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Mercosur, el clavo ardiendo para la decadente Europa

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La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, afirmó que este acuerdo no es solamente una gran oportunidad económica, 30.000 compañías europeas exportan ya al Mercosur, sino una necesidad política en un momento geopolítico caracterizado por una gran incertidumbre, inestabilidad, volatilidad y plagado de conflictos tanto en Europa por la invasión ilegal de Ucrania por tropas rusas y como en Oriente Medio agravado por el nuevo foco de inestabilidad en Siria.

A lo que sumaremos a partir de 2025 los prometidos aranceles estadounidenses desestabilizadores de la globalización y del comercio mundial actual que ha permitido el crecimiento y la prosperidad mundial sobre todo desde la caída del muro de Berlín en 1989 y ahora está amenazada por las nuevas políticas proteccionistas de los EE. UU sobre miles de nuestros productos, incluidos los preciados vehículos alemanes.

El candidato Trump ha anunciado una oleada de aranceles que nos sitúa en un contexto de proteccionismo de los años 30, hace ya un siglo, con un círculo vicioso de la guerra comercial que además de ser mala para la inflación, hará los productos y servicios más caros por los aranceles y afectará a los flujos comerciales actuales con implicaciones en las cadenas de suministro y en los tipos de cambio que suelen acompañar a las guerras comerciales. La instrumentación política de las crisis comerciales siempre añade gravedad a las distorsiones naturales del mercado. Es lo que los economistas llamamos un escenario invencible de perder -perder, ninguna elección llevará a un beneficio neto.

Según un reciente análisis del Real Instituto Elcano, el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur es uno de los pocos acuerdos comerciales aún posibles con un gran potencial de creación de comercio debido a los altos aranceles actuales entre espacios económicos complementarios en un continente americano que ha visto crecer la influencia del gigante chino.

Un acuerdo que empezará a ser una realidad tras 25 años conversando y negociando con Mercosur, con los avances limitados de 1995 del Acuerdo Marco Interregional de Cooperación que sentó las bases para la negociación. Se abre una oportunidad histórica para afrontar los desafíos del multilateralismo y la globalización, incrementando la cooperación económica y política entre la Unión Europea y el sur global.

La cooperación se inicia con un bloque de arranque compuesto por los 275 millones de ciudadanos de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay con un PIB conjunto de 3 trillones de dólares, que poseen una sólida herencia histórica y cultural compartida con los europeos, a través de los españoles y los portugueses. El comercio anual entre los dos bloques es de 150 billones de dólares anuales.

Se configura un nuevo bloque económico de comercio internacional que además de desarrollar desde ya políticas verdes y digitales incluyendo la inteligencia artificial, cuenta con 1.800 millones de euros procedentes del Global Gateway incorpora potenciales consumidores de los productos europeos pudiendo incrementar el comercio bilateral entre ambas áreas en un 37%.

Un acuerdo en dos partes. Una primera deberá ser ratificado allá por el verano del 2025 por el Parlamento Europeo y el Consejo para desarrollar un mercado global de 800 millones de ciudadanos que contempla el comercio de bienes y servicios, reduciendo más del 90% de las barreras arancelarias existentes en un periodo mínimo de unos 12 años, reduciendo barreras no arancelarias, armonizando normativas en barreras técnicas, medidas fitosanitarias y licitaciones públicas además de proteger a 570 indicaciones geográficas. Una segunda parte del acuerdo, consistente en el fomento del diálogo político sobre cooperación, gobernanza, democracia y derechos humanos y la cooperación en la protección medioambiental, educación y tecnología, requerirá la aprobación de los 27 parlamentos nacionales.

Por su parte, los países del Mercosur irán aprobando los acuerdos bilaterales de forma individual por cada uno de sus gobiernos, firmando acuerdos bilaterales con la U.E.

Determinados países de la UE como Francia, Irlanda, Polonia, Países Bajos y Austria han anunciado sus dudas o rechazo para apoyar el acuerdo por razones básicamente electorales. La minoría de bloqueo requiere contar con al menos cuatro países con una población  equivalente a 75 millones de habitantes.

