Villar cambió los estatutos para indultar al Barça por el cochinillo a Figo en plenos pagos a Negreira
Ángel María Villar cambió los estatutos de la Federación Española de Fútbol ad hoc y «por sorpresa» para beneficiar al Barcelona en el año 2003. José María Enríquez Negreira ya había empezado a cobrar por sus informes arbitrales al club culé y también había iniciado una relación de influencia dentro del organismo federativo controlando a los colegiados y relacionándose con las altas esferas.
El entonces vicepresidente del Comité Técnico Arbitral era una figura muy influyente en el ámbito federativo como número dos de Victoriano Sánchez Arminio siendo el encargado de calificar las actuaciones de los árbitros y comunicándoles ascensos y descensos de categoría. Enríquez Negreira, tal y como ha dejado claro en un burofax, extendía sus servicios al Barcelona –por los que cobró más de siete millones de euros– a otros ámbitos «con años de tantos favores prestados» y «confidencias compartidas» en las presidencias de Joan Laporta, Sandro Rosell y Josep María Bartomeu.
Según ha podido saber OKDIARIO, el árbitro fue fundamental para conseguir evitar el cierre del Camp Nou durante dos jornadas tras los lamentables incidentes que vivió Luis Figo el 23 de noviembre de 2002 con el lanzamiento de múltiples objetos, una botella de whisky y hasta la cabeza de un cochinillo.
Villar sintió la presión del Comité Técnico Arbitral en este momento aceptando realizar un cambio de estatutos futuro que sorprendió a todo el mundo. Hay que recordar que la organización arbitral presidida por Victoriano Sánchez Arminio durante un cuarto de siglo siempre estuvo del lado de Villar en su mandato en la Federación, incluido cuando tuvo una férrea oposición en las elecciones de 2004.
Dilataron para cambiar los estatutos
Los miembros del Comité de Competición se decantaron por la clausura del recinto culé por dos encuentro el 10 de diciembre de 2002 tras los graves incidentes, además de una multa accesoria de 4.000 euros, indicando el acuerdo que se fundaba en «incidentes graves de público».
Dicha sanción fue ratificada el 27 de diciembre de 2002 por el Comité de Apelación. El Barça siguió recurriendo y ganando tiempo acudiendo al Comité Español de Disciplina Deportiva (CEDD) –antecesor del Tribunal Administrativo del Deporte (TAD)– recibiendo la desestimación de su recurso el 21 de marzo de 2003.
Cuando parecía que no había escapatoria, el Barça recurrió a la Justicia Ordinaria para dilatar todavía más el proceso esperando que el presidente de la Federación, a propuesta del ex presidente culé Joan Gaspart, consiguiese sacar una reforma del artículo 118. La Asamblea federativa aprobó en ese año una reforma consistente en que ya no hubiesen más cierres de instalaciones y que en su lugar se pagasen multas económicas con fecha de 18 de julio de 2003. El cierre se había evitado.
Los culés, tras el tremendo esperpento que supuso el caso Figo y sobre todo el desprestigio que supuso para la Liga española, finalmente terminaron pagando una ridícula multa de 4.000 euros por aquello. Enríquez Negreira, pese a no ser el actor principal de la película, pudo dejar constancia de que sus servicios ya pagados tenían una relevancia de nivel en el ámbito federativo. Villar cedió ante las presiones para que aquellos acontecimientos quedasen totalmente impunes.