Alcaraz – Sinner: la final de la nueva era en Roland Garros
Será la primera final de Grand Slam entre ambos tenistas
Ambos han ganado todas las finales de major que han disputado: uno romperá su racha
El dato que hará histórica la final de Roland Garros 2025 entre Alcaraz y Sinner

El público de la Philippe Chatrier asiste este domingo (15:00) a un duelo en lo desconocido. No por desconocimiento entre los rivales, pues las raquetas de Alcaraz y Sinner hace tiempo que bailan como la mejor pareja del tenis, sino por la altura del partido. Nunca antes se habían enfrentado en una final de Grand Slam. En Roland Garros inauguran una cota que está llamada a repetirse incesantemente.
Con más argumentos todavía tras paso al lado de Djokovic en París. «Puede que haya sido mi último partido aquí», aseguró tras caer con Jannik en semifinales. La afirmación no conlleva la retirada, más bien esclarece su elección a la hora de qué torneos disputar. Estrategias aparte, el ocaso del serbio cierra un periodo en el tenis y el auge de Alcaraz y Sinner abre otro. Como si se pasase de la Edad Moderna a la Contemporánea.
El español y el italiano mantienen una rivalidad constructiva. Si uno golpea, el otro lo hace más fuerte a continuación. Sirvan los Grand Slam de 2024 como ejemplos. El italiano mordió el Open de Australia, el murciano respondió retozándose sobre la tierra batida de Roland Garros y el pasto de Wimbledon y de nuevo el de San Cándido contestó precintando el US Open. Es un toma y daca constante.
No sólo para ganar, también en la manera de hacerlo. El ejemplo es esta edición de Roland Garros. Que Sinner barre a Rublev, Alcaraz hace lo propio con Tommy Paul. Que uno juega, el otro ‘espía’. El tiempo convertirá en emblemática la imagen de Sinner, junto a su equipo, observando en el gimnasio la semifinal de Alcaraz contra Musetti. Todos concentrados buscando por donde hacer daño al murciano, que en este Roland Garros no ha sido tan dominador como el italiano.
Sólo el mencionado encuentro contra Tommy Paul y el estreno ante Zeppieri estuvieron exentos de sinuosidad. En el resto se dejó siempre un set y momentos zozobra. Dzumhur fue el mejor ejemplo de ello. Un tenista de 33 años más cerca del top 100 que del 40 le sumergió en una espiral de incertidumbre cuando el español se había llevado las dos primeras mangas en poco más de una hora. Dos duró el desenlace.
Alcaraz domina a Sinner
Pero Alcaraz ganó, su mayor virtud en esta superficie y en este torneo es esa, que gana. Lo hace siendo superior, a medio gas e incluso cuando se le aparecen sus fantasmas. En Roland Garros ha conseguido ganar su batalla interna. Ha sabido volver cuando la frustración le ha invadido en pleno partido. Sinner ha golpeado con puño de hierro a todo con el que ha compartido pista, pero en la final tiene a un purasangre que sabe reducir su tenis.
Alcaraz domina la era más moderna de la rivalidad. Se ha impuesto en los cuatro enfrentamientos directos más recientes, el último de ellos fue un golpe de autoridad. En la final de un Masters 1.000, en Roma y ante el público del italiano. Primer set disputado y segundo arrollador. Ahora la altura es mayor, en toda una final de Grand Slam. Uno de los dos sufrirá un frenazo, pues ambos han salido victoriosos en todas las finales de major que han disputado hasta el momento.
«Luchamos por este tipo de situaciones, pero intentamos no darlo por
hecho, aunque con 22 años haya llegado a cinco finales. Sabemos que
esto no tiene por qué ser igual o mejor en el futuro. Así que le
damos el valor que se merece, como si fuera la primera. Es lo bonito.
No pensar en el pasado, vivir el momento, apreciar estar en una final
de Grand Slam sin dar nada por hecho», asegura el tenista murciano.
El duopolio del tenis habla español e italiano. Alcaraz y Sinner están regenerando el deporte de la raqueta y situando su rivalidad a la altura de las otras solemnes parejas. Björn Borg y John McEnroe. Nadal y Federer. Nadal y Djokovic. Pete Sampras y Andre Agassi. Chris Evert y Martina Navratilova… Ese camino sigue la de Alcaraz y Sinner, los dos bastiones del actual tenis. En Roland Garros se topan con la cota más alta de su antagonismo. Frenazo para uno y acelerón para otro. No hay más porvenir.