PRIMERA DIVISIÓN / JORNADA 21

Oblak y Memphis obran un milagro

El portero esloveno evitó la derrota con paradas decisivas

El delantero holandés marcó el gol de la victoria en el minuto 89

Savic sufrió su tercera expulsión en lo que llevamos de 2023

El resultado no oculta el pésimo partido del equipo, superado por el Celta

Oblak Memphis
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Tomeu Maura
  • Tomeu Maura
  • Redactor jefe de Deportes en OKBaleares, 40 años en la profesión cumplidos en 2023 tras más de media vida en El Mundo

Balaídos fue tierra santa para el Atlético, bendecido por un milagro ungido por Jan Oblak y Memphis Depay. El portero esloveno sostuvo al equipo con paradas inverosímiles y el delantero holandés se encontró en lugar adecuado en el momento preciso para darle al equipo en el minuto 89 una victoria que ni los más optimistas podían imaginar porque el Celta se lo estaba comiendo. Mal partido rojiblanco con incomprensibles decisiones de su banquillo, en especial el cambio de Griezmann que hundió al equipo y lo dejó a merced del rival.

La victoria es balsámica para el Atlético, pero lo sucedido en el campo no hace sino reproducir los males que hace ya dos temporadas que acosan a esta plantilla, y que se resumen en su evidente falta de gol y en su fragilidad defensiva. El Celta no marcó porque se estrelló contra Oblak y el travesaño, pero ganará 99 de 100 partidos que juegue como éste. No es el camino adecuado para pelear por una tercera plaza que, pese al resultado, sigue pareciendo un objetivo casi inalcanzable si no se produce una catarsis inmediata.

Dispuesto a ahuyentar a sus fantasmas de un manotazo, el Atlético apareció en Balaídos dejándose ver desde que el balón se puso en movimiento y no tardó en explotar la profundidad de su banda derecha, con Nahuel y Llorente, para llegar arriba lo antes posible. De hecho, con apenas un minuto cumplido Morata obligó a Iván Villar a intervenir con acierto. La acción estaba invalidada por fuera de juego del delantero madrileño, pero le sirvió al Celta para comprender que estaba obligado a mantener la concentración desde muy pronto.

No fue un mal arranque para el Atlético, que durante un rato dio la impresión de que el 0-1 era sólo cuestión de tiempo. Llorente tuvo en ese tramo la mejor ocasión del partido, en un disparo a bocajarro que se estrelló contra las partes blandas de Tapia. El peruano quedó tendido en el suelo aullando de dolor mientras el madrileño lamentaba su falta de puntería. Mientras, Simeone en la banda miraba al suelo, consciente de lo mucho que le cuesta a su equipo llegar al gol.

Poco a poco el Celta fue saliendo de la cueva. Carles Pérez tomó la moto por la banda derecha, Iago Aspas empezó a entrar en el partido y el medio campo lo aglutinó Gabri Veiga, un proyecto de futbolista importante al que le sobran recursos y juventud. Con la media hora recién cumplida Aspas llegó hasta la línea de fondo y Nahuel tuvo que llegar al límite para evitar en el segundo palo el remate de Larssen. Poco después Carles Pérez soltó un latigazo desde fuera del área que obligó a Oblak a enviar a córner, en la definitiva demostración de que el choque estaba ya muy igualado, situación que se mantuvo hasta el final de una primera parte de extremo equilibrio.

Consciente de que era imprescindible dar un paso hacia adelante, Simeone tiró de galones en el descanso y dio entrada a Carrasco por Pablo Barrios, permitiendo así acercar a Griezmann a la zona de media punta liberándolo de su trabajo en la banda. Los efectos del cambio no tardaron en notarse. A los dos minutos de la reanudación Morata enganchó un disparo de gol a su entrada en el área, pero la mano que metió abajo Iván Villar fue prodigiosa.

Convertido en dominador del partido, el Atlético repitió las mismas sensaciones que en el arranque del primer tiempo, pero de nuevo el Celta volvió a bajarle de la nube, y ahora de forma mucho más contundente. A los 56 minutos un pase de Galán dejó a Iago Aspas solo ante Oblak. El delantero resolvió con un disparo de calidad que superó al esloveno, pero no le imprimió la suficiente fuerza y el portero evitó in extremis que el balón rebasara por completo la línea de gol. Simeone no quiso esperar más: Memphis entró en el campo y Morata lo abandonó. Carvalhal no se quedó parado y el suizo Seferovic reemplazó a Larssen. Mucho más críptica resultó el siguiente movimiento del Cholo, que retiró a Griezmann para reemplazarlo por Correa.

Sin el francés en el campo el equipo cayó en picado y el Celta, oliendo la sangre, se fue a por el gol. A los 72 minutos Savic forcejeó con Seferovic y la caída del suizo fuera del área la interpretó Figueroa Vázquez como tarjeta roja ante la indignación rojiblanca. De nada sirvieron las protestas porque el montenegrino se fue al banquillo mientras Aspas colocaba el balón para ejecutar la falta y mandar su disparo al travesaño. El rebote le cayó a Gabri Veiga, que sin advertir que Oblak estaba en el suelo resolvió con un remate muy alto.

Totalmente roto, el Atlético fue engullido por un Celta desatado que había percibido que estaba ante una gran oportunidad. Carles Pérez volvió a obligar a Oblak y Aidoo, tras un saque de esquina, remató fuera. Simeone, sin más alternativas, recurrió a Saúl para, por lo menos, retener un punto. No había tenido aún el ilicitano oportunidad de pisar el campo cuando un pase de Carles Pérez lo remató contra su propia portería Reinildo para que de nuevo Oblak resultara decisivo.

El Celta maldijo su mala suerte y Simeone respiró aliviado, pero aún estaba por llegar lo más inesperado. A los 89 minutos un balón largo encontró a Carrasco en la banda izquierda. El belga amagó, consiguió un poco de espacio y soltó un disparo que no llevaba peligro, pero la trayectoria del balón tropezó en el pie de Aidoo y se convirtió en un pase fantástico a Memphis que, solo en boca de gol, no tuvo más que girarse y convertir el 0-1 ante la estupefacción de todo Balaídos, que no se creía lo que estaba pasando.

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