Los ‘banqueros de Dios’: ¿dónde y cómo invierte el Vaticano?
El papa Francisco reformó al Banco del Vaticano durante sus 12 años al frente de la Iglesia
La estrategia de inversión de la Santa Sede se centra en tres organismos clave

El legado del papa Francisco al frente de la Iglesia católica también será financiero. «El dinero debe servir, no gobernar», manifestó el pontífice, que durante su mandato estableció una hoja de ruta para movilizar el Banco del Vaticano hacia un sistema de inversión más ético. Esto incluyó la creación de la Secretaría de Asuntos Económicos de la Santa Sede, un regulador financiero cuyo papel es auditar a la Iglesia y aumentar la transparencia.
Cuándo el cardenal argentino Jorge Maria Bergoglio, que en 2013 se convertiría en el papa Francisco, tomó el timón del Vaticano, propuso reformas radicales a la Iglesia católica, en ese entonces tiznada por varios escándalos relacionados con el blanqueo de dinero y la malversación de fondos. Una de sus reformas fue establecer la publicación de informes anuales, cuya meta era crear un Banco del Vaticano más transparente.
Algunos de sus logros fue elevar los beneficios del Banco del Vaticano, disparados un 40% entre 2022 y 2023 según las cuentas anuales de la entidad, y a establecer nuevas medidas de inversión «basadas en la fe para inversores católicos». No obstante, el Vaticano aún está lejos de la meta que imaginaba el papa. La Iglesia dispone de dos fondos congelados valorados en 2,1 millones de euros al cierre de 2024, según el último informe del regulador.
¿Cómo invierte el Vaticano?
El núcleo financiero del Vaticano se centra en el Instituto para las Obras de Religión (IOR, por sus siglas en italiano), más conocido como el Banco del Vaticano, fundado en 1942. Esta entidad se ocupa de los asuntos financieros del Vaticano, que incluye tanto la inversión en instrumentos financieros como bonos soberanos, y maneja además la remuneración de los empleados. Según el IOR, la Iglesia Católica obtuvo un beneficio neto de 30,6 millones de euros al cierre de 2025, y mantiene 5.400 millones de euros en activos totales de sus 12.361 clientes a escala global.
Además, está la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (o APS, por sus siglas) que maneja las inversiones inmobiliarias del Vaticano. Esto puede incluir todo: desde sus propiedades en Roma o Londres a las acciones que la Iglesia lleva en su cartera. En este sentido, el Vaticano maneja, tanto de forma directa como indirecta, 4.249 propiedades en Italia, el 92% de ellos en Roma. También tiene 1.200 propiedades esparcidas por Londres, París, Genova y Lausana, en Suiza, que varios filiales manejan.
¿En qué invierte?
La Iglesia católica invierte de forma más defensiva y adversa al riesgo, y desde la llegada del papa Francisco la consigna oficial del Vaticano es invertir sólo «en activos que se alinean con los valores católicos». Aunque la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica no declara de forma pública las acciones que mantiene, alcanzó un superávit de 27,6 millones de euros al cierre del último ejercicio a través de sus distintas inversiones en bonos, acciones, oro, divisas y otros instrumentos financieros conservadores.
La Iglesia, según explica en un comunicado, invirtió «sus fondos en valores internacionales, títulos de renta fija y otros activos financieros caracterizados por una exposición limitada a la renta variable». Luego, en cuanto al mercado de deuda, optó por «un vencimiento medio reducido del segmento de renta fija de unos cuatro años, y un alto nivel de liquidez precautoria». El Vaticano tenía, al cierre del último ejercicio, 732.490 bonos de vencimiento a medio plazo.