Vaya por delante, que la renuncia a completar los acuerdos anunciados dañaría la reputación de la debilitada Unión Europea, que aspira a permanecer como un jugador relevante en la escena internacional. Sin duda nos hemos agarrado con fuerza a un clavo ardiendo y no sabemos si todos vamos a aguantar las discusiones acaloradas que ya han empezado. La culminación del tratado de comercio se configura como un examen de la capacidad real de la Unión Europea para poner en práctica el multilateralismo y se anuncia precisamente antes de la toma de posesión de Trump para hacer visible la diferente estrategia que ha tomado Europa frente al proteccionismo de Trump.

Por parte de los países de Mercosur, la culminación del proceso no estará exenta de retos en unos territorios con un auge del populismo y de la polarización política y social. En un reciente encuentro de Glocal Forum organizado por MSH Global sobre las relaciones de España con América Latina se hizo referencia entre otros asuntos a la financiación bancaria, la escasa colaboración publico privada, el débil ecosistema institucional, la ausencia de políticas monetarias independientes, a los volátiles tipos de cambio, a la limitación de los medios de pago actuales, a la limitada libertad de uso de las diferentes divisas, a la seguridad jurídica y a la escasa liquidez de las monedas locales frente al euro.

Sin olvidarnos de las críticas con fundamento del sector productivo europeo, más crítico con el acuerdo anunciado que es el agrícola, ganadero y pesquero. El planteamiento inicial de los dirigentes europeos consiste en compensar a quienes pueden verse perjudicados con el acuerdo mediante el vaciado de fondos que se puede producir en la tradicionalmente abultada política agrícola común, que va a dar paso a una sólida política presupuestaria común en el ámbito de la seguridad y de la defensa compuesta por más de 2.000 empresas.

El elefante en la habitación europea, del que no se habla abiertamente, consiste en incrementar el gasto en defensa actual, 240.000 millones de euros en 2022, mediante las adquisiciones en común (EDIRPA) y el reglamento relativo al apoyo a la producción de municiones y misiles. La industria europea de defensa se beneficiará del reglamento de Chips y del Reglamento de Materias Primas Fundamentales para contar con una base tecnológica e industrial reforzada.

Para reforzar la autonomía estratégica abierta de la Unión Europea hay que contar con nuevos socios, no se puede hacer en solitario. Mercosur aporta a la Unión Europea la posibilidad de tener proveedores alternativos de minerales críticos para la producción de energía verde claves en la industria de la seguridad como el cobre, el litio, el zinc, el hierro, el manganeso, el aluminio, el molibdeno y las tierras raras de las que actualmente china produce un 90%.

Mercosur es una potencia agrícola que tiene problemas de producción y comercialización, siendo además importadores netos de trigo, maíz y aceites vegetales con una dependencia del 85% de los fertilizantes. El reto del acuerdo es transformar el área, sobre todo en el apartado de seguridad alimentaria. Y precisamente para hablar de la posible competencia desleal de terceros países, 13 Comunidades Autónomas acaban de solicitar formalmente la convocatoria de la Conferencia Sectorial de Agricultura y Desarrollo Rural para pedir información sobre el impacto del acuerdo con Mercosur y tomar las decisiones adecuadas para garantizar la supervivencia del tejido productivo del sector agroalimentario español y europeo en el marco del nuevo acuerdo aprovechando la oportunidad para flexibilizar algunas de las exageradas exigencias ambientales que resten competitividad a las explotaciones españolas de productos como el arroz o los cítricos.

Se pone en cuestión por las organizaciones de agricultores como el Coag que además de los diferentes costes laborales se refieren a las altas exigencias medioambientales de la normativa europea en materia de seguridad alimentaria con el uso de determinados fertilizantes o de una extensa prohibición de herbicidas, insecticidas, pesticidas, fumigantes, antibióticos y hormonas para el engorde de ganado, sean respetadas por todos los productos de terceros países por lo que se plantea un Plan de Control de Fronteras con el objetivo de garantizar que los productos procedentes de terceros países cumplen con los estándares sanitarios que ya se exigen a los productos nacionales con un especial interés en lo que llega a la península desde nuestro vecino Marruecos.

Las cartas están repartidas sobre la mesa, pero no todos los jugadores se juegan lo mismo y ni siquiera parece que estén jugando la misma partida.

Commercium liberum inter nationes fons divitiarum est

José Luis Moreno, economista, ha sido director de Economía en la Comunidad de Madrid y en el Ayuntamiento de Madrid. Analista económico y empresarial.

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