Ha llegado el día: el giro de 180º que acaba de llegar a los cajeros de España que lo cambia todo
Los cajeros de España se renuevan con mayor adaptabilidad para todos
Adiós a los cajeros automáticos: el cambio que llega a estas zonas de España a partir de este día
Ingresa 16.500 euros en un cajero y pasa lo impensable: el banco no da señales


Sacar dinero del cajero automático es una de esas acciones cotidianas que muchos hacemos sin pensar. Pero para otros, especialmente para quienes tienen alguna discapacidad o movilidad reducida, esta tarea puede convertirse en un verdadero reto. Hoy, por fin, ese obstáculo empieza a desaparecer. La forma en que interactuamos con los cajeros en España cambia, y lo hace de manera profunda.
Desde hoy sábado 28 de junio, entra en vigor una reforma legal que marca un antes y un después en el uso de los cajeros automáticos en España. Se trata de la aplicación de la Ley 11/2023, que transpone una directiva europea centrada en la accesibilidad. De este modo, supone una transformación relevante para millones de ciudadanos ya que va a servir para garantizar que cualquier persona, sin importar sus condiciones físicas, sensoriales o cognitivas, pueda utilizar un cajero de forma autónoma, segura y sin barreras. Y lo que inicialmente parece un gesto hacia la inclusión, acaba repercutiendo positivamente en la experiencia de todos.
El giro de 180º que acaba de llegar a los cajeros de España
Con la nueva normativa, los cajeros automáticos deberán cumplir criterios de accesibilidad universal. Esto implica un rediseño integral de sus características, tanto tecnológicas como físicas. A partir de ahora, los nuevos cajeros deberán incorporar pantallas más grandes, con mayor contraste y letras ampliadas para facilitar la lectura. Además, estarán equipados con sistemas de guiado por voz mediante auriculares y teclados con caracteres en braille.
Pero la transformación no se queda en lo visual o sensorial. También se modificará la disposición física de los terminales, adaptando su altura y espacio de acceso para que personas en silla de ruedas o con movilidad reducida puedan operar sin ayuda. En definitiva, se trata de romper barreras que hasta ahora parecían invisibles, pero que estaban muy presentes para muchos.
Una mejora que beneficia a todos
Aunque la normativa está pensada principalmente para facilitar el uso a personas con discapacidad, sus beneficios se extienden a toda la población. Las personas mayores, quienes tienen dificultades visuales o quienes no se manejan bien con la tecnología también encontrarán en estos nuevos cajeros una herramienta más intuitiva y sencilla.
Los bancos, por su parte, tendrán la obligación de informar a sus clientes sobre qué cajeros están ya adaptados y cuáles aún están pendientes de actualizar. Esto evitará situaciones frustrantes o confusas, y permitirá a los usuarios planificar mejor sus gestiones. La idea es que el acceso al dinero en efectivo no dependa de la suerte o del barrio, sino que sea una garantía para todos.
Una implantación progresiva y sin prisas
Los cambios no se harán de un día para otro. La normativa establece que los cajeros que ya existían antes del 28 de junio de 2025 podrán seguir funcionando hasta que finalicen su vida últil, con un límite máximo de 10 años. Eso significa que, en la práctica, los bancos tendrán hasta 2030 para adaptar toda su red.
Este margen de tiempo responde a la necesidad de una transición realista, que permita a las entidades realizar las inversiones necesarias sin poner en riesgo la operatividad del sistema. Pero al mismo tiempo, marca una fecha límite clara: en cinco años, todos los cajeros en España deberán estar al servicio de todos, sin excepciones.
Mientras tanto, los usuarios podrán ver cómo poco a poco su experiencia mejora. Ya no se tratará solo de encontrar un cajero que funcione, sino uno que esté pensado para cada uno de nosotros. Un cambio que va más allá de lo técnico: habla de una sociedad que empieza a mirar más allá de lo evidente.
Mucho más que cajeros automáticos
Lo más interesante es que esta ley no se limita únicamente a los cajeros. También afecta a otros dispositivos de autoservicio como máquinas expendedoras de billetes, terminales interactivos, plataformas de banca electrónica, aplicaciones móviles y hasta los libros electrónicos. La idea de fondo es eliminar las barreras de acceso en todos los servicios de atención al público, físicos o digitales.
La reforma forma parte de una iniciativa europea más amplia que busca hacer realidad el principio de accesibilidad universal. No se trata sólo de cumplir con una norma, sino de construir una sociedad en la que nadie quede atrás por sus circunstancias. Un paso que, aunque tardío, es absolutamente necesario.
Este cambio legal marca un punto de inflexión que va mucho más allá de lo meramente funcional. Representa una visión más justa e inclusiva de la vida en comunidad, donde las tecnologías se adaptan a las personas, y no al revés. Y eso, sin duda, lo cambia todo, aunque quizás muchos apenas noten el cambio o de hacerlo, no lo tengan en cuenta. Pero basta pensar en los mayores o en cualquiera con una discapacidad para valorar el cambio y que los cajeros de España estén, realmente y por fin, al alcance de todos.