Laporta lo juega todo a los pagos en diferido
Por fin ha acabado un mercado de enero en el que las noticias y rumores no han parado de sucederse. El principal protagonista ha sido un Barcelona que se ha mostrado especialmente activo y comunicativo. Laporta no dudaba en prometer en público y privado fichajes a una parroquia necesitada de nuevas ilusiones ante la decepcionante temporada vivida hasta el momento y el verano en el que Messi dejó de ser jugador del Barça.
Finalmente han sido 4 nuevas incorporaciones: Alves, Adama, Ferran y Aubameyang. Salvo el caso Ferran, hablamos de fichajes de jugadores que en condiciones normales no habrían llegado al Barcelona puesto que no vivían buenos momentos, pero las circunstancias obligan y el objetivo hoy no es ganar la Champions o la Liga sino quedar entre los 4 primeros en el campeonato doméstico. Por tanto, el análisis debe centrarse en si estas novedades le acercan o no más a su principal objetivo. Parece que sí.
Mucha gente se pregunta cómo han sido posibles estas llegadas. Aparte de la salida de Demir y Coutinho, el Barça ha logrado que estos jugadores que no estaban a gusto en sus clubes o incluso no tenían equipo como Alves, lleguen a Can Barça en condiciones económicas bastante competitivas para el club presidido por Laporta. A pesar de eso, el Barça ha precisado hacer dos operaciones de ingeniaría financiera para burlar la normativa de control económico de la Liga.
El primer caso es el de Umtiti, un jugador transferible que de repente pasó a renovar hasta 2026. De querer sacarle a renovarle casi de por vida. Evidentemente había truco. El enorme salario que tenía pendiente de cobrar el francés hasta 2023, pasaba a dividirse entre más temporadas provocando un ahorro automático para esta temporada. Ambas partes acuerdan que en 2023 se podrá resolver el acuerdo y pagarle a Umtiti todo lo debido.
En el caso de Aubameyang se vuelve a repetir la misma operativa. Firma hasta 2025 con 32 años y con un salario por temporada bastante bajo con el objetivo de encajar en la normativa de límite salarial. De nuevo ambas partes acuerdan que en 2023 se podrá resolver la relación pagándole al gabonés todo lo acordado hasta 2025. Es muy probable que Aubameyang haya hecho un sacrificio económico para pasar de un Arsenal en el que estaba apartado, a un Barça que es un club mucho más atractivo y por el que podrá recibir otro tipo de ingresos.
Parece evidente que, si finalmente se confirmase la salida de ambos jugadores en 2023, estaríamos hablando de algo parecido a un fraude de ley. Ya saben, algo artificioso, pero con apariencia legal para poder eludir una norma. Probablemente la Liga, como órgano regulador, no puede hacer presunciones de este tipo y debe atenerse a lo estipulado en los contratos. Porque es cierto que ambos jugadores podrían cumplirlos en su totalidad y no habría entonces nada artificioso en los mismos. Estaremos atentos.