Ramón tenía razón

Enríquez Negreira y el escándalo que se puede llevar al Barça por delante

Barça Enríquez Negreira
El Barcelona ha puesto en duda la integridad de la competición.
Ramón Álvarez de Mon

El Barça pagó a Enríquez Negreira, vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros, la suma de 1,4 millones de euros durante los años 2016, 2017 y 2018 y lo hizo a través de una sociedad creada por el propio Negreira. Poco después, y a partir de las declaraciones de Bartomeu y Rosell, hemos sabido que esta práctica se viene produciendo, como mínimo, desde 2001 totalizando lo percibido por esta empresa en más de 7 millones de euros.

Comentaba ayer Andújar Oliver, ex árbitro de la época, que el hijo de Negreira acostumbraba a llamar a los árbitros en los partidos que se disputaban en el Camp Nou, los llevaba a comer y les dejaba en el Camp Nou. «Algunos ingenuos a lo mejor se dejaban engatusar», dijo en tono irónico.

La justificación de esos pagos sería la emisión de informes arbitrales con el objetivo de que el Barça «no saliese perjudicado por decisiones arbitrales». Son palabras textuales de Negreira en su declaración ante Fiscalía. El Barça ha reconocido esos servicios contratados y ha tratado de poner el foco en la prensa por el momento en el que sale esta información. Algo parecido como apuntar al dedo y no a la luna. Para hacernos una idea, mientras el ex árbitro Segura, que tiene contratado el Barça como delegado, gana en torno a 25.000 euros anuales, Negreira cobraba en un solo mes unos 45.000 euros. ¿Cómo podían tener tanto valor esos informes?

Quien les escribe ha estado bastantes años hablando sobre las anomalías estadísticas que tenía el Barça en relación con las decisiones arbitrales durante muchos años. Datos a los que tenía acceso gracias a varios tuiteros madridistas que los ofrecían ante ante el silencio de muchos. Por sospechosa que pudiera ser esa desviación, no es preciso ya sacarla a la luz ante la gravedad de los hechos probados y reconocidos por las partes. El Barça contrataba a uno de los jefes de los árbitros. Es suficiente ya este simple hecho para empezar a valorar sanciones ejemplares.

Por supuesto cabe investigar mucho más. La Federación, que ya ha manifestado su voluntad de personarse, la Liga y el CSD tienen mucho que investigar y decidir. También la Fiscalía. La integridad del fútbol español está en tela de juicio y nadie puede rebatir con fundamento lo contrario. Sólo una actuación transparente puede reponerle su honor al fútbol español.

Imaginen que voy a ser juzgado y contrato los servicios de un miembro del Consejo General del Poder Judicial para que me asesore cómo ganar el juicio en función del juez que vaya a decidir mi futuro. No sólo sería feo, como esgrimen algunos, sino algo punible y digno de castigo. No me parecería un simple conflicto de intereses, que ya de por sí sería de una enorme gravedad.

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