En manos de la Fed más transitoria
“Es la repetición de afirmaciones lo que lleva a creer. Y cuando el creer se transforma en una convicción profunda, las cosas comienzan a suceder.” Muhammad Ali
El concepto transitorio se refiere a un adjetivo que sugiere tener una duración limitada, que no es para siempre. Dicha definición es tranquilizadora, puesto que indica un fenómeno de corta vida, pero a su vez reversible en el tiempo. Por este motivo, considero este relato de transitoriedad particularmente hostil, ya que fomenta la complacencia y la inercia, y si me permiten hasta podría llevarnos a exacerbar un problema que, como la inflación en la economía global, es muy serio y dificulta aún más su resolución.
Y es que, los repetidos errores de cálculo de la FED tras la pandemia retrasaron las ansiadas respuestas políticas en un momento en el que la persistencia de la inflación empezaba a influir en la fijación de precios por parte de las empresas y en las demandas salariales de los trabajadores. Como resultado de ello, la FED no sólo perdió credibilidad, sino que también infligió el famoso e innecesario ‘pain’ (dolor) a millones de familias americanas tras demostrarse que la transitoriedad fue más prolongada y desagradable de lo que se podían llegar a imaginar del otro lado del charco.
Sin embargo, para sorpresa de muchos economistas entre los que me incluyo, la FED ha modelado un discurso simplista hacia una complacencia insólita y fortuita, que me hace pensar en que el bueno de Jerome Powell se empieza a creer de verdad que es capaz de capear la inflación sin hundir la economía en esa temida recesión que tanto se apresuró en advertir. Y es que de los creadores de la “inflación transitoria” llega la “breve y poco profunda recesión” un hito que a colación de la última comparecencia de Mr. Powell parece imperar en el seno de la FED instantes antes de recuperar la zona de confort para con la economía americana.
Pero, ¿qué cabe esperar de este cambio de actitud de la FED? Si tenemos en consideración que el error de cálculo en la denominada inflación transitoria obligó a implementar una de las series más agresivas y concentradas de alzas de los tipos de interés en la historia de la reserva federal, es apresurado aventurar que la batalla de la inflación se ha completado, indiscutiblemente lo es. Como les he venido explicando en ésta, mi tribuna de opinión semanal, las fuerzas estructurales que equilibran los precios entre la oferta y la demanda se pueden corregir a través de equilibrar los problemas coyunturales como la seria dificultad sobre la cadena de suministros.
Pero créanme, hay hitos indomables que pueden imponerse cambiando el ciclo para las próximas décadas, y es que el monopolio de creación de moneda que han tenido los bancos centrales es algo que claramente está en juego con los mandatos de respaldo crediticio con aval del Estado, que bajo el pretexto de la “urgencia” han aprendido a confeccionar unos gobiernos que se vieron obligados a ceder al chantaje de los mercados tras la quiebra literal de todo el sistema en 2008.
Y es que, la reivindicación salarial es un punto importante para comprender la evolución deflacionaria que ha tenido la economía durante las últimas tres décadas y que podría detonar en un nuevo paradigma en el que el objetivo de inflación del 2% quede más en un mísero recuerdo que en una palpante realidad. Durante los próximos 18 meses iremos conociendo cómo se va a ir desarrollando la inflación, ahora que parece que han encontrado un punto de desaceleración que en algún momento frenará, para darnos visibilidad de hacia dónde se dirige, en realidad, el nuevo ciclo económico.
Al parecer, la apuesta de Jerome se encamina hacia un proceso ordenado de desinflación junto con el famoso ‘soft landing’ de la economía americana, manteniendo la desescalada de la inflación hasta el 2% sin que el crecimiento económico ni el mercado laboral resulten perjudicados. Este hecho implicaría desescalar de la misma manera las tensiones sindicalistas, evitando un incremento excesivo de los salarios y devolviendo a la economía más o menos al punto en el que se encontraba, algo que ciertamente me intriga y me genera desconfianza debido principalmente a que un sólido mercado laboral con exceso de ofertas de empleo seguirá dando cupo a las fuerzas de negociación si la economía no entra en una fase de shock que rompa dicho mercado laboral.
El segundo escenario que manejamos desde la división de Research de Blackbird, y de hecho el que consideramos que sería más plausible, tiene mucho que ver con el hecho de que la inflación se estanque en el tramo 2-4% sin que la FED logre su objetivo de inflación, mientras los precios de los bienes no dejan de caer y la inflación de los servicios persiste. Este hecho obligaría a la queridísima FED a una severa encrucijada en la que debería elegir entre destruir la economía para hacer bajar la inflación a su meta del 2% o esperar a ver si la economía americana muestra resiliencia suficiente como para convivir con un nuevo objetivo de inflación más cercano al 3-4%.
Ambas posibilidades deberán de cohabitar con las tensiones geopolíticas que podrían acelerar nuevamente los desequilibrios en la oferta, provocando una segunda ola que sería especialmente dañina para los mercados y para una economía agonizada y exhausta tras décadas de crecimiento monetario, y que únicamente puede vivir en un entorno de tipos 0 a la japonesa o bien bajo una inflación galopante que destruya la deuda causando eso sí, un espantoso dolor a nuestro sistema capitalista.
Es por ello que no logro comprender la complacencia que muestra el Sr. Powell últimamente, y lo que me ha llevado a pensar que en efecto Jerome ha visto la luz y realmente se cree que el escenario de desinflación ordenada es la realidad palpable que se está imponiendo. Un claro caso más de que es la repetición de afirmaciones lo que le lleva a uno a creer, y cuando el creer se transforma en una convicción profunda, las cosas comienzan a suceder, ¿no creen?
La fe humana es sagrada y esencial para llevar a cabo cualquier cosa y abordar cualquier circunstancia, pero permítanme si una vez más me muestro exageradamente taxativa en cuanto a mis opiniones, y hoy no comparto bajo ningún concepto que decisiones cruciales que afectarán a la vida de toda una generación y más allá estén en manos de alguien que pueda eludir su responsabilidad teniendo en sus manos un legado que se presta para todos y hoy está al amparo de la convicción de la FED. Visto lo visto señores, nos toca rezar.
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