Neurotecnología: revolución con ética
El estado actual de la neurotecnología representa una convergencia revolucionaria entre la neurociencia, la inteligencia artificial (IA), la robótica y la realidad virtual (RV), que está haciendo posible medir y modular la actividad cerebral en tiempo real de una manera precisa.
Durante 2025, estas tecnologías han pasado de los laboratorios experimentales a las aplicaciones clínicas prácticas, impulsadas por grandes inversiones que superan ya los 30.000 millones de euros acumulados desde el año 2012.
El tamaño del mercado global se valora en más de 18.000 millones de dólares al cierre del año 2025 con proyecciones que lo cifran en 52.860 millones de dólares para 2034. Los países con una mayor ventaja competitiva de patentes en esta materia son los EEUU, China, Reino Unido, Alemania, Suiza, Israel, Canadá y Japón.
La neurotecnología está creando un sector de alto valor añadido que redefine la economía del conocimiento y la bio economía, siendo ya una influencia económica segura, poder blando, para su utilización en la ciberseguridad digital y en el control de las infraestructuras críticas.
Los implantes neurales, los dispositivos de lectura mental y los interfaces cerebro-computadora (BCI) desarrollados por empresas como Neuralink o Synchron capturan las señales neuronales con sensores no invasivos utilizando el electroencefalograma (EEG), procesándolas con algoritmos de inteligencia artificial para decodificar las intenciones subconscientes antes de que se materialicen en acciones conscientes según la revista científica Nature.
Esta integración, permite explorar la conciencia y el pensamiento, transformando la comprensión del cerebro en herramientas terapéuticas y de mejora cognitiva.
La inteligencia artificial actúa como el núcleo analítico de esta evolución, empleando el aprendizaje profundo y las redes neuronales para interpretar los patrones complejos en la actividad cerebral. En el año 2025, sistemas de IA ya decodifican los pensamientos en habla en apenas unos segundos mediante implantes que analizan micro-variaciones eléctricas en la corteza del cerebro, permitiendo a los pacientes con parálisis y con ELA comunicarse fluidamente.
Además, la inteligencia artificial facilita la modulación de los estados mentales, tales como la reducción de la ansiedad mediante neuro feedback en tiempo real, donde los algoritmos ajustan los estímulos basados en datos EEG para entrenar la mente hacia la tranquilidad o la concentración. Esta sinergia con la neurociencia no solo mide la actividad neuronal, sino que predice y altera los procesos cognitivos, abriendo las puertas a terapias personalizadas para trastornos como la depresión o el TDAH, creando debates sobre la privacidad de los «neurodatos» que revelan emociones incipientes.
La robótica amplifica el impacto de las neurotecnologías al traducir las señales cerebrales en movimientos físicos, fusionando la neurociencia con actuadores mecánicos para poder restaurar funciones perdidas. Los avances de 2025, en exoesqueletos controlados por BCI permiten ya, a personas con lesiones medulares caminar de una forma natural, combinando la estimulación epidural con la inteligencia artificial para poder detectar los obstáculos y ajustar sus trayectorias en tiempo real.
Las prótesis robóticas, como brazos controlados por implantes en la corteza motora que responden a pensamientos, integrando sensores que retroalimentan las sensaciones táctiles de presión y movimiento al cerebro. Esta integración no solo mide la actividad motora, sino que modula la plasticidad cerebral, fomentando la recuperación neurológica en procesos de rehabilitación post-ictus, extendiéndose a aplicaciones cotidianas como las sillas de ruedas autónomas guiadas por el pensamiento.
Plataformas como las de Neuroelectrics integran la realidad virtual con neuro feedback para mejorar la memoria de trabajo, donde el usuario visualiza los entornos virtuales y la inteligencia artificial analiza las ondas cerebrales para reforzar las conexiones sinápticas. Esta combinación mide la conciencia en contextos simulados, reconstruyendo imágenes imaginadas en mundos virtuales, acelerando el aprendizaje cognitivo en la educación y en el entrenamiento profesional.
Entre los principales hitos conseguidos durante 2024 y 2025, destacan los dispositivos experimentales que traducen los pensamientos en acciones complejas, como el control de pianos digitales virtuales de Synthesia o Ableton live o de juegos, mediante implantes que anticipan decisiones conscientes, exclusivamente con la actividad cerebral. Un algoritmo de inteligencia artificial interpreta en tiempo real dichas señales cerebrales traduciéndolas a notas.
Proyectos de neurotecnología
Proyectos como el BRAIN Initiative de los EEUU han avanzado en atlas cerebrales de alta resolución, combinados con la inteligencia artificial para decodificar las funciones del pensamiento visual y auditivo. En el ámbito del consumo, las diademas de Emotiv miden el estrés laboral y lo modulan con apps de realidad virtual, democratizando el acceso a estas tecnologías.
Sin embargo, esta revolución tecnológica plantea unos desafíos éticos muy profundos que afectan a la equidad y a la necesidad de una regulación clara para proteger la autonomía cognitiva, ante posibles manipulaciones inadvertidas.
La UNESCO está haciendo un seguimiento de estos avances en un hito geoeconómico, promoviendo un «rediseño ético» que integre la privacidad mental desde su origen con respeto a la libertad, la dignidad y a los derechos humanos.
