En Europa están comprando litros de leche de larga duración y tiene sentido: deberíamos hacerlo en España
Un brote de fiebre aftosa provoca el pánico y podría hacer que el precio de la leche se dispare
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El temor a que se produzca crisis en el sector lácteo parece haber llegado de repente a los hogares de Europa Central. Una enfermedad contagiosa que afecta directamente al ganado ha provocado un auténtico caos en Eslovaquia, donde los ciudadanos han empezado a vaciar las estanterías de los supermercados en busca de leche de larga duración. El motivo: evitar quedarse sin un alimento tan básico como es la leche. Pero más allá de este caso concreto, lo que está ocurriendo en Eslovaquia debería abrirnos los ojos también en España.
No nos olvidamos de otras crisis en las que todo el mundo salió corriendo al supermercado para no quedarse sin abastecimiento. En este caso la posible falta de leche en Europa, se debe a la fiebre aftosa, una enfermedad altamente contagiosa entre animales, que ha obligado a sacrificar buena parte del ganado lechero en una de las plantas más importantes del país, lo que ha reducido drásticamente las reservas de leche. El impacto ha sido inmediato en el mercado y los consumidores han reaccionado como cabía esperar: abasteciéndose de productos que duren más y aseguren el consumo familiar durante meses. El problema ahora es que este brote puede extenderse más allá de Eslovaquia. Si el suministro de leche de Europa se ve afectado en cadena, podríamos enfrentarnos a subidas de precios o incluso a desabastecimientos puntuales. Por eso, la reacción preventiva de los consumidores del centro de Europa no es tan exagerada como podría parecer. Y quizás en España deberíamos ir tomando nota, no tanto para entrar en pánico, sino para actuar con inteligencia.
Qué está sucediendo en Europa con la leche
La alarma comenzó en una lechería ubicada en la región de Baka, en Eslovaquia. Allí se detectó un brote de fiebre aftosa, una enfermedad vírica que afecta a los animales y se propaga con una facilidad preocupante. El foco infeccioso ha causado la pérdida de cerca del 30% de las reservas de leche en el país, lo que ha generado un fuerte impacto tanto en la cadena de producción como en la distribución.
La Cámara de Agricultura e Industria Alimentaria de Eslovaquia ha advertido del riesgo de que la enfermedad se propague a otras instalaciones. Esto no sólo amenaza a los productores de leche de este país de Europa, sino también al equilibrio del mercado en el resto del continente. Si el país necesita importar leche para cubrir su demanda, esa presión se trasladará a los países vecinos, encareciendo el precio por escasez relativa y aumentando la competencia por el producto.
La leche de larga duración, el producto más codiciado
Ante el temor de no encontrar leche fresca en los próximos días o semanas, muchos ciudadanos están optando por llenar sus despensas con leche UHT, también conocida como leche de larga duración. Este tipo de leche ha sido sometida a un tratamiento térmico más intenso que permite conservarla durante meses sin necesidad de refrigeración, siempre que el envase no se abra.
El sentido práctico de esta decisión es claro: no sólo permite tener reservas en casa sin preocuparse por la caducidad inmediata, sino que además evita depender del suministro diario del supermercado en caso de que las existencias comiencen a escasear. Es un comportamiento similar al que vimos en España durante la pandemia, cuando el papel higiénico y la harina desaparecieron de las estanterías. En este caso, la diferencia es que el origen del problema está vinculado directamente a una enfermedad que puede golpear de lleno al mercado europeo de productos lácteos.
¿Puede pasar algo parecido en España?
España no está actualmente afectada por la fiebre aftosa, pero el riesgo no es inexistente. La globalización y las redes de comercio europeo hacen que cualquier crisis alimentaria se pueda trasladar rápidamente de un país a otro. Si Eslovaquia necesita comprar leche en el exterior, es probable que se recurra a otros países productores como Francia, Alemania o incluso España. Eso puede tensionar el mercado, reducir nuestras propias reservas y encarecer los precios.
Además, hay otro factor que no podemos perder de vista: la inflación. Si la leche, que es un alimento básico en casi todos los hogares, sube de precio, puede generar un efecto dominó en otros productos derivados como el queso, la mantequilla o el yogur. Las familias con presupuestos ajustados serán las más afectadas, y todo por una crisis que, aunque parezca lejana, ya está teniendo consecuencias directas en el bolsillo de los consumidores europeos.
Pero entonces, ¿significa esto que debo llenar mi despensa con leche de larga duración?. Lo cierto es que contar con esta leche es una medida sencilla y lógica si queremos estar preparados ante posibles problemas de abastecimiento. Sin embargo, no parece que por el momento España se vea afectada por esta crisis, aunque como señalan desde el periódico As, no significa que no pueda llegar a otros países de Europa, de modo que será necesario seguir atentos a ver qué ocurre y cómo evoluciona la situación.