Alejandro Lafarga (Madrileña Red de Gas): “El biometano es clave, pero España debe agilizar permisos”
"Los permisos pueden tardar entre dos y siete años, y eso es inaceptable”

El biometano se consolida como una de las grandes esperanzas para acelerar la descarbonización en España, pero su desarrollo real avanza mucho más lento de lo que desearían las empresas energéticas. Así lo ha explicado Alejandro Lafarga, CEO de Madrileña Red de Gas, durante una entrevista en el programa de OKDIARIO El Foco, dirigido por María Zabay, en la que ha reclamado mayor rapidez administrativa, más certidumbre regulatoria y un impulso decidido a una tecnología que, asegura, reúne todos los ingredientes para transformar el modelo energético del país.
Lafarga cree que el biometano representa una oportunidad «fascinante» por su capacidad para convertir residuos en energía renovable, reducir emisiones y aprovechar infraestructuras ya existentes. España cuenta con una de las redes de gas más extensas y modernas de Europa, así como con calderas que están técnicamente preparadas para funcionar con biometano sin que el consumidor tenga que asumir inversiones adicionales. El mayor reto, no obstante, sigue siendo el coste actual del combustible y la lentitud en el desarrollo de nuevos proyectos.
El directivo recuerda que las inversiones energéticas se planifican «a 20 años vista», por lo que requieren certidumbre y estabilidad, y lamenta que la burocracia continúe siendo el freno que más preocupa al sector. «Los permisos pueden tardar entre dos y siete años, y eso es inaceptable”. Una crítica directa a la excesiva complejidad administrativa que afecta tanto a proyectos energéticos como industriales o de minería.
Según Lafarga, el problema no radica únicamente en la carga burocrática, sino también en cómo se gestiona. Entiende «que las administraciones están para controlar, pero se han de exigir plazos». Propone establecer una ley de silencio administrativo que permita avanzar automáticamente si la administración no responde en un periodo determinado (por ejemplo, cuatro meses), evitando así la parálisis que hoy afecta a múltiples iniciativas, incluidas las relacionadas con el biometano.
La falta de respuesta institucional
Lafarga asegura que conoce casos de empresas con proyectos de biometano completamente parados a la espera de contestación administrativa. A ello se suma la contestación social en algunas zonas, derivada en parte del manejo de residuos y del impacto percibido por los ciudadanos. No obstante, destaca también algunos modelos de éxito como la planta de Valdemingómez, en Madrid, que «ha logrado resolver sus efectos colaterales y funciona perfectamente».
El CEO de Madrileña Red de Gas cree que prácticamente todas las grandes compañías del sector (incluidas Enagás, el Canal de Isabel II y operadores energéticos nacionales) están impulsando iniciativas de biometano, por lo que existe una oportunidad inmediata para mejorar la independencia energética del país, reducir emisiones y transformar un problema (la acumulación creciente de residuos) en una fuente de energía renovable. «Hay que reciclar, pero este uso es especialmente interesante porque nos da independencia energética y es totalmente renovable».
Lafarga lanza un mensaje directo: el biometano debería situarse en el centro de las políticas energéticas y, para ello, es imprescindible que las administraciones agilicen procesos, den seguridad jurídica y faciliten que las empresas puedan invertir y operar con rapidez. En un momento de transición ecológica, España «no puede permitirse perder una oportunidad que ya está madura técnica y estratégicamente».
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