Economía

¡Aniquilando vanidades!

Fed
El presidente de la Fed, Jerome Powell.

“Hay que dejar la vanidad a los que no tienen otra cosa que exhibir”. Honoré de Balzac

Sí. La autoestima y la confianza en uno mismo son dos grandes virtudes, pero existe una gran diferencia entre tener seguridad siendo vanidoso, o ser humilde y conocer tu valía. La humildad te empuja a seguir aprendiendo, sabiéndote conocedor de tus propias virtudes y defectos, mientras que la vanidad te anima en exclusiva a potenciar tus propias virtudes, dejando de lado lo que todos aborrecemos de nosotros mismos y de los demás; ¡los defectos!

Aunque las cualidades que forman parte de nuestra sociedad siempre son opinables y no concluyentes, lo cierto es que a veces dicha vanidad tiene un gran defecto, y es que ocultarse entre tus virtudes puede reflejar inseguridad de fondo, complejo en la forma y riesgo de desequilibrio en el entorno, si este cambia, y aquello que te hace diferente, pasa a convertirte en uno más.

Y claro, caerse del pedestal sin haber comprendido los motivos que te llevaron allí, es realmente catastrófico para el amor propio de los seres humanos. Sin duda alguna, la adaptabilidad y la gestión del cambio son dos de los principales atributos de la evolución, dos de los cuales me apasionan, por cierto.

Creo firmemente que la vanidad es en lo que se ha convertido la sociedad desarrollada en esta época de excesos monetarios, en la que las bondades económicas han restado valor a los méritos y que el esfuerzo queda como algo vintage, como que forma parte del pasado, ¿no les da la sensación?, ¿acaso la economía ha logrado a través de la tecnología que el esfuerzo quede en exclusiva para el gym? Lamentablemente, ¡veremos!

Lo que tengo claro, a colación de los datos económicos que vamos conociendo a lo largo de esta semanas, es que la economía está aguantando el embate monetario de Mr. Jerome Powell, contrayendo la inflación sin que ello pese en el mercado laboral. Sin embargo, los datos que vamos obteniendo de disponibilidad del ahorro, nos indica que todo lo que se logró durante la pandemia se ha esfumado y que el consumidor americano se ha fundido todo el ahorro creado en el confinamiento.

Y obviamente, una economía sin ahorro y con unas condiciones financieras endureciéndose, facilita una nueva recesión señores míos, aunque cueste más de lo esperado, de lo cual no me cabe duda. Lo que por cierto, desanima a los mercados ¡y mucho! Pues entienden que con los datos conocidos del mercado laboral, la FED tendrá que crear  condiciones financieras para una verdadera recesión con una tasa de paro muy superior al 5%, frente al 3,5% actual, algo que a colación de los datos, precisa de mayor severidad, al menos, en mi opinión y por ahora.

Y si en EEUU el mercado laboral parece atragantársele a la FED, en Europa los elevados costes de la energía no deberían tardar en causar mella en los márgenes empresariales y en el poder adquisitivo de los consumidores, dirigiendo la economía hacia un crecimiento negativo para los próximos trimestres, que por ahora se intuye leve.

Son muchos ya los analistas que concluyen que el problema venidero en Europa no está tanto en la profundidad de la recesión, sino más bien el la dificultad de la recuperación, algo que debería preocupar a un BCE atado de pies y manos, ante las dificultades para reducir su balance mientras sopesa el coste de hacerlo, o el coste de no hacerlo.

Y si las economías desarrolladas parecen que vienen con un freno de mano dispar, China ya es otra fiesta. Como sabemos, China depende actualmente de la expansión fiscal, concretamente de su inversión en infraestructuras, aquella que trata de amortiguar la caída de un sector privado que sigue aguantando las consecuencias de sus políticas COVID 0 y de la pérdida de inversión.

Sin embargo, este escenario que a priori parece tan indigesto, rompe en parte muchos egos, debido a la acomplejada desnudez que las diferentes necesidades han mostrado al mundo. Que Europa sea tan dependiente energéticamente de lo que en potencia es su principal enemigo (Rusia), es tan real como que China con su política Covid 0, necesita una tregua comercial con USA.

Y ahí es nada, como el régimen de Xi ha adoptado un doble eje monetario y diplomático para capear el temporal, aceptando flexibilizar las condiciones de liquidez e iniciar una desescalada en las tensiones con USA, la curita de humildad ha animado un poquito al Hang Seng tras desplomarse dilapidando más de la mitad de su capitalización, ¡pas mal!

Este escenario es diametralmente opuesto al que les explicaba el año pasado, puesto que si bien la distribución del mercado de activos cotizados amenazaba con turbias tormentas las condiciones económicas, este año venidero podría llevar a los esperados brotes verdes, de los que les hablé la semana pasada en ésta, mi tribuna de opinión, a los mercados a una transición ordenada, de menos a más.

Parece razonable pensar que si el tema de este 2.022 ha sido el endurecimiento monetario, el próximo 2.023 los bancos centrales van a ser meros observadores de una balanza monetaria que, ahora tenderá a ser muy vigilada desde la perspectiva del crecimiento, y no tanto desde la inflación. Para ganar la batalla a la inflación se tiene que crear una recesión, no me cansaré de decirlo, y una vez creada hay que controlar que no sea severa. Este es el episodio que hay que controlar señores.

Este hecho concuerda con el crash que las bolsas han vivido este 2022, no en la renta variable, pero sí en la castigada renta fija. Los bonos a largo plazo empezarán a tener rentabilidad real positiva durante 2.023, volviendo a su condición defensiva y a ser un reclamo inversor, de la misma manera que las condiciones recesivas de la economía deberían distensionar la inflación y devolver el apetito al segundo gran crash que hemos vivido este 2.022 con la burbuja de la disrupción.

Francamente, creo que el fin del colapso del mercado de renta fija, y de algunas tecnológicas, debería poder ser capaz de poner remedio a su fin, a medida que 2.023 se consolide como el año que le dé un portazo en los morros a las vanidades financieras creadas por la burbuja de la sinrazón de la FED, devolviendo así a nuestra economía a un entorno más industrial y menos especulativo, más real y meritocrático. Al fin y al cabo, yo soy de las que sabe que la realidad se crea, y las circunstancias se capean. Pero sobre todo, que al que se duerme lo único que le puede pasar es que sueñe. Buenos días, y buena suerte mundo real.

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