Ni el tamaño ni la especie: el sencillo truco para saber la cantidad de sol que deben recibir tus cactus
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Los cactus son hoy uno de los mejores compañeros verdes en hogares y oficinas, en parte por su fama de plantas resistentes y de bajo mantenimiento. Esto derivó en que muchos dejen de lado su cuidado, incluyendo cuestiones sensibles como la iluminación. Saber la cantidad de sol que deben recibir tus cactus es clave para mantenerlos a raya.
En muchos casos, se parte de una idea errónea: que todos los cactus deben recibir sol directo. La realidad es que la familia de los cactus es muy amplia, y sus necesidades varían. Aunque todos requieren luz en buena cantidad, no todos toleran la misma intensidad ni duración de exposición solar.
¿Cuál es el truco para saber la cantidad de sol que deben recibir tus cactus?
Más allá de consultar la especie exacta, existe una regla práctica que permite estimar el sol que deben recibir tus cactus. Esta tiene relación con la cantidad y disposición de sus espinas:
- Cuantos más pinchos tenga un cactus, mayor tolerancia al sol directo.
- Cactus con pocas o ninguna espina requieren ubicaciones con luz tamizada o semisombra.
Esta correlación se explica por la función natural de las espinas. En las especies desérticas, las espinas densas no sólo protegen del calor extremo, también ayudan a reducir la pérdida de agua por evaporación. Actúan como una barrera contra la radiación solar.
Por eso, los cactus muy espinosos como las opuntias soportan bien el sol directo durante varias horas.
En cambio, los cactus con espinas escasas o muy pequeñas suelen proceder de hábitats menos expuestos, como zonas boscosas o tropicales. Estos toleran mejor la luz difusa y pueden quemarse o decolorarse si se exponen al sol intenso.
Todo depende de dónde está tu cactus: ¿Interior o exterior?
Cuando se cultivan en espacios interiores, la elección del lugar también condiciona el sol que deben recibir tus cactus. La recomendación general es:
- Colocar los cactus cerca de ventanas orientadas al Este, donde reciban luz suave por la mañana.
- Evitar la exposición directa durante las horas centrales del día, especialmente en verano.
En terrazas o jardines, conviene usar elementos que proporcionen sombra parcial en las horas de mayor incidencia solar, especialmente si se trata de cactus jóvenes o tropicales como el Schlumbergera truncata (cactus de Navidad).
¿Qué efectos podría provocar en un cactus una mala iluminación?
Uno de los signos más evidentes de que un cactus no está recibiendo la cantidad adecuada de sol es la etoliación. Este fenómeno ocurre cuando la planta crece de forma anormal buscando luz:
- Sus tallos se alargan y adelgazan.
- La planta se vuelve débil y pierde su forma original.
- En algunos casos, es necesario podar para corregir el crecimiento.
También es frecuente observar amarilleamiento o blanqueamiento en cactus expuestos a luz solar excesiva. Esta decoloración indica daño celular por exceso de radiación.
¿Cactus del desierto o cactus tropicales?
Aunque no es una clasificación botánica oficial, distinguir entre estas dos categorías resulta útil para ajustar el sol que deben recibir tus cactus:
- Cactus del desierto: espinosos, requieren luz solar directa. Ejemplos: Ferocactus, Echinocactus, Opuntia.
- Cactus tropicales o epífitos: menos espinosos, necesitan luz difusa. Ejemplos: Rhipsalis, Epiphyllum, Schlumbergera.
Saber en qué grupo se encuentra tu cactus puede marcar la diferencia entre un ejemplar sano o uno debilitado por un entorno inadecuado.
Otros detalles para saber la cantidad de sol que deben recibir tus cactus
Durante el verano, es recomendable sacar los cactus al exterior por unas horas para favorecer su desarrollo. No obstante, hay que hacerlo de forma progresiva y controlada. En invierno, deben mantenerse alejados de corrientes de aire frío y heladas.
La edad y el tamaño también importa. Los cactus más pequeños y jóvenes son más sensibles al sol directo. En cambio, los ejemplares adultos, ya aclimatados, soportan mejor condiciones exigentes.
Por último, más allá de la iluminación, no hay que olvidar que la luz y el agua están conectadas. Una planta que recibe mucho sol puede requerir riegos más espaciados, pero también más atentos a la evaporación.