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El aviso de una experta sobre el dinero que tienes en el banco: «En un año perderás…»

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Blanca Espada

Guardar el dinero en el banco, en una cuenta corriente o de ahorro sin moverlo, puede sonar prudente. Sobre todo en momentos de incertidumbre económica, donde muchas personas buscan mantener lo poco o mucho que tienen en un lugar que, en apariencia, les transmite seguridad. Pero la realidad financiera que vivimos hoy está empezando a sacudir esa idea de dinero a buen recaudo.

La economista y divulgadora Natalia de Santiago ha lanzado un mensaje directo que ha encendido las alarmas entre quienes prefieren no arriesgar sus ahorros: tener el dinero parado en el banco, simplemente sin hacer nada con él, puede suponer una pérdida económica silenciosa pero constante a lo largo de los años. Y lo más preocupante es que muchas personas no son conscientes de ello hasta que es demasiado tarde. En un podcast reciente de CaixaBank, De Santiago ofreció una explicación sencilla pero muy clara. No es una cuestión de opiniones ni de especulaciones financieras: el dinero en una cuenta bancaria, si no se mueve ni se invierte, pierde valor año tras año debido a un enemigo que todos conocemos: la inflación.

El aviso de una experta sobre el dinero que tienes en el banco

La inflación no es un concepto lejano que sólo afecta a economistas o grandes inversores. Nos afecta a todos. Cada vez que sube el precio de la cesta de la compra, del transporte, de la energía o de cualquier otro bien o servicio, nuestro dinero pierde poder adquisitivo. Es decir, con la misma cantidad, compramos menos. Y esto, aunque tengamos la misma cifra en nuestra cuenta bancaria, significa que somos más pobres.

Algo que ha dejado claro la economista Natalia Santiago: La inflación no perdona, y aunque no veamos desaparecer el dinero de la cuenta, sí vemos desaparecer su capacidad para cubrir nuestras necesidades y deseos futuros. «Te estás enfrentando a pérdidas del 30 y 40% de tus ahorros», explica.

La experta también pone este ejemplo que nos permite entender bien qué pasa cuando no mueves el dinero durante años: «Si tú tienes 1.000 euros en el banco, dentro de un año habrás perdido 30. En dos años, 50; en tres, 70; y en cinco años ya habrás perdido más de 100 €». Y no porque el banco te quite nada, sino porque esos mil euros ya no valen lo mismo en el mundo real.

Es una erosión lenta, pero constante. Y lo más grave es que pasa desapercibida para muchos. Uno mira su cuenta y sigue viendo la misma cantidad, sin darse cuenta de que con ese mismo dinero, cada año podrá comprar menos cosas. Es como si el valor se esfumara sin dejar rastro.

La falsa sensación de seguridad puede salir muy cara

En tiempos de incertidumbre (económica, política, incluso social) como los que se viven, es comprensible que muchas personas adopten una actitud conservadora con sus finanzas pero, como advierte De Santiago, puede estar generando un daño mucho mayor que el miedo al riesgo.

El problema es que esa supuesta seguridad es sólo aparente. No invertir, no buscar formas mínimamente rentables de proteger nuestros ahorros, puede costarnos ese 30% o incluso un 40% de su valor a largo plazo. La experta añade que en 20 años, por cada 1.000 euros inmovilizados, habremos perdido más de 300 en términos reales. Y si hablamos de cantidades mayores, la pérdida puede ser más que significativa.

Esta es una advertencia especialmente importante en un momento donde la inflación, aunque con altibajos, sigue estando presente en nuestras economías. Y no parece que vaya a desaparecer a corto plazo. Por tanto, mirar hacia otro lado o dejar el dinero quieto y seguro puede ser, paradójicamente, una de las decisiones más arriesgadas.

¿Qué alternativas tenemos entonces?

No se trata de lanzarse a invertir sin conocimiento ni de asumir riesgos desmesurados. El mensaje de Natalia de Santiago no es alarmista, sino educativo. Lo que intenta es que comprendamos que dejar el dinero parado también es una decisión financiera… y que tiene un coste real. Por eso, es mejor valorar otras opciones, incluso conservadoras, que al menos protejan nuestros ahorros de la pérdida de valor.

Hoy en día existen alternativas accesibles: desde depósitos a plazo fijo que ofrecen cierta rentabilidad, hasta fondos de inversión conservadores o productos indexados que diversifican el riesgo. También hay opciones que permiten pequeñas inversiones periódicas, diseñadas para personas sin grandes conocimientos financieros. No hace falta ser experto, solo informarse bien y, si es necesario, pedir asesoramiento.

Por supuesto, cada situación personal es distinta y no hay una única solución para todos. Pero lo que sí es universal es el efecto de la inflación: da igual cuánto dinero tengas o en qué banco lo guardes, si no haces nada, cada año tendrás menos. Y ese dato no es una opinión, sino una realidad matemática.

Por eso, mensajes como el de esta experta aunque incómodos, son más necesarios que nunca. Porque si entendemos cómo funciona la economía en nuestro día a día, podremos proteger mejor lo que tanto nos ha costado ahorrar. Y sobre todo, podremos usarlo en el futuro de la forma que nosotros elijamos.

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