Los analistas creen que el BCE y la Fed eludirán abordar en junio la retirada de estímulos
La recuperación económica y el repunte de la inflación vuelven a poner sobre la mesa la posibilidad de que los bancos centrales empiecen a planificar la retirada de estímulos, aunque los analistas descartan pasos concretos en las reuniones que el Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal de EEUU (Fed) celebrarán en junio.
Gestoras y otras entidades financieras coinciden en que los bancos centrales abordarán esta cuestión «con pies de plomo», porque cualquier error de comunicación podría provocar una rabieta de los mercados («taper tantrum»), y creen que probablemente dejarán pasar el verano, al menos hasta finales de agosto, para confirmar si el repunte de la inflación es transitorio.
Los analistas también comparten que la retirada de los estímulos monetarios («tapering») comenzará antes en EEUU, donde la recuperación es más sólida, que en Europa, y que la reducción de las compras de activos precedería a una eventual subida de tipos. El temor de los inversores a la retirada de estímulos ha llegado a tal punto que los datos macroeconómicos positivos, sobre todo si superan lo previsto, se traducen en caídas en las bolsas y en subidas de las rentabilidades de la deuda.
Esta misma semana ha ocurrido tras conocerse los datos de actividad en Europa y EEUU (los llamados PMI, índices de gestores de compras) y la evolución positiva del mercado laboral estadounidense. Por el contrario, el mal dato de ventas minoristas en Alemania fue recibido con alivio por los inversores, ya que, en su opinión, alejaba una eventual retirada de estímulos.
Estados Unidos y Europa
Nadie discute que la retirada de estímulos está en el ambiente, en especial en EEUU. «Se está empezando a generar un debate interno en los consejos de los bancos centrales», apunta José Lizán, gestor de Magnum Sicav en Solventis. No obstante, las situaciones en Europa y en EEUU no son comparables.
«No esperamos un cambio de sesgo del BCE en la reunión del 10 de junio», apunta Lizán. «El BCE va a tratar de retrasar todo lo posible hablar de la retirada de estímulos monetarios. En Europa no esperamos nada hasta bien entrado el año 2022», explica. En la misma línea, Ignacio Cantos, director de Renta Variable de ATL Capital, afirma que el BCE «seguirá con la política de estímulos hasta, al menos, 2022».
«Hasta que se recuperen los niveles de empleo y se consiga una recuperación económica sostenida, no se va a apretar para reducir los estímulos», subraya. Según Thomas Hempell, jefe de Análisis Macro y de Mercado de Generali Insurance AM, «aunque los halcones del BCE presionarán», las recientes intervenciones de la presidenta, Christine Lagarde, «sugieren que el banco central europeo se andará con pies de plomo en la reunión de junio».
Monex Europe, empresa especializada en el cambio de divisas, cree que en ese encuentro el BCE «pasará de largo» sobre los datos de inflación, pero prestará atención a otros indicadores macroeconómicos, como la caída de las ventas minoristas en Alemania. A su juicio, en este «débil contexto de recuperación en Europa», la política monetaria del BCE «tiene un largo camino por delante».
En un informe reciente, ING señala que el BCE «no podrá evitar la discusión sobre la retirada de estímulos durante mucho tiempo», pero recuerda que «la sola mención de esa posibilidad podría impulsar la rentabilidad de los bonos y socavar la recuperación económica».
Por ese motivo, añade ING, «todos los ojos estarán puestos» en lo que el BCE comunique sobre el ritmo de compra de activos, que se aceleró en marzo para hacer frente al repunte de los intereses.
Otro elemento destacable será, según ING, la evaluación del BCE sobre las condiciones de financiación en la zona del euro.En resumen, ING considera que la próxima reunión del BCE «podría estar repleta de información reveladora pero probablemente no de acciones tangibles».
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