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El giro ‘verde’ de Repsol y la pandemia reducen la producción de petróleo en España al mínimo histórico

petróleo Rusia
Pozos de petróleo.
Carlos Ribagorda

El giro de Repsol hacia la generación de electricidad mediante energías renovables para alcanzar su objetivo de cero emisiones en 2050, que se agudizará aún más en los próximos años, ha dejado a España en mínimos históricos de extracción de petróleo. En octubre, de acuerdo con los datos de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores), la producción de crudo en el país se situó en 719 toneladas, cifra desconocida hasta ahora. A ello ha contribuido también el menor consumo de oro negro por la caída de la demanda ante las restricciones a la movilidad decretadas durante este año para hacer frente a la expansión de la pandemia.

En octubre, último mes con datos, el consumo de petróleo ya se ha situado en las cifras del año pasado, con 4,28 millones de toneladas -en los meses del estado de alarma cayó a la mitad-. Esto significa que España ha producido el 0,01% del crudo que ha consumido, teniendo que comprar en el exterior el resto. La dependencia de este tipo de energía, clave todavía a la espera de la futura electrificación del parque de automóviles, es máxima en estos momentos.

La extracción de crudo en España se limita prácticamente a una serie de yacimientos situados en torno a la plataforma de Casablanca, en el Mediterráneo, junto a la costa de Tarragona. Se trata de los pozos de Boquerón, Casablanca, Montanazo-Lubina y Rodaballo. Hay activo un quinto, Viura, en La Rioja, pero se extrae básicamente gas natural. Todos están operados por Repsol, que comparte la propiedad con Cepsa y Petroleum. El de Montanazo-Lubina es propiedad al 100% de la petrolera que preside Antoni Brufau.

Aunque faltan aún dos meses para cerrar el año, la cifra en el conjunto del ejercicio no alcanzará ni de lejos los 30.000 toneladas y es irrisoria comparada con años anteriores: 40.244 toneladas en 2019; 86.991 toneladas en 2018; 120.105 en 2017; 140.895 en 2016…

Estos mismos han producido en octubre 719 toneladas, según Cores. Se trata de una cifra ínfima respecto al consumo del país y desconocida a lo largo de los últimos años. En los diez primeros meses del año se han extraído 24.870 toneladas de estos pozos. Aunque faltan aún dos meses para cerrar el año, la cifra en el conjunto del ejercicio no alcanzará ni de lejos los 30.000 toneladas y es irrisoria comparada con años anteriores: 40.244 toneladas en 2019; 86.991 toneladas en 2018; 120.105 en 2017; 140.895 en 2016; 232. 244 en 2015; 305.411 en 2014… Hay que remontarse a la crisis del petróleo de 1972 para ver una cifra más baja.

Repsol gira hacia la electricidad

En medio de esta producción testimonial de Repsol, la histórica petrolera estatal española, la compañía que dirige Josu Jon Imaz ha decidido acelerar su giro estratégico hacia las energías renovables y la electricidad. Repsol es el quinto operador eléctrico del país, con más de un millón de clientes, tras comprar el negocio eléctrico de Viesgo en 2018.

En el plan estratégico 2020-2025 que ha presentado hace unas semanas la petrolera, las inversiones en tecnologías bajas en carbono serán del 25% del total. El objetivo de Repsol es alcanzar los 15.000 MW de potencia instalada con energías limpias, renovables e hidráulica en 2030.

En definitiva, lo que busca ahora Repsol no es petróleo. La inversión prevista en el plan para exploración apenas se sitúa en 800 millones de euros, frente a los 2.500 millones de euros invertidos en los cinco años anteriores. Un giro total, de 180 grados, que contrasta con la estrategia de la compañía a principios de los años dos mil, cuando el objetivo era encontrar oro negro a toda costa.

Cae el precio del petróleo

Otra de las razones que ha puesto en duda el negocio de exploración es la caída del precio del petróleo. Diversas fuentes señalan que la extracción de crudo sólo es rentable con el barril a 40 dólares, precio que no ha alcanzado en muchos momentos en los últimos años y menos aún durante la pandemia por el recorte de la demanda a nivel mundial.

La inversión prevista en el plan para exploración apenas se sitúa en 800 millones de euros, frente a los 2.500 millones de euros invertidos en los cinco años anteriores

De hecho, esa caída del precio del barril fue lo que obligó a la petrolera a realizar una revisión del valor de sus activos y anotarse pérdidas mil millonarias en 2019, que han seguido este año. En concreto, la empresa se anotó una pérdida del valor de sus activos de 4.800 millones de euros. Esto implica que mientras se reduce al mínimo la producción de sus pozos en la costa de Tarragona, la petrolera estudia la salida de los mercados de exploración en otras zonas del planeta.

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