Tenis: Roland Garros

Alcaraz se convierte en leyenda en Roland Garros con una remontada imposible contra Sinner

El murciano se levanta para remontar dos sets tras firmar una exhibición de coraje y pundonor

Carlitos se lleva una guerra de casi 5 horas y media

Historia del tenis mundial: así ganó Carlos Alcaraz su segundo Roland Garros

Alcaraz
Alcaraz levante el trofeo de Roland Garros.

El público de la Philippe Chatrier asistió absorto al aterrizaje de Alcaraz en la gloria. Un vuelo de cinco horas que tuvo turbulencias, sinuosidad, pero que acabó con el murciano retozándose por la tierra batida. Redefine Carlitos lo imposible tras firmar un ejercicio de pasión, fe y remontada. Cómo sólo él es capaz de hacer aunque nunca hubiera hecho antes lo de levantar dos sets de desventaja. Arrodilló (4-6, 6-7, 6-4, 7-6, 7-6) a un Sinner que por momentos fue una máquina perfecta. Dejó escapar tres bolas de partido, o mejor dicho, se las negó Alcaraz. El deporte en general y el tenis en particular inscriben el 8 de junio de 2025 con letras de oro. El día que el campeón revalidó su corona en Roland Garros de la manera más épica posible.

El duopolio del tenis habla español e italiano. Carlos Alcaraz y Sinner están regenerando el deporte de la raqueta y situando su rivalidad a la altura de las de otras solemnes parejas. Björn Borg John McEnroe. Nadal y Federer. Nadal y DjokovicPete Sampras Andre AgassiChris Evert Martina Navratilova… Ese camino sigue la de Alcaraz y Sinner, los dos bastiones del actual tenis.

Vencen como ellos y compiten como ellos. La final en París recordó por momentos cualquier enfrentamiento entre los tenistas anteriormente mencionados. Lenta, planificada, con los esfuerzos más destinados a no cometer errores en lugar de hallar golpes ganadores. Especialmente en el inicio. Escenario que le venía mejor a Sinner que a Alcaraz al venir de tres meses de inactividad por la sanción por dopaje. Cabe recordar que sólo se había dejado ver por Roma. Donde fue superado en la final por el murciano, por cierto.

«Esa derecha no puedo hacerla. Es de revés. ¿Por qué hago lo contrario?», se preguntaba Carlitos, que no encontraba soluciones a los problemas lanzados por Sinner desde el otro lado de la pista. El italiano le martilleaba el revés y aceleraba después con la derecha. Atacaba primero y preguntaba después.  Y Alcaraz no respondía desde el otro lado de la pista. Mejor dicho, no respondía de la manera adecuada.

¿Pero existía una contestación ideal en ese momento? La pregunta carece de respuesta incluso una vez acabado el partido porque en ese momento Sinner lanzaba la cuestión cargada de argumentos. Saque potente tanto abierto como a la T, derecha ganadora, revés cruzado preciso, velocidad de piernas para subir a la red, buenos paralelos… Primer set ganado (6-4) e inercia favorable. Nadie rebatía la tesis del italiano. Sólo Alcaraz, abrazado a sus tres ‘C’ se rebelaba. Cabeza, corazón y cojones.

Tener el resultado en contra no conllevaba un mal partido del murciano. Simplemente estaba siendo superado, pero ni mucho menos sometido. No obstante, sí tenía aspectos a pulir. Especialmente la toma de decisiones y clarividencia de ideas. Buscaba el juego cruzado cuando el juego invitaba a buscar el paralelo y abusaba de la dejada el día con menos acierto que de costumbre.

Alcaraz y una reacción de campeón

A contracorriente y contra un muro, pero ahí que seguía Alcaraz, obligando a Sinner a sacar la mejor versión. No es sencillo mantenerse metido dentro del partido cuando el rival roza la perfección. El italiano arrollaba, pero con menos poderío del que se esperaría una vez visto su juego. Le negaba el dominio definitivo el murciano, que le quebró en su última oportunidad del segundo set para forzar el tie break.

Comenzó bien la muerte súbita, con mayor porcentaje de primeros, pero se sumergió en los paralelos de Sinner. Potentes y ajustados para abrir una distancia demasiado larga. Cuatro bolas de set. Alcaraz salvó tres, pero a la cuarta fue la vencida (7-6). Segunda manga y sensaciones para el italiano. Eran momentos de zozobra para el murciano, al que hasta las condiciones meteorológicas le jugaban malas pasadas. «El viento está siendo un remolino», le decía a su equipo.

«Eres una roca», le replicaban en búsqueda de una reacción. «Aguanta el momento», le pedía Ferrero. Y Alcaraz, alumno aplicado, se defendió como si cada punto fuera el último de su carrera deportivo. Era la única forma de seguir agarrado al partido. Campear el temporada y ya habría tiempo para soltar la muñeca. El murciano miró al lateral de la Philippe Chatrier como si la frase que tienen grabada sus palcos fuera su fuente de energía. «La victoria pertenece a los más tenaces».

Tanto aguantó Alcaraz, tanto se defendió, que cuando vio la puerta entreabierta la derribó y luego preguntó. «Si se puede», le gritaba la grada. «Carlos, Carlos». La situación había cambiado. Levantó tres bolas de partido y luego se llevo un tie break que fue cayó como una losa en el italiano. La inercia le permitió quebrarle al inicio de la manga definitiva y ahora sí, era momento de soltar la muñeca.

Porque a Sinner, que daba señales de fatiga a medida que avanzaba el encuentro, se le juntó con el cansancio mental. De haberlo tenido en la mano a ver como el trofeo cambiaba de lado. Sacó entonces Alcaraz sus dejadas, que ahí si entraban y Jannik ni corría a por ellas. No podía, pero se mantenía agarrado con lo que le quedaba. Con las fuerzas que le quedaban en la derecha le dio para forzar el super tie break. Prolongó el desenlace, pero no pudo evitar que Alcaraz le arrollara y se llevara un partido para la historia.

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