¿Por qué se come pavo en la cena del día de Acción de Gracias?
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El Día de Acción de Gracias, o «Thanksgiving» en inglés, es una de las fiestas más importantes de to el año en Estados Unidos y Canadá. Se trata de un día en el que se agradece a Dios, a la familia, a los amigos y a la vida por las bendiciones y los logros obtenidos durante el año. Acción de Gracias también es una gran ocasión para compartir una cena, en la que el plato principal es el pavo relleno, acompañado de otros alimentos típicos como el puré de patatas, la salsa de arándanos, el pan de maíz y el pastel de calabaza. Pero, ¿por qué se come pavo en Acción de Gracias? ¿Cuál es el origen de esta costumbre?
El pavo de es más que un simple alimento; es un símbolo cultural y de identidad para Estados Unidos y Canadá. Representa valores como la diversidad, tolerancia, cooperación, libertad y gratitud, reflejando la influencia de las diferentes culturas que han formado estas naciones. Además, tiene un significado personal para cada familia, ya que simboliza amor, respeto y tradición. El pavo es una forma de mantener viva la memoria de generaciones pasadas, mientras se disfruta del presente y se espera el futuro, fortaleciendo los lazos familiares y celebrando la unidad.
¿Por qué se come pavo en Acción de Gracias y cuál es su origen?
El origen del pavo de «Thanksgiving» se remonta al siglo XVII, cuando los primeros colonos ingleses llegaron a América del Norte en busca de libertad religiosa y de nuevas oportunidades. Estos colonos, conocidos como los ‘peregrinos’, se establecieron en la zona de Plymouth, en el actual estado de Massachusetts, donde tuvieron que enfrentarse a un clima duro, a enfermedades, a escasez de alimentos y a conflictos con los nativos americanos. Sin embargo, gracias a la ayuda de los indios wampanoag, que les enseñaron a cultivar maíz, calabazas y frijoles, y a cazar y pescar, los colonos lograron sobrevivir y cosechar sus primeros frutos.
Para celebrar su éxito y agradecer a Dios y a los indios por su apoyo, el gobernador William Bradford organizó una fiesta de tres días en el otoño de 1621, a la que invitó a unos 90 indios y a unos 50 colonos. Esta fiesta se considera el primer Día de Acción de Gracias de la historia, aunque no se llamó así hasta mucho después. En esa ocasión, se comieron diversos alimentos, como venado, pato, ganso, pescado, marisco, maíz, calabaza, frutos secos y bayas. No hay evidencia de que se comiera pavo, aunque algunos historiadores creen que es posible que hubiera algún ejemplar entre las aves que se cazaron.
El pavo de «Thanksgiving» se popularizó gracias a la influencia de algunos escritores, como Charles Dickens, que lo mencionó en su novela «Un cuento de Navidad», o Sarah Josepha Hale, que lo describió en sus cuentos y que hizo una campaña para que el Día de Acción de Gracias fuera una fiesta nacional. Finalmente, en 1863, el presidente Abraham Lincoln proclamó el último jueves de noviembre como el Día de Acción de Gracias.
En 1939, el presidente Franklin D. Roosevelt cambió la fecha al cuarto jueves de noviembre, para alargar la temporada de compras navideñas. En Canadá, el Día de Acción de Gracias se celebra el segundo lunes de octubre, en conmemoración de la expedición de Martin Frobisher en 1578.
La preparación del pavo de ‘Thanksgiving’
La preparación del pavo de ‘Thanksgiving’ es un ritual que requiere tiempo, paciencia y habilidad. Hay muchas formas de cocinar el pavo, pero la más tradicional es al horno, relleno de una mezcla de pan, cebolla, apio, mantequilla, huevos, hierbas y caldo. El pavo se sala, se pimienta, se unta con mantequilla y se espolvorea con especias, como tomillo, romero, salvia y laurel. Se rellena la cavidad con la mezcla de pan y se cierra con palillos o con hilo de cocina.
Se coloca el pavo en una bandeja para hornear, rodeado de verduras y frutas, como zanahorias, cebollas, apio, manzanas y naranjas, que le darán sabor y jugosidad. Se cubre el pavo con papel de aluminio y se hornea durante unas tres o cuatro horas, dependiendo del tamaño, regándolo con los jugos de la bandeja cada media hora. Se retira el papel de aluminio y se hornea durante media hora más, hasta que el pavo esté dorado y la temperatura interna alcance los 75ºC. Se saca el pavo del horno y se deja reposar durante 20 minutos antes de trincharlo.
El pavo de Acción de Gracias se sirve con el relleno y las verduras y frutas asadas, y se acompaña de otros platos típicos, como el puré de patatas, la salsa de arándanos, las judías verdes, el pan de maíz y el pastel de calabaza. También se suele preparar una salsa de pavo, hecha con los jugos de la bandeja, harina, mantequilla y caldo, que se sirve caliente sobre el pavo y el puré.