Lopetegui sí que tiene ocho apellidos vascos

Lopetegui, Agote, Aranguren, Arteaga, Eizmendi, Kalparsoro, Usabiaga y Ugartemendía. No le falta ni uno al entrenador del Real Madrid. Julen tiene sus ocho apellidos vascos como Koldo, el personaje al que daba vida Karra Elejalde, reclamaba en la mítica y desternillante película.

No podía ser de otra manera para un hombre nacido Asteasu, un pueblo del interior de Guipúzcoa de 1.494 habitantes. Allí el ex seleccionador español tiene su hogar, en la misma casa en la que nació su madre, sus tres hermanos y él mismo. En el lugar donde todavía vive su padre José Antonio Lopetegui, mítico levantador de piedras, y donde pasan tiempo sus hijos cuando sus responsabilidades se lo permiten.

Ese hogar que hoy es un txoko familiar, en la niñez de Julen fue una conocida casa de comidas que levantaron a base de duro trabajo sus padres y en la que el entrenador y sus hermanos echaban una mano cuando les requerían. Allí aprendieron unos valores y se forjó una unión que se mantiene en el día de hoy.

El técnico está tremendamente arraigado a sus raíces. En Asteasu se crió, allí creció y comenzó a jugar al fútbol, aunque antes había jugueteado con la pelota vasca. En tierras de frontones, Lopetegui llegó a despuntar en su infancia ganando varios torneos regionales, aunque el pelotari de la familia terminaría siendo su hermano Joxean, para disgusto de su padre. Julen prefirió jugar al balón, en concreto pararlo, aunque José Antonio le hubiese preferido ver luciendo en el frontón antes que bajo palos.

De la pelota vasca a la pelota de fútbol

De hecho, no le vio vestido de corto hasta que fichó por el Castilla, filial del Real Madrid, en 1985, donde llegó procedente del filial de la Real Sociedad, equipo al que iba a ver de pequeño junto a su íntimo amigo Javi. En Atocha disfrutó de una escuadra txuri-urdin de época, donde jugadores como Perico Alonso, Zamora, Satrústegui o López Ufarte formaron la mejor Real de la historia.

En Madrid, concretamente en la antigua Ciudad Deportiva del Paseo de La Castella, comenzó su carrera como futbolista. Tras tres años en el filial madridista, saldría de la península para jugar un año en Las Palmas a las órdenes de David Vidal, un histórico de los banquillos españoles. Volvería un año más tarde al Real Madrid para formar parte del primer equipo, aunque nunca terminaría de tener minutos. Tan sólo jugó un partido ante el Atlético de Madrid.

Se tuvo que cruzar el Logroñés en su camino para encontrar su mejor versión. En Las Gaunas disfrutó del fútbol y rindió a un nivel tan alto que le permitió ir convocado al Mundial de Estados Unidos con España como tercer guardameta, por detrás de Zubizarreta y Cañizares. Tras la cita internacional ficharía por el Barcelona, donde tampoco gozó de protagonismo. Dos partidos en tres años. Su última etapa como futbolista fue en el Rayo Vallecano.

Formado en La Fábrica

Tras colgar las botas, su primera experiencia en los banquillos fue, precisamente, en el Rayo, aunque no tuvo éxito y terminó siendo cesado antes de que terminase la temporada. Los franjirrojos descendieron a Segunda B aquella temporada. En 2006 pasaría a formar parte del organigrama del Real Madrid ocupando el cargo de responsable de los ojeadores internacionales. En 2008 dejaría las oficinas para volver sentarse en un banquillo, concretamente en el del Castilla. En el filial madridista estuvo un año.

En 2010 arrancaría su primera etapa como trabajador de la Real Federación Española de Fútbol. Hasta 2014 entrenó a la selección española sub-19, sub-20, sub-21 y olímpica. En estos años ganó un Europeo sub-19 y sub-21. En 2014 dejaría Las Rozas para fichar por el Oporto, donde estuvo dos años en los que no ganó nada. De hecho, no llegó a terminar su segunda temporada.

Su última etapa ha sido en la selección española absoluta. Cogió las riendas del equipo de todos tras la Eurocopa de Francia siendo el relevo de Vicente del Bosque. Tenía como objetivo de regenerar el equipo y lograr la clasificación para el Mundial de Rusia. Tras hacer con éxito ambas cosas, fue cesado por Luis Rubiales, presidente de la RFEF, a dos días de que España arrancase el campeonato.