Sara Carbonero deja sin habla a sus 3 millones de seguidores con su última foto

«Hoy me he levantado así. Muy 80s. Luego os digo la crema que utilizo», ha escrito Sara Carbonero en su cuenta oficial de Instagram. Pero lo que más ha llamado la atención no son esas palabras, sino la fotografía que las acompaña, una imagen que ha dejado sin palabras a sus casi tres millones de seguidores y que ha revolucionado las redes. La foto en cuestión es un primer plano de la periodista, mujer de Iker Casillas, cuando era una niña muy pequeña. 

Una tierna estampa que ha enamorado a sus ‘followers’, y entre ellos a numerosas influencers, algunas incluso se han quedado sin palabras y han contestado solo con emoticonos ante la belleza de esa pequeña Sara Carbonero que la comunicadora  ha mostrado en sus redes sociales. Por ejemplo, Georgina Rodríguez ha reaccionado enviándole unos corazones.

 

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«Guapa», «linda» o «muñeca» son otros de los piropos que ha recibido Sara Carbonero tras publicar esa fotografía. La periodista, afincada de nuevo en Madrid tras volver de Oporto junto a Iker Casillas y sus hijos, ha retomado su actividad profesional en lo que se refiere a la comunicación como colaboradora en Radio Marca y lo compagina con otros proyectos que está llevando a cabo, la mayoría relacionados con el mundo de la moda.

Una Sara Carbonero que hace unos días también fue noticia por su manera de hablar y recordar el complicado episodio del infarto de Iker Casillas. «Yo estaba en Cádiz por trabajo. Volamos con total normalidad hacia Madrid, donde yo tenía una escala de treinta minutos hasta coger otro avión a Oporto. A los cinco minutos de salir por la puerta, Ana volvió a entrar y me dijo: ‘Sara, tranquila. A Iker le ha dado un infarto’. Solo recuerdo coger el teléfono inmediatamente. Primero llamé a Iker, aunque era muy poco probable que me respondiera. Tampoco me respondieron el médico del Oporto ni Sandro Pereira -seguridad del equipo- y era raro», contó.

«Cuando aterrizamos me fui al hospital. No me acuerdo ni cómo subí (…) Cuando vi a Iker en la camilla tumbado se me partió el alma. Aunque él estaba bien, vi mucha preocupación y mucho sufrimiento en la habitación y en los médicos. Se palpaba. Le cogí la mano. Fue una cosa como muy instintiva, porque quería tocarle. Ya no me separé de él hasta que me echaron del hospital». Por suerte, la pareja ha superado con éxito este año, el más duro de sus vidas, pues ella también ha superado su batalla contra el cáncer.