El Real Madrid mantiene la muñeca caliente en Kazan (77-81)

El líder de la Euroliga ejerció como tal para superar el frío, las bajas y el máximo anotador de la competición en su visita a Kazan. El Real Madrid no se congeló en el Basket Hall Kazan y se impuso al Unics por 77-81 con una actuación coral digna de un candidato al título. No tuvo el mejor de sus partidos Sergio Llull y tampoco destacó en la anotación Luka Doncic –a pesar de sus 20 de valoración–, pero la plantilla madridista está confeccionada para responder a las adversidades y confirmó su liderato antes del parón. Ya son ocho consecutivas.

Un apagón defensivo marcó el inicio del partido, en el que los blancos debieron remar después de 12 puntos recibidos de manera consecutiva que provocaron el tiempo muerto con el consiguiente cabreo de Laso, para poner las pilas. El Real Madrid quería la octava victoria consecutiva y defendiendo así iba a ser imposible, por lo que Gustavo Ayón se puso el traje de superhéroe para comenzar a producir en ambos aros y reducir la desventaja.

El desacierto de Llull fue compensado por la combinación entre los pívots madridistas y la falta de circulación de balón de Unics, demasiado dependiente de Langford y Colom, bien cerrados por una defensa del Madrid que ya había comenzado a funcionar como en los últimos partidos, y con ella el marcador se igualaba al máximo al final del primer cuarto.

La segunda unidad madridista, con un impresionante Luka Doncic al mando, tomó la iniciativa en el juego y pronto también en el marcador, abriendo las grietas de un Unics Kazan que demostró por qué es uno de los peores conjuntos de la Euroliga. La espectacularidad de Anthony Randolph se tradujo también en eficacia, logrando que sus highlights pusieran la máxima en el partido para los visitantes, muy cómodos antes del descanso.

El frío de Kazan pareció introducirse en el Basket Hall y contagiar solo a los jugadores del Real Madrid, que sufrieron un cortocircuito coincidente con la resurrección de Keith Langford en el partido. El norteamericano, baluarte indiscutible de Unics, se las arregló para martillear una y otra vez el aro madridista, hasta poner a su equipo por delante en el marcador. La ventaja se había esfumado pero el partido continuaba vivo a falta de los últimos diez minutos de juego.

La reacción se esperaba y no tardó en llegar. Sostenidos por el pilar en el que se ha convertido Hunter para los momentos sin Ayón en pista y con Randolph y Carroll en modo francotiradores para hacer inútiles los intentos de Quino Colom de mantener vivo el partido. El dominio en el rebote y la sobriedad de un grupo campeón sellaron una victoria, la octava seguida, que dejará una vez más congelado el liderato de la clasificación, dominio exclusivo del Real Madrid.