POLÍTICA MONETARIA

Consejeros de la Reserva Federal siembran la duda: bajar tipos este año impedirá controlar la inflación

Cambio de sentimiento en la Reserva Federal sobre la necesidad de bajar los tipos de interés

El presidente de la Fed, Jerome Powell, inflación de estados unidos
Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal.

El debate sobre la conveniencia de bajar los tipos de interés a lo largo de este año se ha intensificado estos días en el seno de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), trasladando inquietud a los mercados de valores, que llevan meses inmersos en un inédito rally alcista. Varios consejeros del banco central americano se han pronunciado en privado en sentido negativo sobre la conveniencia de reducir el precio del dinero. Por ejemplo, el presidente de la Fed de Minneapolis, Neel Kashkari, ha puesto encima de la mesa la cuestión de si tiene sentido bajar los tipos de interés en una economía como la norteamericana, que está en pleno apogeo.

Y la miembro del Consejo de la Fed  Michelle Bowman ha ido más allá de Kashkari, al plantear en términos retóricos, y de momento puramente hipotéticos, la posibilidad de que el banco central tenga que volver a subir los tipos para controlar la inflación si ésta continúa alta. Una idea que es en verdad rompedora, que el mercado no contempla actualmente en absoluto, pero que no deja de producir cierta inquietud entre los inversores.

Las causas de este cambio de sentimiento de la autoridad monetaria de Estados Unidos tienen todo que ver con las muestras de solidez de la economía. El índice de compra de productos manufactureros (ISM) ha superado por primera vez en año y medio los 50 puntos, lo que refleja una insólita fortaleza en el sector industrial. Por otra parte, el informe de empleo de abril ha aflorado una creación de 330.000 nuevos puestos de trabajo, de manera que la tasa de paro ha descendido hasta el 3,8% superando todas las expectativas.

Adicionalmente, la inflación ha repuntado tres décimas en marzo, un elemento también disuasorio de un eventual giro en la política monetaria de Estados Unidos, que mantiene anclados los tipos de interés en el 5,5%. En concreto, el índice de precios de consumo (IPC) del país se situó en el 3,5% interanual en el mes pasado, según la Oficina de Estadísticas Laborales del Departamento de Trabajo, y el índice subyacente, que excluye de su cálculo los precios de los alimentos y la energía por su mayor volatilidad, cerró el tercer mes de 2024 con un incremento del 3,8%.

Igual que sucede con el Banco Central Europeo, el mandato de la institución que preside Jerome Powell es situar de manera estable la inflación en el 2%, lo que está muy lejos del alcance de las manos por el momento. En este caso, la Fed también debe observar simultáneamente la evolución de la actividad económica y del empleo -algo que es ajeno al objetivo fundacional del BCE-, pero ninguno de los dos indicadores dan muestras de preocupación en estos momentos, sino que ofrecen señales claras de una coyuntura robusta.

La combinación de los nuevos datos macroeconómicos y de los mensajes lanzados por destacados representantes de la Fed apuntan a un posible cambio de sentimiento en los mercados de valores, en el que se constata un cierto revuelo entre los inversores, hasta ahora acostumbrados a que sólo puede haber una dirección en las Bolsas, y que ésta debe ser alcista. Hasta ahora, todo lo que no sea un horizonte claro y despejado perturba sobremanera, asegura Juan Carlos Ureta, presidente ejecutivo del banco de inversión Renta 4.

El problema es que sí hay nubes y una de ellas es el petróleo, que está subiendo con fuerza. El precio del crudo ligero americano (WTI) se ha incrementado un 20% en lo que va de año y ha llevado la gasolina en Estados Unidos al máximo nivel desde octubre. Pero el Brent no le ha ido demasiado a la zaga, y registra un aumento del 18% desde el uno de enero. También el oro, el clásico activo de reserva, está en máximos históricos. En un caso y otro, los movimientos en los precios tienen mucho que ver con la escalada del conflicto de Oriente Medio.

La bolsa de Wall Street

La gran pregunta es si las Bolsas pueden iniciar una corrección de cierta intensidad, o si, por el contrario, estamos ante otra toma de beneficios pasajera para después seguir subiendo con fuerza. Una pregunta que polariza las opiniones entre quienes creen que al mercado alcista aún le queda mucho recorrido y los que creen que ha ido ya demasiado lejos y debe corregir con fuerza.

La resistencia a bajar deriva del sentimiento inversor, que está en máximos en Estados Unidos, según el informe mensual de Investors Intelligence y de la American Association of Individual Investors. Según Ureta, «si atendiésemos a la experiencia, esto nos movería a pensar que los retornos en los próximos meses serán moderados y que incluso puede haber una corrección de entre el 5% y el 10% en algún momento, sobre todo si el tipo del bono del Tesoro americano a diez años, el T bond, se acercase de nuevo al 5%». Una corrección de esta clase en ningún caso alteraría la tendencia básica alcista de largo plazo, pero inquietaría a unos inversores acostumbrados a subidas continuas.

A su favor juega que la liquidez sigue siendo muy elevada porque desde el pico de 27,6 trillones (americanos) de dólares que alcanzaron los balances de los Bancos Centrales tras el Covid (un 6% del total de activos financieros a nivel global y más de un 10% del total valor global de acciones y bonos) sólo se ha reducido en 5 trillones.

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