Documentos del Kremlin admiten una fuerte recesión de la economía rusa y fuga masiva de cerebros

Rusia descuento petróleo
Vladimir Putin, en una imagen del pasado mes de agosto.

Rusia afronta una posible y profunda recesión económica y una fuga masiva de cerebros por la invasión de Ucrania y las sanciones a las que está siendo sometido el país.

La agencia estadounidense Bloomberg asegura haber accedido a documentos internos del Gobierno ruso, presentados en una reunión a puerta cerrada que habría tenido lugar el pasado 30 de agosto. En dichos documentos, se pinta un panorama que poco tiene que ver con el que Putin ha trasladado al exterior en apariciones públicas.

La documentación a la que ha accedido la agencia dibuja tres posibles escenarios, y dos de ellos admiten que la contracción de la economía del país se acelerará el próximo año, previendo que la economía no recuperará los niveles previos a la guerra hasta el final de la década o más tarde. Las previsiones apuntan a que el PIB ruso caerá en 2023 un 8,3% respecto al de 2019, y hasta un 11,9% en 2024.

El informe advierte también sobre una previsible pérdida de trabajadores altamente cualificados, hasta 200.000 especialistas en tecnologías de la información, que podrían abandonar Rusia en los próximos tres años.

El corte total del gas a Europa, el primer mercado de exportación de Rusia, podría costar 6.600 millones de dólares al año en pérdidas fiscales, según el mismo informe, que no podrá ser compensado con nuevos mercados de exportación, ni siquiera a medio plazo. Además, el documento al que se refiere Bloomberg avisaría de falta de tecnología para las plantas de gas natural licuado.

Hasta ahora, la agencia oficial rusa de estadísticas económicas, Rosstat, había informado de una caída del PIB en Rusia del 4% en el segundo trimestre del año, y de una tasa de desempleo del 3,9%, mínimo histórico.

Pero Rosstat ha perdido veracidad. El diario The Wall Street Journal recordaba este fin de semana que Rusia contabiliza sus datos de desempleo de forma imprecisa, ya que, en épocas de crisis, las leyes laborales del país dificultan el despido de empleados. En lugar de despidos, las compañías en el país acometen ‘vacaciones obligatorias no remuneradas’, de forma que los trabajadores mantienen su condición de empleados aunque no estén trabajando ni cobrando.

Jeffrey Sonnenfeld, de la Universidad de Yale, que desde el comienzo de la invasión de Ucrania ha estado monotorizando las empresas extranjeras que abandonan Rusia, estima que más de un millar de compañías, con ingresos que superan el 40% del PIB ruso, han dejado el país, el mayor retroceso de inversión extranjera desde la caída de la URSS.

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