Estados Unidos sacude el mercado del aceite de oliva: ya es el segundo mayor consumidor mundial y puede cambiarlo todo
Estados Unidos se consolida como el segundo consumidor del mundo de aceite de oliva con casi 400.000 toneladas
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El aceite de oliva ha sido históricamente y sigue siendo, un producto clave en nuestra dieta mediterránea, pero su popularidad ha traspasado fronteras y ahora está conquistando a consumidores en todo el mundo. En un giro inesperado, Estados Unidos ha escalado posiciones en el ranking global de consumo hasta colocarse, superando a Italia, como el segundo mayor consumidor de este oro líquido, sólo por detrás de España. Esta transformación podría alterar profundamente el equilibrio del mercado internacional.
Las cifras lo confirman: el Consejo Oleícola Internacional (COI) estima que en la presente campaña se consumirán en todo el mundo 3,06 millones de toneladas de aceite de oliva. De ese total, un 12% (alrededor de 398.000 toneladas) corresponderán a Estados Unidos, superando las 395.000 toneladas de Italia y acercándose al 15% del mercado que representa España. Sin embargo, lo más impactante es la velocidad con la que este país ha aumentado su consumo, cuadruplicando sus importaciones desde los años 90 y demostrando que el interés por este producto sigue en auge.
Estados Unidos apuesta por el aceite de oliva
El ascenso de Estados Unidos en el consumo de aceite de oliva no es casualidad. En las últimas décadas, el interés por una alimentación saludable ha impulsado el consumo de productos considerados beneficiosos para la salud, entre ellos el aceite de oliva. Instituciones como la Universidad de Harvard han respaldado sus propiedades saludables, promoviendo su inclusión en la dieta diaria de los estadounidenses. A pesar de que el consumo per cápita en el país sigue siendo inferior al de Europa, las proyecciones indican que seguirá en aumento en los próximos años.
Sin embargo, hay un dato clave: Estados Unidos apenas produce el 1% del aceite de oliva que consume. La mayor parte proviene de importaciones, principalmente de España e Italia. Dos de las marcas más vendidas en el mercado estadounidense, Bertolli y Pompeian, pertenecen a compañías españolas, Deoleo y Dcoop respectivamente. Esto refuerza el papel fundamental que tiene nuestro país en la distribución global del producto.
El temor por los nuevos aranceles
El mercado estadounidense se ha convertido en una de las principales vías de comercialización para el aceite de oliva español, lo que supone una gran oportunidad, pero también ciertos riesgos. Uno de los más temidos es la posibilidad de que el gobierno de Donald Trump o futuras administraciones impongan aranceles a este producto, como ya ocurrió con las aceitunas. Esto podría encarecer el producto en suelo estadounidense, afectando a los propios consumidores norteamericanos, que tendrían que pagar precios más altos por un alimento cada vez más valorado en su dieta. En la actualidad un litro de aceite de oliva virgen extra de la marca Pompeian, se vende en Walmart, uno de los supermercados más populares de todo Estados Unidos, por 8,64 dólares la botella de 16 onzas (473 ml), por lo que el litro cuesta un precio que supera los 18 dólares.
España lidera la producción mundial pero con nuevos competidores
Mientras Estados Unidos aumenta su consumo, el sector olivarero global enfrenta una realidad cambiante. Tras dos campañas complicadas por la sequía y otros factores climáticos, la producción mundial parece estabilizarse. España seguirá liderando la producción con cerca de 1,3 millones de toneladas, representando el 40% del total global. Sin embargo, hay novedades en el ranking: Turquía se consolida como el segundo mayor productor con 450.000 toneladas, desbancando a países históricamente potentes como Italia o Grecia. Túnez, Grecia e Italia completan el top cinco, aunque con cifras menores debido a las inclemencias meteorológicas.
Este contexto refuerza la idea de que la producción de aceite de oliva está sujeta a fuertes oscilaciones derivadas del cambio climático. Aunque la tecnología ha permitido aumentar la productividad en muchas explotaciones, los fenómenos meteorológicos extremos continúan afectando la estabilidad del mercado.
La caída de los precios y el impacto en el consumidor
En el mercado español, los precios del aceite de oliva han experimentado un desplome considerable en los últimos meses. Según datos de Infaoliva, el precio del aceite de oliva virgen extra ha pasado de los 9 euros por kilo en febrero del año pasado a 3,9 euros en la actualidad. Otras variedades también han visto caídas drásticas: el virgen ha bajado de 8,7 a 3,6 euros, y el lampante de 8,4 a 3,4 euros.
Sin embargo, en los supermercados la rebaja no ha sido tan pronunciada a pesar de que ya podemos encontrar distintas marcas de AOVE a precios en torno los 5 o 6 euros.
Acusaciones de fraude y falta de control
El sector del aceite de oliva también enfrenta un problema creciente: la posible adulteración del producto para abaratar costos. Antonio Luque, presidente de Dcoop, ha denunciado que existe un fraude generalizado que consiste en mezclar el aceite de oliva con otros aceites más baratos, como el de girasol o el de orujo, sin que haya un control efectivo por parte de las administraciones. A pesar de que hay indicios claros, Luque sostiene que no se han podido presentar pruebas sólidas para llevar estos casos a los tribunales.
No obstante, desde el Consejo Oleícola Internacional defienden que España cuenta con una de las normativas de calidad más estrictas del mundo y que los controles europeos son de los más exigentes. En este sentido, cualquier irregularidad debería ser denunciada a través de los cauces legales establecidos.