Calviño cede el pacto sobre las reglas fiscales a Francia y Alemania para lograr apoyos y presidir el BEI
Intento desesperado de Calviño para presidir el BEI
La ministra Calviño ha decidido tirar la toalla como presidenta rotatoria del consejo de Economía de la UE durante el presente semestre y entregar las llaves de un eventual acuerdo sobre la reinstauración de las reglas fiscales de la zona euro a las negociaciones bilaterales entre Francia y Alemania a cambio de lograr los apoyos imprescindibles para dirigir el Banco Europeo de Inversiones (BEI) y abandonar la política española, que parece ser su principal interés en estos momentos.
La conclusión es que los dos grandes de la Unión han decidido dejar fuera de la negociación de las reglas a España -algo que le correspondía en función de su responsabilidad al frente de la UE hasta diciembre-, y que entre los dos ministros de Economía, el francés Bruno Le Maire y el alemán Christian Lindner, llegarán presumiblemente a un acuerdo que presentarán al resto de los estados para su aprobación aprobar si es posible antes de fin de año, aunque las conversaciones no se presentan fáciles.
Según medios europeos consultados por OKDIARIO, el fracaso de España es evidente pero podría constituir un sacrificio en aras de obtener una pieza mayor -al fin y al cabo el Gobierno socialista siempre ha destacado por su imprudencia presupuestaria-: «Es verdad que la ministra queda en una posición muy desairada -y que ha perdido gran parte de su pretendida reputación- después de haber avanzado en los anteriores consejos de ministros europeos que el trabajo sobre las reglas fiscales estaba muy avanzado y se lograría sin duda en 2024».
«Pero esta maniobra tiene truco: le puede servir para conseguir los apoyos imprescindibles y así alcanzar su sueño, que no oculta en los pasillos de Bruselas, y que no es otro que alcanzar la presidencia del BEI, en la que no sólo ella sino el propio jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, han puesto todo su empeño», explican los citados medios.
El sistema de elección de la Presidencia del BEI tiene alguna particularidad. La decisión se toma por doble mayoría, de manera que deberían respaldarla al menos 18 de los 27 países miembros, pero ese bloque debe sumar como mínimo el 68% del capital del banco y para eso es básico contar la aquiescencia de al menos uno de los países grandes, que son los principales accionistas de la entidad.
«La señora Calviño no está dando puntada sin hilo en su carrera para hacerse con la responsabilidad del banco, y si es preciso renunciar a su papel de promotor -y también de árbitro- de un acuerdo como el de las reglas fiscales, que era el expediente de más peso que tenía la Presidencia española de la UE, pues lo hace y aquí no ha pasado nada», señalan las fuentes consultadas.
Calviño cuenta con una competidora de gran envergadura de cara a alcanzar su propósito. Se trata de la actual vicepresidente de la Comisión Europea Margrethe Vestager, la liberal danesa que goza de gran reputación en los ámbitos de Bruselas y que ha hecho un trabajo ímprobo para ganarse el apoyo de los países pequeños sin que quede descartada la posibilidad de que pueda ser votada igualmente por cualquiera de los grandes, Francia o Alemania. Este singular procedimiento permite que los estados pequeños no puedan imponer su criterio a costa de los más importantes, pero tampoco a estos menospreciar el peso de los más débiles.
Hay otra razón por la que peligra la candidatura de Calviño a presidir el BEI. Aunque el canciller alemán, Olaf Scholz, que es socialdemócrata, parece en principio partidario de apoyar a la española, su ministro de Economía Christian Lindner, liberal como Vestager, simula estar en favor de la danesa. Y no deja de ser curioso, a este respecto, que Lindner dijera en el pasado Ecofin celebrado el pasado lunes y martes de esta semana en Luxemburgo, que Alemania ya tenía decidido a su candidato aunque «tardaría tiempo en hacerlo público» -se desconoce por qué motivo-. Esta afirmación podría hacer pensar que la pretensión de Calviño de ocupar el BEI podría estar en peligro.
En todo caso, el mandato del actual presidente del BEI, el alemán Werner Hoyer, finaliza en enero, de manera que el cruce de intereses abiertos entre los países europeos sobre la reinstauración de las reglas fiscales y la jefatura del banco podría emponzoñarse y alargarse en el tiempo, resultando en un rotundo fracaso de la Presidencia española de la UE: Sánchez tampoco ha logrado un consenso sobre la política migratoria y el acuerdo alcanzado para la reforma del mercado eléctrico ha ido en contra de todas las posiciones mantenidas previamente por la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera.
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