Si incluyes el atun en tu dieta debrías leer esto

La actividad pesquera relacionada con la captura del atún se ve influenciada por los movimientos de sus bancos en los océanos. Recientemente, un estudio ha revelado una conexión entre la calima proveniente del desierto del Sáhara y las migraciones del atún.

Según este estudio, la deposición del polvo de la calima en el océano tiene un impacto significativo en la alimentación y el crecimiento del zooplancton, lo que desempeña un papel crucial en la cadena alimentaria marina.

¿Qué relación existe entre la pesca del atún y la calima?

La migración del atún está estrechamente relacionada con el ciclo estacional de la deposición de polvo del Sahara en el Océano Atlántico. Esta deposición, rica en nutrientes, estimula el crecimiento del zooplancton, que a su vez sirve como alimento para diversas especies marinas, incluyendo larvas de peces, moluscos, cefalópodos y grandes depredadores.

Los atunes listados, en particular, siguen el movimiento de la calima, migrando a lo largo de las aguas del Atlántico para aprovechar las condiciones alimenticias generadas por esta deposición de polvo sahariano. Dicho movimiento ha sido denominado migración atlántico-sahariana del atún listado por los investigadores.

Este fenómeno tiene importantes implicaciones económicas y pesqueras, dado que el atún listado es una de las especies más comerciales y capturadas en el Atlántico, con un promedio de 253.000 toneladas al año. El investigador Sergio Rodríguez, del CSIC, señala que la calima se desplaza siguiendo la circulación atmosférica, y los atunes listados lo hacen debajo de esta corriente de polvo.

El polvo del Sahara aporta nutrientes esenciales al océano Atlántico, como hierro, fósforo y oligoelementos, que son cruciales para el crecimiento del fitoplancton. Estos nutrientes son fundamentales en áreas conocidas como «desiertos azules», donde la baja presencia de nutrientes en el agua limita el crecimiento del fitoplancton.

La calima, al ser depositada en el océano, actúa como un fertilizante natural, enriqueciendo las aguas con nutrientes esenciales para el fitoplancton y, por ende, para toda la cadena alimentaria marina. Esta deposición de aerosoles atmosféricos tiene un impacto significativo en el ecosistema marino, favoreciendo la biodiversidad y la productividad en las áreas donde se produce.

El problema del mercurio

En las décadas de 1960 y 1970, el mundo se estremeció ante los horrores de la intoxicación por mercurio en Japón y otros lugares, lo que llevó a una acción global para reducir las emisiones de este metal tóxico. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, un estudio reciente encontró que los niveles de mercurio en el atún apenas han cambiado desde 1971 hasta 2022.

Los investigadores franceses sugieren que esto se debe a que el mercurio «heredado», acumulado en las profundidades del océano, está circulando hacia las aguas menos profundas donde el atún se alimenta. Pronostican que incluso con regulaciones más estrictas, se podrían tardar hasta 25 años para que las concentraciones de mercurio comiencen a disminuir en el océano, y aún más tiempo para que disminuyan en el atún.

El mercurio, resultado de actividades humanas como la minería y la quema de combustibles fósiles, contamina los océanos y se acumula en peces y mariscos. A pesar de los riesgos para la salud, el mercurio sigue presente en los alimentos y puede causar daños neurológicos y otros problemas.

El Convenio de Minamata de 2013, que busca erradicar el uso del mercurio, fue un paso importante, pero la investigación muestra que aún queda mucho por hacer. Aunque la regulación ha reducido las emisiones, los niveles de mercurio en el atún apenas han cambiado, lo que sugiere que el mercurio «heredado» sigue siendo un problema.

La extracción de oro a pequeña escala es una fuente significativa de contaminación por mercurio y sigue siendo legal bajo el Convenio de Minamata. Los expertos señalan la necesidad de reforzar las restricciones sobre el mercurio para proteger la salud pública y el medio ambiente. Sin cambios, el atún contaminado podría persistir hasta el próximo siglo.

Pescados

En España, algunos de los pescados con mayores niveles de mercurio por cada 100 gramos son el pez espada, el atún rojo, el lucio y el marrajo. Aunque estos pescados son populares en la gastronomía española, es importante consumirlos con moderación debido a su contenido de mercurio.

El pez espada, también conocido como emperador, es apreciado por su carne firme, pero puede contener entre 800 y 1000 microgramos de mercurio por cada 100 gramos. El atún rojo, otro favorito, puede tener entre 300 y 500 microgramos de mercurio en la misma cantidad.

En aguas dulces, el lucio es un pescado que puede contener niveles significativos de mercurio, llegando a oscilar entre 200 y 400 microgramos por cada 100 gramos. Por último, el marrajo, un tipo de tiburón, puede contener entre 480 y 730 microgramos de mercurio en la misma cantidad.

Para reducir los riesgos para la salud asociados con la exposición al metilmercurio, es importante conocer las especies de pescado y marisco que pueden contener una mayor cantidad de este elemento tóxico para la salud.