Yo vi jugar a Rafa Nadal

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Rafa Nadal celebra una victoria en los Juegos de Río. (Getty)
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

Rafa Nadal es uno de los españoles más grandes que en la historia han sido. A la altura de Cervantes, de Miguel Servet, de Picasso o de los Reyes Católicos. Parece increíble que un país llamado España que ha dado a luz a seres como Belén Esteban, Bárcenas o Paquirrín también tenga en su nómina de hijos predilectos a Rafa Nadal, cuyos valores deberían ser de enseñanza obligatoria en los colegios como las matemáticas o la geografía.

Rafa siempre se supera a sí mismo. Da igual que lleve dos meses sin competir y que llegue a los Juegos Olímpicos convaleciente de una lesión en la mano. Por cierto, en la mano con la que sujeta la raqueta con puño de hierro. Rafa siempre compite, siempre lucha, siempre pelea hasta el último punto. Porque Rafa Nadal nunca se rinde.

Rafa Nadal somos todos, mejor dicho, Rafa Nadal es como todos querríamos ser, pero no sólo nos falta talento, también nos falta esfuerzo, sacrificio, mentalidad, sufrimiento y liderazgo para ser Rafa Nadal. Por eso Rafa es único, irrepetible, heroico y por eso todos estamos orgullosos de que Rafa sea uno de los nuestros. Un español que nos hace llorar cuando suena nuestro himno, el himno de todos, y cuando pone nuestra bandera, la bandera de todos, en lo más alto del podio. Porque Rafa Nadal es España.

Pasarán los años y nos haremos viejos. Será entonces cuando les contemos a nuestros nietos, con lágrimas en los ojos y orgullo en el corazón, una batallita de un chico de Manacor que se convirtió en superhéroe. Una batallita que comenzará diciendo: «Yo vi jugar a Rafa Nadal».

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