Tenis

El tenista con autismo que ha subido más de 300 puestos en el ranking tras estar dos años apartado por dopaje

Jenson Brooksby se alzó con el ATP 250 de Houston tras vencer en la final a Tiafoe

Escala 335 posiciones en el ranking un tenista que fue diagnosticado con autismo cuando era niño

Brooksby
Brooksby posa con el trofeo del torno de Houston. (Getty)

Cuando el revés de Tiafoe se estampó con la red, Jenson Brooksby dejó caer su raqueta sobre la arcilla de Houston mientras le mostraba al horizonte una sonrisa de esas que rezuman liberación. En la ciudad texana pone fin a la pesadilla que lleva viviendo desde enero de 2023. El estadounidense ha visto la luz tras imponerse a su compatriota, Francis Tiafoe, en la final del torneo 250 de la ciudad texana y completar un retorno inmejorable.

Brooksby aterrizó como invitado en la fase previa del torneo y en su camino hasta alzar el trofeo ha levantado hasta cinco bolas de partido en total. Taro Daniel, Tabilo, Kovacevic, Tommy Paul y el mencionado Tiafoe dan fe de la nueva luz de Brooksby. La sombra del dopaje le oscureció durante dos años, el tiempo que se mantuvo inactivo por no estar localizable en tres controles antidopaje en un año.

«Gracias a mi equipo, desde la ronda previa hasta el punto de campeonato. Ha sido muy intenso, así que gracias por ayudarme cada partido y cada día a conseguirlo. Además, el apoyo ha sido increíble desde la previa. Me ha encantado este ambiente y es genial poder volver a competir en Texas», afirmaba con el trofeo entre sus manos un emocionado Brooksby.

Su triunfo en Houston le convirtió en el tercer tenista con ranking más bajo en alzar un título ATP. Lo consiguió siendo el 507 del mundo, puesto que ha abandonado con la victoria en Texas. Arriba en la posición 172, un salto de 335 plazas. En lo que iba de 2025 sólo sumaba tres victorias y en Houston ha logrado cinco, prácticamente el doble. Aunque todavía lejos del puesto 32 que llegó a ocupar antes de la sanción.

La de Brooksby es una historia de superación dentro y fuera de la pista. Cuando era niño le diagnosticaron autismo y pasaba 40 horas semanales con terapeutas para empezar a hablar, algo que no consiguió hasta los cuatro años. «Mi madre nunca se rindió e hizo todo lo posible por ayudarme. No estaría donde estoy sin ella. Soy un afortunado por tener padres que rechazaron rendirse. Obviamente es un tema personal que, incluso con personas con las que te puedas sentir muy cómodo, no es algo como para citar en una conversación», explicó.

Brooksby describe al autismo como una «gran fortaleza» que en «momentos de presión» en la cancha, ya que le permite «concentrarse muy bien en detalles específicos durante un largo período», pero también «lo hace más difícil» cuando se siente frustrado por en algún momento. «Sólo quiero que la gente me conozca por quien soy realmente. El autismo es sólo otra parte de mí. He estado mucho tiempo sin jugar y he tenido muchas cosas que pensar», asegura.

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