Estas neurotecnologías prometen una era de «súper humanos», donde la modulación de la conciencia redefine la creatividad y la empatía, con una exigencia de mantener un equilibrio entre la innovación y la salvaguarda de la dignidad humana.
La UNESCO adoptó en noviembre de 2025 el Marco Ético sobre Neurotecnologías, en Samarcanda, tras dos años de consultas con 150 expertos y representa el consenso de sus 194 Estados miembros.
Este marco busca anticiparse a los rápidos avances de los interfaces cerebro-computadora, neuroimágenes, la estimulación cerebral y los neurodatos, protegiendo los derechos humanos y la dignidad. El principio central es la protección de la privacidad mental y la autonomía cognitiva.
La UNESCO considera que los neurodatos revelan una información mucho más íntima que cualquier otro dato personal, incluyendo los pensamientos, las emociones incipientes, las intenciones y los estados mentales inconscientes. Por ello, recomienda crear una nueva categoría de neurodatos sensibles con el nivel más alto de protección jurídica y prohibir cualquier uso que permita manipular el cerebro sin un consentimiento expreso, libre e informado.
Otro eje fundamental es la prohibición de los usos que atenten contra la dignidad humana y la libertad cognitiva. Este marco insta a los diferentes países a prohibir aquellas aplicaciones que permitan la coerción mental, el neuromarketing subliminal, la selección de personal o de estudiantes mediante la lectura cerebral involuntaria, o armas que alteren el estado mental del adversario.
También recomienda las moratorias en el desarrollo de neurotecnologías en niños menores de edad y en pacientes con discapacidad salvo aquellos con fines estrictamente médicos, hasta que se comprenda mejor su impacto en el desarrollo cerebral.
En materia de equidad y acceso universal, la UNESCO advierte sobre el riesgo de una “brecha neurotecnológica” que haga las desigualdades mayores. Recomienda aquellas políticas públicas que eviten que solo las élites accedan a las mejoras cognitivas, garantizando que los beneficios médicos como los tratamientos de Alzheimer, ELA, parkinson, depresión resistente, demencia o parálisis, lleguen también a aquellas poblaciones vulnerables de países con ingresos bajos mediante la cooperación internacional y la transferencia tecnológica. Los Estados miembros se comprometieron a incorporar estas recomendaciones en sus legislaciones antes de 2030.
En diciembre del año 2025, España se posiciona como uno de los referentes europeos en neurotecnologías, impulsada por una inversión pública y privada que supera los 300 millones de euros en los últimos dos años. Empresas como INBRAIN Neuroelectronics, lideran el desarrollo de implantes flexibles para restaurar funciones sensoriales, habiendo sido reconocida como pionera en junio de 2025.
Universidades como la Politécnica y la Complutense de Madrid integran estas neurotecnologías tanto en su formación como en la investigación, con un ecosistema que incluye más de cincuenta startups y centros de excelencia.
Una de nuestras iniciativas estrella es el Centro Nacional de Neurotecnología (NEUROTECH), lanzado en diciembre del año 2024 con una inversión de 200 millones de euros por la Comunidad de Madrid, en colaboración con el gobierno central. Este hub integra neurociencia, IA y ética para desarrollar soluciones terapéuticas, como exoesqueletos controlados por el pensamiento y las terapias para Alzheimer, con planes para una red nacional de excelencia que conecte los laboratorios regionales.
Paralelamente, Spain Neurotech, financiado con 120 millones de euros del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, se enfoca en herramientas basadas en el cerebro humano para fomentar la transferencia tecnológica en los campos de la salud mental y la rehabilitación y se espera que esté operativo a pleno rendimiento en 2026, posicionando a España entre los cinco centros mundiales líderes con capacidad de atracción de talento.
En el ámbito académico, la UPM ofrece desde el año 2024 el Máster en Neurotecnología, formando a más de 100 especialistas al año, mientras que la UCM inaugurará a finales de 2025 el Centro de Neurociencia Cognitiva y Computacional (C3N), dedicado a la modulación de la conciencia mediante realidad virtual e inteligencia artificial.
Estas iniciativas no solo buscan la innovación terapéutica, sino también las aplicaciones prácticas en la educación y el bienestar laboral, como el neuro feedback para reducir el estrés en entornos empresariales. La Ley de Big Data en Investigación Sanitaria de septiembre de 2025 regula el uso de los neurodatos en los ensayos clínicos, exigiendo el consentimiento explícito y la anonimización para evitar los sesgos discriminatorios.
España se alinea con el Reglamento de inteligencia artificial de la UE de 2024, que clasifica las neurotecnologías de alto riesgo y exige las evaluaciones éticas previas para las aplicaciones de neuromarketing o la selección de personal, con un énfasis en algunos neuro derechos clave como el derecho a la integridad mental. El gran reto es poder equilibrar el potencial terapéutico con claras salvaguardas humanas, en un contexto acelerado de una gran revolución tecnológica.
Doctrina moralis et observantia cerebri
José Luis Moreno, economista, ha sido director de Economía en la Comunidad de Madrid y en el Ayuntamiento de Madrid. Analista económico y empresarial.
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