Crisis energética

España importa gas de Francia todo agosto pese a que Sánchez justificó el decretazo para exportarlo

Francia
España importa gas de Francia en agosto.
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

Pedro Sánchez vendió su decretazo de ahorro energético como una muestra de «solidaridad» con Europa para poder enviar gas a los países más afectados por las restricciones impuestas por Rusia. Pero la realidad es que, desde que entró en vigor, España ha dejado de exportar gas a Francia y ha pasado a importarlo a marchas forzadas.

Así se desprende de los datos de Enagás, el gestor técnico del sistema gasista. Hasta julio, España era exportadora neta de gas a Europa a través de Francia, que es lo lógico: ya que España sí tiene un suministro abundante, lo exporta a quienes temen problemas de abastecimiento por culpa de Putin. Esa es la justificación de la norma que limita el aire acondicionado y la iluminación de escaparates.

Pero fue anunciar el decreto y que los gasoductos que nos unen con el país vecino (los hay, aunque son pequeños) se dieran la vuelta y empezaran a bombear desde Francia hacia España. Así ha sido todos los días del mes, con niveles de hasta 180 GWh en 24 horas.

¿Por qué importamos gas?

¿A qué se debe este cambio de estrategia? Según expertos en el mercado, la principal razón es que el gas en Francia es bastante más barato que en España. Allí lo reciben sobre todo por gasoducto -más económico que por barco- y les sobra porque consumen muy poco, dado que su sistema se basa en la energía nuclear (aunque ahora tengan paradas varias centrales).

Aquí, como Argelia cada vez nos envía menos gas por tubo, tenemos que traerlo en barco de otros países, sobre todo de Estados Unidos y Rusia, que cada vez nos lo venden más caro al hilo de la escalada de su cotización en mercados como el de Ámsterdam (donde la semana pasada superó los 300 euros por MWh). En consecuencia, comprar el gas a Francia nos sale más barato.

Es decir, existe una razón económica para importar gas desde el país vecino en vez de exportarlo. Pero se supone que, en esta situación de posible falta de suministro en invierno -que es por la que Bruselas ha exigido medidas de ahorro a todos los países, como las contenidas en el decretazo, y por las que les ha obligado a preparar planes de contingencia que deben presentar en septiembre-, la solidaridad entre los socios comunitarios debe primar sobre las razones económicas.

La falsa solidaridad de Sánchez

Esto es aún más llamativo por cuanto los almacenes de gas en España están más llenos que la media europea: las reservas del conjunto de la UE están al 76,9% y las nuestras alcanzan el 82%. El objetivo de Bruselas era alcanzar el 80% este otoño. Por tanto, teóricamente no necesitamos importar más gas de Francia y esas cantidades podrían destinarse a otros países más dependientes de Rusia.

Sánchez tampoco hace honor a la solidaridad con el resto de la UE de la que presumió al presentar su decretazo sin corbata, ya que pidió (y consiguió) que se aplicara una excepción a España para que sólo redujéramos el consumo de gas un 7% en vez del 15% del resto de nuestros socios.

Por otro lado, cabe recordar que España sí está exportando a Francia grandes cantidades de electricidad barata que financiamos los ciudadanos españoles en el recibo de la luz: hasta el 9 de agosto, nos había costado 220 millones. Esto se debe a que España le vende la luz a Francia al precio de la subasta diaria con el tope al gas, sin incluir la compensación a las gasistas que se incluye en la factura de los consumidores. Es decir, a través del recibo los españoles estamos subvencionando la luz barata que nos compra Francia.

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