Reino Unido obliga a las empresas a hacer listas con los trabajadores extranjeros tras el Brexit
El Gobierno británico considera que llega demasiada gente de fuera de Reino Unido para trabajar en el país. Es por ello que, una vez dado el pistoletazo de salida del Brexit, ha tomado la decisión de obligar a las empresas a elaborar listas con los trabajadores extranjeros.
Ya hace unas semanas, el nuevo Gobierno de Theresa May aseguró de forma tácita que estaba elaborando un plan para levantar barreras contra los trabajadores extranjeros (incluidos los europeos) antes incluso de iniciar formalmente el proceso de salida de la Unión Europea.
Ahora, el Ejecutivo británico destinará 140 millones de libras (unos 158,7 millones de euros) a poner barreras fiscales a los extranjeros que quieran trabajar en Reino Unido, beneficiando a aquellas empresas que contraten trabajadores nativos.
Durante el congreso anual del Partido Conservador, la ministra del Interior, Amber Rudd, aseguró que los foráneos que se trasladen a las islas no pueden «quitar trabajos que pueden hacer los británicos», sino que deben «cubrir huecos».
Además, según informan varios periódicos británicos como The Times, el Gobierno va a solicitar a las compañías que elaboren un informe sobre el impacto que tiene la contratación de inmigrantes en la economía de Reino Unido.
La cosa va más allá, y es que el Gobierno se plantea también restringir el número de estudiantes extranjeros que llegan al país. La idea es tratar de evitar que se queden allí tras acabar sus estudios.
No obstante, la economía británica no ha dado síntomas de debilidad tras la victoria de los partidarios del Brexit. De hecho, la tasa de empleo se sitúa en su nivel más alto desde 1971 y este lunes la Bolsa de Londres marcó máximos de los últimos 16 meses, aunque se deba al desplome de la libra provocado por la gasolina del Banco de Inglaterra.
Una política monetaria expansiva impulsa la renta variable, al suponer una inyección de liquidez en la economía. Es decir, que se penaliza el ahorro y se fomenta el consumo y, por lo tanto, el endeudamiento. Además, el banco central británico emula a su homologo en la UE (el BCE) y compra los títulos de deuda que emiten las empresas. Por eso suben las Bolsas.