan al día la cartilla para ver si les han ingresado la pensión o si ha venido la luz, y sacar sus 50 ó 100 eurillos. ¿Tanto trabajo supone eso para un empleado? ¿Tanto coste tiene hacerlo?

Podemos: a la contra se vive mejor

Para terminar, es llamativo el silencio de Podemos después de conseguir dos de las tres cosas que había pedido con más insistencia: el fin de las sicav -«el chollo fiscal de los ricos»- y la utilización de la Sareb nacionalizada para «políticas de alto valor social», sea lo que sea eso (la  tercera cosa es una eléctrica pública, o mejor aún, nacionalizar las privadas). ¿Por qué no salen a ponerse la medalla y a anunciar la buena nueva comunista a sus huestes?

Enrique Santiago Yolanda Díaz
Irene Montero e Ione Belarra. (Foto: Europa Press)

Yo diría que por dos motivos. El primero es que, sin Pablo Iglesias y con Yolanda hundiéndose con la reforma laboral, ¿quién va a hablar de sicavs y Sareb? ¿Irene Montero o Ione Belarra, que no saben lo que es eso? Claro que también es verdad que no tener ni idea no suele impedir a Pablo Echenique decir tonterías…

El segundo motivo es que a la contra se vive mucho mejor que en el poder, y más cuando uno es populista y encima va de antisistema por la vida. Queda muy bien lo del chollo de los ricos y la vivienda social, pero cuando te dan lo que has pedido, ya no tiene impacto en las bases. Hay que buscar cosas nuevas con las que atacar a los eternos enemigos del proletariado: los ricos (ahora también los ganaderos), los fascistas… y los bancos.

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